23 cosas que no le contaron sobre el capitalismo

29/04/2018

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Hace unos años había quedado con alguien en O’Connell st y mientras me refugiaba de la lluvia en Eason’s empecé a hojear 23 Things They Don’t Tell You About Capitalism de Ha-Joon Chang. Recuerdo haber leído el capítulo sobre cómo a la mayoría de los habitantes de los países ricos se les paga más de lo que se debería. La argumentación era muy buena aunque no ganaría unas elecciones. Yo tampoco podría ganarlas en España si dijera lo que creo del problema de las pensiones, pero la realidad está compuesta de verdades incómodas. En la parla común el capitalismo son los otros.

La semana pasada me he vuelto a encontrar con el volumen en la biblioteca local y he creído que sería una buena lectura de fin de semana. De hecho, de sábado, que son 260 páginas. Escrito en 2010 y siguiendo el espíritu del período inmediatamente posterior a la explosión de la crisis de 2008 quizá requeriría un actualización, pero los principios que se describen son más o menos permantentes. Hay una crítica de fondo al capitalismo financiero de libre mercado desde la perspectiva de quien cree que como la democracia entre los sistemas políticos el capitalismo es un sistema malo excepto si se lo compara con todos los demás.

En 2010 yo trabajaba para una compañía financiera que acabó en bancarrota. Los accionistas perdieron toda la pasta y muchos empleados el empleo y yo siempre he culpé todo aquello a los que la dirigían. Algún día contaré toda la historia de lo que vi. El capítulo 2 de este libro me ha hecho modular un poco mi opinión por lo que espero que mi reflexión final acabe siendo más rica.

Por lo demás, en general estoy bastante de acuerdo con casi todo lo que he leído. Me gusta mucho el capítulo 17 en el que se explica que por el mero hecho de invertir más en educación un país no se va a enriquecer. Este va un poco a la contra de uno de los tópicos más manidos en el debate social español, pero es invitable que cuando sólo se pregunta a un gremio sólo se oiga una cosa. No estoy muy convencido con el capítulo 11, África no está destinada al subdesarrollo, o sea con la teoría sí pero la práctica es más todo más complejo; o con el 12, los gobiernos pueden elegir ganadores, que es muy bonito hablar de los astilleros coreanos pero también podríamos hablar del programa espacial de Zambia en los años sesenta.

Lectura ligera que agradará a todos excepto a quienes aspirantes a derribar el capitalismo y a idólatras del libre mercado, pero de donde en el fondo tampoco se extraerá ninguna receta para resolver nada ya que la realidad opera en niveles más profundos que el plano esquemático.


La barbacoa

31/07/2016

Llevo toda la semana intentando recuperar el sueño perdido la noche del domingo al lunes, que aunque estuvo entretenida en Urgencias, no me ha permitido disfrutar de una semana en pleno uso de mis facultades mentales. Así pues, hoy mi cuerpo se ha vengado y me ha hecho despertar casi a las once. Para entonces la familia ya me había abandonado ya que sabían que mi plan del día era una barbacoa con unos compañeros de hace dos empleos.

Resulta que ya hacía un par de años que no nos juntábamos, desde aquella vez del restaurante griego, y a uno de ellos se le ha ocurrido hacer una barbacoa en su piso (esto a lo mejor suena raro en otros países, pero en Dublín es más o menos normal). Así he podido enterarme de cómo acabó fracasando por completo mi antigua empresa y de diversas corruptelas, chanchullos y cotilleos.

Uno de mis antiguos colegas acabó en Paypal, donde me ofrecieron trabajo hace años, empresa que acabó trasladando gran parte de sus operaciones a Dundalk, cerca de la frontera de Irlanda del Norte. Me dice que con lo del bréxit les va a ir de pena ya que la mitad de la gente de su oficina vive al otro lado de la línea.

Por cierto, que este irlandés ha llevado una botella de Etxeko patxarana. Yo tengo en casa sin abrir una que compré en el aeropuerto de Bilbao hará cosa de siete años. La querría regalar pero tampoco quiero envenenar a nadie. Ojalá un alma caritativa me indicara cuanto tiempo dura sin abrirse una botella de pacharán.

Yo he llevado unas belgas para la gente ya que sigo sin catar alcohol. Hemos comido unas buenas hamburguesas y unos pedazos de pollo. Había guitarras suficientes para hacer el tonto con estándares de jazz, así que el rato ha estado entretenido. En lo laboral se ha llegado al consenso de que el trabajo que hacíamos estaba bastante bien, comparado con lo que hay por ahí… así que por mi parte me tengo que alegrar de haber cambiado dos veces a mejor.


La compañía tal anuncia nosecuantos empleos

23/01/2016

En la presa irlandesa hay dos tipos de noticias que no suelo ver en la española y que se dan con una frecuencia inusitada. Uno es la cantidad de gente que muere en incendios domésticos. El otro, que voy a tratar hoy, es algo que se vende como noticia aunque en realidad seguramente se trate de notas de prensa corporativas. El formato es el que encabeza esta entrada: «La compañía X anuncia que va a incrementar sus operaciones en Irlanda lo cual supondrá la creación de N puestos de trabajo».

A todo el mundo le gusta una noticia así. No estoy seguro de si la propia empresa es la más interesada. En parte es probable que se haya ganado el favor de los poderes públicos del país a cambio de la promesa de generar empleo. También las autoridades se ven beneficiadas por las buenas nuevas. Por último, a los periodistas les están haciendo el trabajo gratis. Los lectores están encantados. En realidad ni siquiera se dan cuenta de que cuando una multinacional crea 100 empleos en Irlanda sólo 20 de esos van a ser para irlandeses. Eso sí, probablemente los mejores.

Lo peor de todo es que nadie se encarga luego de verificar si esos empleos acaban existiendo o no. Por ejemplo, la compañía para la que yo empecé a trabajar hace ahora diez años planeó una ampliación de estas en 2007 e incluso arrendó el edificio contiguo. Se hizo una inauguración de esas a la que vino el consejero delegado, que era un escoria, desde los EEUU y llamaron al ministro y en la prensa salió que se iban a generar 450 empleos. Al año siguiente, con la famosa crisis aquella que entonces era de las hipotecas subprime y que ahora es la misma pero tiene otros nombres, todo aquel cuento de la lechera se fue al garete. Según se fue reduciendo la plantilla el personal que estaba en el otro edificio volvió al viejo y acabamos siendo menos gente que al principio. Pero eso ya no salió en ningún periódico.

Sé que os estoy descubriendo la rueda, pero es un buen hábito no creerse todo lo que uno lee.


Viernes santo en Belfast

16/03/2015

Ya ni me acuerdo de la razón por la que hice estos cuadros que he encontrado en una carpeta. Son fotos de la última vez que estuve en Bélfast, en 2007, que ya hace un puñadito de años. Estoy bastante seguro que era para poner algo aquí, pero también de que no era lo que voy a escribir ahora. La razón del viaje es que mi compañero de fatigas laborales de por aquel entonces y servidor estábamos obligados a tomarnos un festivo español en el trabajo, viernes santo que no era festivo en Irlanda, y como hacía bueno lo aprovechamos saliendo para allá.

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Entra la primera vez allá por el siglo pasado y ésta última pude percibir una notable mejoría en la ciudad y como desde entonces hasta ahora han pasado otros tantos años me imagino que debe de estar mejor todavía. Tengo curiosidad de ir para ver cómo ha quedado el barrio del Titánic. Incluso estoy dispuesto a entrar en el famoso museo, a pesar de que esa historia no me apasiona.

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Tengo como cuatro o cinco imágenes grabadas de Bélfast, la entrada en el puerto llegando en el barco de Stranraer, el tour en taxi negro por Bélfast Oeste con la gente con la que fui en el 2000, la derrota futbolística aquella cuando parecía que en toda la vida no íbamos a hacer nada más que perder y una actividad lúdica que hemos llevado a cabo en varias de las ocasiones, que es echar unas pintas en el elegante The Crown, corona de la ciudad.

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Esos recuerdos, así como los vinculados a la famosa supersardina, los conecto todos con personas concretas. Luego hay tres o cuatro sitios que no me dicen tanto de otra gente como de ellos mismos: el jardín botánico, el reloj dedicado a Alberto el marido de la reina Victoria, un extraño ejemplo de arquitectura socialista que es el edificio de un sindicato y una estatua muy fea de unas tipas y máquinas de escribir que queda justo al lado del Hotel Europa, que es como decir al lado de la estación para tomar el autobús de vuelta a Dublín.

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Cena griega

19/07/2014
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Souvlaki

Las pocas veces que he comido en un restaurante griego me ha gustado la experiencia. Son comidas por lo general ligeras y que me recuerdan mucho a cosas que también se comen en España. Ha sido una feliz coincidencia que hubiera un encuentro previsto con mis compañeros de fatigas del curro anterior la semana en que han decidido echarnos del actual. Al menos ya tengo un par de posibilidades apuntadas de sitios a los que ir a parar, aunque ninguna sea ideal, pero bien decía Tootsie que no creía en el infierno sino en el paro.

En Dublín hay un restaurante griego con nombre de isla jónica en el que se puede cenar incluso en fin de semana por 20€ y son dos platos postre y café. Es un precio que no está nada mal, para lo que es este mercado. De primero calamares fritos como los que ustedes españolitos de a pie ya conocen, después la brocheta de pollo llamada souvlaki (con patatas fritas y tzatziki) y de postre galaktoboureko, que sabe a hojaldre y natillas y que está muy bien si el baklava (la otra opción interesante) parece demasiado dulce. Hace años que no bebo alcohol pero esa forma de decirlo es un poco un mito al igual que Mythos es el nombre de la cerveza que quise probar.


Meter un coche en el ascensor

05/10/2012

Algún día recordaremos con asombro cómo en nuestra infancia los jubilados viajaban gratis en los trenes y como a un funcionario lo retiraban de su puesto para que aprendiera la lengua regional, y ponían a otro, y seguían pagando a los dos y tantas otras.

Y yo acabo de recordar un evento que se repitió en dos ocasiones, entre 2006 y 2007, con diferentes protagonistas. Por aquel tiempo me encargaba entre otras cosas de la gestión de cobros de una cartera de préstamos para reformas de ascensores. Se tretaba de contratos con comunidades de vecinos. Como por la clase de cliente el tipo de interés era bastante bueno (alrededor del 4%), sucedió dos veces que un presidente de comunidad preguntó si podía meter la financiación de su coche en el préstamo.

Esas cosas pasaban.


Apunte para un manual de las finanzas de debajo de la alfombra

29/05/2012

Hoy ha venido a nuestra oficina el vicepresidente financiero de la empresa, que está en San Francisco. Nos ha dado una pequeña presentación sobre cómo ve las cosas y lo que anda planeando. Antes de eso y para romper el hielo nos ha contado un chiste que seguro que puede encontrarse por la red. Aunque no lo hayan oído antes les sonará conocido, porque es de la serie aquella de «un inglés, un francés y un español» versión «un filósofo, un ingeniero y un contable».

Preguntan a un filósofo un ingeniero y un contable cuánto son uno más uno. El filósofo dice que el uno representa el ser, la plenitud y el todo y que no hay nada más allá. Por tanto uno más uno es igual a uno. El ingeniero dice que uno está en un rango entre 0.5 y 1.5, por lo tanto uno más uno es cualquier valor entre 1.0 y 3.0. Cuando plantean la cuestión al contable pregunta «¿uno más uno? ¿cuánto quieres que sea?».

Estos días siguen cayendo las piezas del dominó en España. Con lo de Bankia se ha destapado algo que desconozco en detalle, pero cuya esencia intuía hace tiempo. Tengo cierta experiencia profesional en manejar una cartera de préstamos toxicísimos y las trampas que los directivos de los bancos están incentivados a hacer. Nunca lo he contado en detalle, más por pereza que por lealtad a mi antiguo empleador, pero el mecanismo es siempre el mismo.

Hago un paréntesis para decir que llevo cosa de dos o tres años diciendo que el precio de la vivienda en España no se acaba de ajustar a los valores en los que debería estar (y eso a mi modo de ver es un 30% por debajo de donde está ahora) por una mezcla de factores entre los que tienen que estar necesariamente la solidaridad intergeneracional (familias pagando las hipotecas de sus miembros más débiles), la ingente cantidad de dinero negro en el sistema, la lentitud del sistema judicial y los balances trucados de los bancos.

Para saber bien esto de los balances de los bancos habría que hacer una auditoria en detalles, pero lo más fácil es que estén mintiendo respecto al índice de morosidad e igualmente que no estén dando el valor de mercado real a los activos tóxicos. Financiamos este apartamento de tres habitaciones en Carabanchel, y aunque el propietario lleva siete meses sin pagarnos, ahí están los 450.000 euros. Multiplicado por miles y en ese plan.

Y eso hablando sólo de ladrillo, que si nos ponemos a mirar…


Lo de mi primo

11/03/2012

Países con los que las empresas de Estados Unidos no pueden trabajar

Mi primo trabajaba para una multinacional estadounidense de los medicamentos. Las farmacéuticas, los malos de la película. De hecho, hace unas semanas lo despidieron. No sé si fue cuando el Gobierno abarató el despido. Me alegro de que haya tenido la suerte de encontrar un trabajo parecido en quince días. Tengo curiosidad por saber si sigue creyendo las cosas que me decía o si alguna vez las creyó.

Porque me dijo varias veces que el medicamento de marca es superior al genérico. Que su empresa los producía siguiendo estrictos controles de calidad, mientras que los medicamentos genéricos se producían en plantas de la India y luego se metían en sacos y que aunque el principio activo fuera en principio el mismo (y válgame la redundancia), la calidad acababa resultando peor. Una de los ejemplos curiosos que dio es que los gobiernos incentivan la denominación de origen en los vinos y los quesos, mientras que buscan ahorrar costes con los medicamentos genéricos. No sé si era idea suya o de la industria, pero me parecía curiosa.

De todos modos nunca me convenció, yo creo que en esto de los medicamentos hay mucha tontería y mucho oligopolio y mucha corrupción por los pasillos y que el ácido acetilsalicílico es ácido acetilsalicilico. Como ya he dicho, para mí las empresas como la anterior empleadora de mi primo son un poco los malos de la película, aunque se trata de un mercado muy complejo y entiendo la necesidad de que sean rentables para que tengan incentivos en la búsqueda de nuevos medicamentos.

Pero lo de mi primo lo entiendo menos. Esa identificación de sus ideas con las de la empresa. Supongo que sería sincera, si hasta las ponía en el Facebook. Sin embargo yo, que también he trabajado para varias multinacionales estadounidenses, siempre he separado mucho mis intereses de los de mis empleadores y mis opiniones personales de la política de la empresa. Nunca creí que los ordenadores de la empresa para la que trabajaba en 2003 fueran los mejores del mundo (y tampoco lo creyeron los consumidores, que de hecho los expulsaron de ese mercado), pero mi lealtad de mercenario hace que yo defienda los intereses de quien me paga incluso aún cuando creo que sus normas son absurdas o contraproducentes o contrarias al propio interés de la empresa.

En mi anterior trabajo, la primera tarea que me dieron fue enviar una serie de ficheros con documentación a unos abogados, para ir judicialmente a por unos clientes. Pronto me di cuenta de que íbamos a perder todos los casos y no por ello dejé de enviarlos, que era mi cometido. Al final fui ralentizando el proceso, pero más que nada porque se incrementaron mis funciones y no tenía tiempo para seguir haciéndolo. Me quedaron bastantes sin enviar y es triste pensar que has ahorrado un montón de dinero a la empresa por falta de tiempo, o incluso por pereza.

A veces puede haber discrepancias políticas entre la empresa y el individuo. Por ejemplo, en la misma empresa nos dieron la tarjeta adjunta, para que bloquearamos cualquier contrato o transacción en el que apareciera alguno de los paíes en ella inscritos. Los más malos del mundo eran Birmania, Cuba, Irán y Sudán. Creo que el primero y el último han mejorado sus relaciones con los EEUU en los últimos dos años, pero seguro que Cuba e Irán siguen en la lista negra, negrísima del eje del mal.

A mí todo esto me parece una tontería, viniendo de compañías que trabajan con la República Popular China, pero mi ética profesional está por delante de mi opinión de que el bloqueo estadounidense a Cuba es una de las razones que han consolidado la dictadura castrista e impedido que los cubanos hayan podido acceder a la democracia y a las mejoras económicas desde hace decenios. Eso sí, ninguna operación que tenga que ver con Cuba va a pasar por mis manos y llegar más lejos. A mí me pagan por hacer eso, y eso es lo que hago. Ellos verán.


La fiesta de navidad

06/12/2011

El viernes pasado se celebró la fiesta de navidad de mi empresa. Era 2 de diciembre pero ¿qué más dará?. Este año vi el primer arbolito navideño el día 1 de noviembre, en un centro comercial que tengo cerca del trabajo. La navidad ha pasado de ser un día a ser una semana, luego casi dos, después un mes y ahora se acerca al trimestre. Son las necesidades de la economía, supongo.

La fiesta de navidad de la empresa se celebra a principios de diciembre por razones económicas (cuanto más tarde es más caro) y también de aforo (en la navidad del calendario, mucha gente parte hacia sus familias y no están dispuestos a renunciar a eso por tan importante acto social). Creo que en España cada vez se va extendiendo más esta tradición de la cena de navidad de la empresa, y creo que no me equivoco si digo que es una cosa yanqui y que lo español de toda la vida era el lote o cesta con productos navideños; pero tampoco me sorprendería si me dicen que hay lugares en Iberia en los que se lleva haciendo décadas.

En la compañía para la que trabajaba en 2006 se montó un tinglaodoo espectacula. Trajeron a decenas de empleados desde todas las oficinas de Europa: tres días a tutiplén con todos los gastos pagados, vuelos, hoteles y lo que se les ocurriera gastar de la tarjeta de la empresa, más tres días no trabajados por la jeró. Para los que vivíamos en la ciudad del cuartel general no fue nada especial. Nos invitaban a cenar a un hotel, pero yo no lo hice por dos razones. Una es que me dan pereza estas cosas y la otra era que había que ir con esmóquin. No dispongo de tan selecta prenda, pero en aquellos días descubrí que a) se puede adquirir uno por 300 euros b) se puede alquilar para una noche por 70 euros. Como soy más dado al análisis coste-beneficio que a la ostentación pensé para mis adentros ¡vaya invitación para cenar de los cojones! y excusé mi ausencia.

Pero el detalle del esmóquin y el dineral que supuso traer a toda la gente de cada oficina europea a finales del 2006 da un poco la dimensión de cómo estaba el patio financiero antes del estallido de la burbuja de las hipotecas basura en los EEUU. En agosto de 2007 la compañía tuvo que vender su cartera de hipotecas estadounidenses a 42 céntimos el dólar y pocas semanas después se canceló la cena de navidad de 2007 y ya no volvió a haber. Lo que cambian las cosas de un año para otro. Alguno que se habia comprado el esmoquin pensando en amortizarlo a lo largo de varios años lo habrá tenido que llevar a las bodas y los bautizos. Por cierto, la prestigiosa financiera yanqui entró en quiebra en algún momento de 2009. ¡Ah, los esmóquines!

Este año tampoco he ido a la fiesta de mi nueva empresa. Como compañía tecnológica son en apariencia menos capullos, aunque el dinero siempre sea el dinero. Aquí entre mis razones sigue destacando la pereza, pero le voy a sumar el que llevo más de dos años sin probar alcohol y el que no tengo casi nada en común con mis nuevos compañeros (o debería decir compañeras pues el mujerío es muy mayoritario). En realidad tengo más razones por si estas me fallan y en algún momento dado me veo acorralado y en la perspectiva de tener que asistir:

Tengo dudas de que una compañía deba apoyar festividades de tipo religioso. No soy muy radical con eso y por eso no tengo la convicción, sino la duda. A la vez, estoy en contra de que las compañías intenten inmiscuirse en la vida privada de las empleados con actividades fuera del horario laboral. Agradezco el gesto si es sincero, pero creo que también puede formar parte de una estrategia de fidelización que no casa con mi espíritu mercenario. Este año se ha reforzado mi fe en estas creencias con lo que le ha sucedido a una chica que trabaja en mi equipo, que quería ir a la fiesta.

Resulta que como está contratada a través de una agencia, no tenía derecho a la cena gratuita, pero ella estaba dispuesta a pagársela. Eso ya me parece mal, porque somos menos de cuarenta en la oficina y no creo que haya muchos eventuales, así que ya podían haber sacado el dinero de algún lado. Luego se ha enfadado cuando se ha enterado de que además, la compañía iba a dar cinco cupones para bebidas alcohólicas sólo a los empleados, y a ella de nuevo le tocaba pagarse la priva. Yo no tengo mucha idea de esto del espíritu navideño pero sí la sensación de que no se puede hacer mucho peor. De hecho, al final del puro cabreo, la chica ni ha ido.

Porque en la vida hay muchas desigualdades, y somos bastante eficientes camuflándolas. Sólo hay que ver que al consejero-delegado, que ganará millones y que vino a visitarnos, todo el mundo lo llamaba John y no señor Johnson. Pero si en un fiestorro navideño haces obvio lo de que hay individuos alfa e individuos beta, es que te lo has montado muy mal.

También me parece un poco ingenuo no saber de qué va la historia, cuando aunque hagas lo mismo que todos en realidad te han contratado a través de una ETT. El abuelo tenía razón cuando escribió que las relaciones humanas las determinan las relaciones con los medios de producción o algo de eso.

Hay que leer más a Marx y menos a Walt Disney.


La telefonista ubicua

10/01/2011

Hace ahora poco más de tres años, llamando por teléfono desde una cabina en Christchurch en Nueva Zelanda, (y curiosamente llamando desde 2008 a 2007), me encontré con una cara conocida. Primero no sabía exactamente de qué conocía a la chica. Me dí cuenta algo después y dos o tres días más tarde hice la foto que acompaña a otra cabina telefónica, esta vez en Lago Tékapo.

 

La cabina neozelandesa y la página de la intranet.

La cara me era tan conocida porque todos los días utilizaba una aplicación en la intranet de la compañía para la que trabajaba por aquel entonces. Era la misma telefonista, pluriempleada. Realmente no pasaba mucho tiempo en aquella página, ya que era la página de inicio. Sólo tenía que hacer clic en el botón que había  abajo a la izquierda en la misma portada. Pero si uno ve una misma cara todos los días, aunque sea digital y fugazmente, se le queda grabada. Estamos programados para eso.

Hace unas semanas se me ha vuelto a aparecer. Esta vez en un folleto de la empresa de seguros Mapfre:

 

Mapfre warranty

Me da un poco de pena por la chica, porque a lo peor le han pagado una calderilla por su imagen y luego, al ser tan resultona, todo el mundo anda lucrándose gracias a sus encantos. Estoy convencido de que su rostro aparecerá por mil lugares de Internet, lo que pasa es que de momento es algo que me parece muy complicado de buscar. Me imagino que dentro de cinco o diez años será tan sencillo como meter la foto en un buscador, del mismo modo que hoy en día hacemos con una cadena de palabras.