Caernarfon
Cuando leía cosas sueltas con la intención de ir a Gales y vi el nombre de la localidad de Caernarfon ya debía de saber que la f galesa es equivalente a la v fricativa del inglés y del francés (en galés para que suene efe hace falta poner dos: ff), y pensé que alguna relación debía de tener con el lord Carnarvon que financió la aventura que fue el descubrimiento de la tumba de Tut-anj-amón. En efecto, el noble inglés era el quinto conde de Carnarvon, que es una grafía más anglófona de escribir el nombre del lugar, que estuvo en uso hasta los años setenta del siglo pasado (también Caernarvon). Queda empero un Carnarvon en Australia.
14.07.2013
El principal atractivo de Caernarfon es su gran castillo, que según he descubierto recientemente, es el lugar donde el orejudo sucesor del trono británico tomo posesión de su título y parafernalia galesa en el año lunar de 1969. Después de Beaumaris, Harlech y Criccieth, es el cuarto lugar con gran castillo por el que pasamos, todo sea dicho, sin llegar entrar en ninguno.
Así que fue llegar a la localidad costera, dejar el coche en un aparcamiento de supermercado, caminar cuatro calles un poco idas a menos, y llegar al centro neurálgico de la ciudad, entre el castillo la plaza mayor y el puerto. Tras hacer uso de los excelentes servicios públicos municipales, saltar al barco para dar una vuelta por el estrecho de Menai, y tres cuartos de hora después volver a tierra firme con el hambre de la travesía.
Y otra cosa no, pero la plaza mayor (llamada plaza del castillo, pero también Maes que es plaza en galés) estaba llena de establecimientos para saciar esa necesidad, así que volvimos al pescado y las patatas fritas, que deglutimos en un banco en el lado contrario de la plaza, porque comerlas en la terraza del antro costaba tres libras más. Diríase que había poco movimiento, no sé si porque el sitio es siempre así o si por ser verano y la hora de calor. La mayoría de las casas del centro de la ciudad necesitaban una mano urgente de pintura y la sensación que me queda es que la población ha visto días mejores. Aunque la estancia fue agradable, viajando por las islas británicas siempre me viene el pensamiento de que los mismos lugares, en invierno, han de ser bastante deprimentes. Pero como era julio y habíamos ido a pasárnoslo bien, lo conseguimos.
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