Un siglo

28/06/2014

La mancha negra, que no mano negra

Hoy hace cien años que, en palabras de algunos, comenzó el siglo XX. También podemos asirnos al título de Zweig y decir que empezó a desmoronarse el mundo del ayer.. El Puente Latino sobre el Miljacka acabó llamándose Gavrilo Princip como el autor del crimen. La casa-museo que hace esquina es el lugar desde el que disparó al coche en el que iban el archiduque y su esposa. Concretamente desde un punto en la calle perpendicular al río que es donde hoy se encuentra la descriptiva placa que sustituyó a la de homenaje a Princip que hubo en el mismo lugar durante muchos años.

Durante los próximos cuatro años espero aprender bastantes cosas sobre la Gran Guerra. A mi modo de ver, mientras que aún podemos entender las causas de la Segunda Guerra Mundial e identificarnos con ciertos valores el problema de la Primera es que toda esa muerte se produjo como consecuencia de asuntos territoriales de imperios y dinastías que ya ni existen ni importan a nadie. Al menos podemos representar la muerte en la Europa de los años cuarenta como una victoria frente al nazismo, pero todos los cientos de  miles muertos para que Austria-Hungria siguiera teniendo un pie en los Balcanes o para ganar cien metros de frente en Verdún son futiles y difíciles de entender. El otro día comentábamos las 300.000 bajas en el frente del Isonzo, un escenario secundario, que incluso desde un punto de vista militar apenas sirvieron para nada.

Volviendo al Sarajevo de junio de 1914, hay un buen resumen del atentado en la Wikipedia, a mí me gustó leerlo hace años en el libro de Brian Hall sobre la descomposición del país imposible que era Yugoslavia y Enric González también lo contó muy bien en El Mundo la semana pasada. Hace poco hablamos del edificio de la Biblioteca Nacional de Bosnia-Herzegóvina, que en 1914 era el ayuntamiento en el que se celebró la recepción al heredero del trono austrohúngaro y su esposa. Después de pasar por Sarajevo descubrí que nuestros días en la histórica ciudad acontecieron exactamente cien años después de «la crisis bosnia», jugada diplomática mediante la cual Austria-Hungría se anexionó el territorio de Bosnia dejando a Serbia y Rusia con un palmo de narices. Puse unas pocas líneas y tengo unas cuantas fotos más de una ciudad que me resultó muy agradable a pesar de su historia sangrienta. En realidad, poder disfrutar de la vida en el escenario de tanta tragedia debería ser una alegría añadida. Más que de lápidas y placas y de los impactos de obús en las fachadas tengo el recuerdo del día apacible, frío y soleado; de la mezcla de estilos arquitectónicos y del olor a leña.