La decadencia de España

Portada

He pasado varios meses arrastrando la lectura de la Historia de la decadencia de España que Cánovas del Castillo escribió sobre el siglo XVII español (1598-1700). Lo hizo en 1858 a la edad de 26 años (lo cual es especialmente admirable cuando uno piensa con qué andaba entreteniéndose a esa edad) antes de convertirse en uno de los grandes políticos españoles del siglo XIX. Aviso de que no lo voy a recomendar. Creo que sólo he podido acabarlo gracias a que lo tenía en el Kindle y así, a ratos de autobús de los que por desgracia no ando escaso, he ido tragando páginas y millas de un modo que llevando a cuestas el mamotreto de más de ochocientas páginas hubiera sido imposible.

Mi veredicto sobre el libro es bastante negativo y sí se me ocurre que una de las causas de la decadencia de España podría ser el haberse mirado a sí misma desde este ángulo y haber escrito Historia así. La erudición de Cánovas era monumental aunque me da la sensación de que no estaba demasiado bien estructurada.

Mi primera inclinación es por negar la mayor y suponer que quizá ni en su dorado siglo XVI España alcanzara tanta grandeza como se suele suponer. Este tipo de relato histórico basado en alianzas matrimoniales, batallas, tratados de paz e intercambio de territorios dista de ser la historia del país real. A mí me parece que quedan confundidos los intereses del país y la protonación con los de la casa reinante centroeuropea que los gobernaba.  No soy partidario del tipo de narración histórica que una vez oí denominar «acontecimental» (término horrible, soy consciente) por oposición a la historia social que nos hubiera explicado, qué sé yo, si el excedente de cereal en Castilla en el siglo XVI permitió la financiación de una flota, o cuantas calorías podía consumir al día un campesino en los diferentes reinos o cuán altos o bajos eran el indice de alfabetización y la tasa de mortalidad infantil.

Cánovas escribe desde un patriotismo decimonónico que hoy nos resulta patriotismo mal entendido y tiene ideas que en nuestra época resultan extrañísimas como que la frontera natural de España esté en los montes del Atlas o que Francia sea y siempre vaya a ser enemiga natural de España. La mera idea de que la grandeza del país se alcanza mediante la conquista de territorios lejanos y la guerra es en sí pensamiento decadente y causa de decadencia. La casa de Austria tendría muchos intereses en Lombardía y Flandes, pero los españoles ninguno. Todo lo que haya contribuido a retrasar la aparición de los españoles como sujeto político y todo lo que haya supuesto falta de desarrollo científico y mejora de las condiciones materiales de vida es, si no decadencia, atraso. Otra extraña idea canovista (las naciones no pueden prescindir del honor) siguió trayendo más decadencia al solar patrio en décadas por venir.

No recomiendo perder demasiado tiempo con este libro, pero sirve para echar un vistazo al estado de la historiografía a mediados del XIX y el marco cognitivo del que provino la acción de uno de los próceres españoles que marcaron su siglo. Creo que sería sencillo hacer un análisis de la decadencia de España en pocas páginas que fuera mucho más certero y en el que aparecieran mucho algunas palabras que aparecen poco el texto de Cánovas, como ciencia y comercio, y otras que no aparecen nada como absolutismo, analfabetismo y superstición.

Deja un comentario