Ali y Nino

Ali und Nino (1937)

Hace ya más de seis años que leí una interesante entrada sobre el misterio de Essad Bey. Por mera coincidencia eso fue unos pocos meses antes de llegar al Transcáucaso, destino que nunca me había planteado. De las lecturas previas y posteriores al paso por Georgia, Armenia e incluso podía decirse que Azerbaiyán me quedó la voluntad de leer el «Ali y Nino» y con gran fortuna esta semana ha caído una traducción española en mi manos. Al parecer existen otras tres anteriores en castellano pero ésta es la más reciente (2012). De entre las varias versiones  cinematográficas debe de haber alguna más reciente aún.

La historia de amor entre una princesa georgiana y un noble azerí sirve muy bien para hacer comparaciones y alegorías  de la tensión compleja entre Oriente y Occidente o entre el cristianismo y el islam. Hay muchas frases muy interesantes a este respecto, pero la que me resulta más destacable es el alegado del padre de Ali Kan en el capítulo 22, no por nada específico de lo del choque de civilizaciones sino por cómo se puede observar el mismo fenómeno en muchos contextos políticos diferentes. El conflicto identitario empieza como conflicto interior :

«Eres un hombre valiente, Alí Kan. Pero ¿qué es el valor? Los europeos también son valerosos. Tú, y todos los que lucharon contigo, ninguno de vosotros sois ya asiáticos. Yo no odio a Europa. A mí Europa me resulta indiferente. Tú sí la odias, porque tú llevas dentro de ti un trozo de Europa. Fuiste a un colegio ruso, estudiaste latín, tu mujer es europea. ¿Acaso sigues siendo asiático? Si hubieras vencido tú, tú mismo hubieras introducido a Europa en Bakú sin darte cuenta. Da lo mismo que sean los rusos o nosotros quienes construyan las carreteras y abran las fábricas. No podía ser ya de otra manera. Cuando un hombre asesina a tantos enemigos con tal sed de sangre, ya hace tiempo que no es un buen asiático.»

La reacción identitaria la protagoniza siempre un mestizo que ya ha perdido la supuesta pureza ideal y pretende recobrar aquel pasado glorioso, que suele ser una ensoñación sin demasiado contacto con la realidad.

Luego lo de Occidente y el Islam. A mí me gustan estas metáforas novelescas porque le dan a uno la sensación (falsa) de que se puede comprender con un destello la complejidad de procesos históricos de gran calado. Por suerte y por desgracia esto no es así y en planteamientos como ¿cuáles son las diferencias entre Oriente y Occidente? no sólo las respuestas son bastante malas sino que lo más probable es que la pregunta y las categorías que pretende comparar también lo sean. Al menos invita a reflexionar, que no es poco.

En todo caso, es un bonito paseó por el corredor que va de Tiflis a Bakú, con excursiones al Alto Karabaj y hasta Teherán. Recomendable para quienes estén interesados en la historia del Imperio Ruso en Asia y en aquella visión romántica del Cáucaso como Far West que desde el principio dejó su impronta en la tradición literaria rusa.

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