Para huir del bullicio del fin de semana de san Patricio nos alejamos del centro de Dublín a conocer la localidad de Skerries, cuyo nombre significa «escollos», la cual se encuentra en la costa a unos cuarenta kilómetros de la capital. Las infames líneas de Dublinbús necesitan hora y media para llegar al lugar, pero el tren te lleva en media horita. Camnando entre la estación y la playa se encuentra uno con unos molinos curiosos.
Luego tiene una playa no muy bien cuidada de pedruscos, que recuerda a la de Bray pero en pobre. Nada que ver con el paseo marítimo que le habrían hecho en latitudes mediterráneas. Digamos que Skerries acaba en una península a la que llaman isla, isla roja, y da al mar por ambos lados del itsmo. El tramo que queda más al sur es más playa propiamente dicha y el del norte es más rocoso. Aparte de la isla-península hay tres islotes cerca de la costa, a los que se puede llegar caminando con marea baja, aunque no sea recomendable hacerlo.
Ese paseo que hicimos debe de ser mucho más agradable en días soleados. En cualquier caso un día nublado sin lluvia y sin viento es lo que a estas alturas de la vida en este país considero buen tiempo. Luego llegamos a un puerto con pocos barcos, donde pudimos almorzar comida de pub.
Hay ocho o diez sitios en los que comer con vistas al mar. Por allí había un monumento a los que perdieron la vida en el mar en un parquecito bastante arreglado desde el que uno divisa ambos lados de la península.
Luego hemos seguido un poco por el lado norte de la costa, pero el tiempo parecía empeorar y nos hemos retirado hacia lo que puede considerarse centro urbano, que son dos o tres calles con algunas tiendas más y un poco más de movimiento. Mientras que en nuestra cultura un nucleo de población suele desarrollarse a partir de una plaza en las islas británicas el urbanismo suele ser algo más lineal y el punto de partida es la main street. Concretamente Skerries es bastante caótico con las alturas de los edificios. Una cosa que me sorprendió es que quedaran unas cuantas casitas de tipo cottage, con sus tejados de paja, que no sé cuánto incrementan el riesgo de incendio.
Después, como queríamos parar en Swords, hicimos la vuelta en bus y pudimos echar un vistazo a Rush y Lusk, que no nos parecieron precisamente maravillosas. Hemos tardado muchos años en venir a conocer esto que está practicamente al lado pero tenemos la intención de enmendarnos con otra excursión veraniega.
[…] es una joya que agarré en nuestro paseo por Skerries del otro día. A los angloparlantes hay que explicarles que la eñe es una letra por derecho propio […]
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