El pub a lo lejos
Ayer les presentaba un tugurio de cierta raigambre en la zona portuaria. Siempre me había llamado la atención que este bar abriera sus puertas tan temprano y me alegré mucho cuando hace unos meses descubrí la razón. Creo que en muchos puertos el mundo hay tascas de estas de servicio a cualquier hora del día o la noche para que así los estibadores y la marinería puedan meterse tomen su cazalla o güiscazo al empezar o acabar el turno.
Más cerca
El caso es que hace unas semanas me di cuenta que, entre otras banderas que la casa suele izar y va rotando, había colgada del mastil una bandera confederada. Esa que está causando polémica estos días en los EEUU. Me vino a la memoria que hace años, antes de que los periódicos gratuitos quebraran, había leído una de esas cartas al director protestando por el hecho de que los aficionados al fútbol gaélico del condado de Cork utilizaran la bandera confederada para animar a su equipo (coinciden los colores con los del condado: rojo y azul) ya que «era una bandera racista».
Una vez mencioné de pasada que algunos del condado de Mayo utilizan la bandera de la comunidad autónoma del País Vasco (coinciden en este caso el rojo y el verde). Lo de si la bandera de la Confederación representa o no el racismo parece que se puede discutir y de hecho esta semana, tras los asesinatos de Richmond, es una discusión muy viva en los EEUU. Hace dos días, la bandera confederada dublinesa seguía ahí.
Plano picado
A mí, desde luego, el racismo y la esclavitud y la guerra civil estadounidense son lo primero que me esta bandera me sugiere, pero sé que también hay gente que la tiene por una especie de emblema regional. Luego también, es lo de siempre, que si la prohiben allí no sé si eso nos tiene que afectar aquí. En Occidente nadie pondría una bandera nazi con su esvástica y nos indigna que lo hagan en una tienda de Taiwán, pero seguro que uno puede ondear la bandera de los jemeres rojos y negar el genocidio camboyano con total tolerancia de las autoridades y el público. Si como podría suceder esta bandera acaba teniendo la consideración que se le da a la que fue la de Alemania hasta el final de la segunda guerra mundial, dentro de unos años estas fotos generarán una curiosidad incómoda.
alfanje 
El otro día mantuve una breve conversación tuitera con Miguel Ángel Bastenier a cuento de algo que él había dicho. El periodista de ‘El País’ advertía a la gente del gremio que en los conflictos no hay que empeñarse en determinar quiénes son los buenos y quiénes los malos, porque a veces no hay buenos. Le respondí mostrando mi acuerdo con lo dicho, y añadió que de hecho lo habitual es que no haya buenos. Pues bien, yo creo que hay excepciones, y en la Guerra de Secesión de EEUU me parece que sí había un bando bueno, el del Norte. No porque fueran muy majos, sino porque luchaban contra otros que eran rematadamente malvados, es decir, los de esa bandera de la que hablas en este post. Pero fíjate en que curiosamente ese bando a mi entender malo era el que tenía más apoyo internacional, pues su economía esclavista y su comercio de algodón beneficiaba a los países europeos. Los ingleses, por ejemplo, estaban encantados con la guerra y apoyaron a los sudistas, dado que así frenaban el desarrollo industrial de EEUU y se quitaban momentáneamente de encima a un duro competidor.
Incluso en esas excepciones seguramente podríamos escarbar algo más. No sé mucho de la guerra civil estadounidense, pero habría que determinar hasta que punto la lucha contra la esclavitud era lo que estaba en juego, pero si se percibía asíen aquel momento y no cuando la contamos ahora. Está claro es un instrumento de legitimación importante a posteriori, pero a lo mejor entre 1860 y 1865 se estuvieron matando más por otras cosas. Creo que es fácil prohibir la bandera confederada o la de la esvástica porque más que la bandera de un país son la bandera de un régimen político efímero. En cambio es legítimo usar la bandera de los otros Estados Unidos los no racistas (que sin embargo se podría decir que son los que exterminaron a los indios). Hago un poco de abogado del diablo aunque tengo claro que quien vaya por los EEUU con la bandera confederada será un idiota casi seguro (aunque no creo que se pueda decir lo mismo del dueño de este bar – y por cierto ayer la bandera ya no estaba). Políticamente no sé si prohibir o denostar su uso no sé si será positivo o contraproducente para acabar con el racismo de hoy: la política es arte y juego y nunca se sabe cómo va a acabar. En otro plano supongo que es probablemente un episodio más del combate entre Historia y «memoria».
Yo diría que, como en el caso de cualquier otra realidad humana, encontrar a los buenos en una guerra, es tarea árdua.
En efecto, puesto que ya solamente encontrarlos en la oficina cuesta a veces Dios y ayuda. 🙂