Pistoya

30/03/2024

Hace poco me han pedido recomendaciones para recorrer la Toscana y he tenido que pararme a pensar ya que hace ya quince años que fuimos a conocer aquella parte de Italia y aunque recuerdo los nombres de la mayoría de los pueblos en los que hicimos parada he olvidado cómo se situaban geográficamente en relación los unos con los otros y el orden preciso en que los fuimos descubriendo.

Lo que mejor me puede ayudar a hacer memoria es mirar las fotografías y he empezado casi por el principio, por el lugar de Pistoya (en italiano Pistoia, que quiere decir pistola) en en que recalamos en llegando a Florencia, después de haber pasado la mañana en Pisa y haber hecho otra escala en Lucca.

Como la estancia fue tan breve que apenas dio tiempo de asomarse a un par de edificios principales, no conservo grandes recuerdos y apenas ha aparecido el nombre de esta población un par de veces en estas notas: una para comentar el interés que me despertó cierto motivo artístico en la iglesia de San Giovanni Fuorcivitas y la otra fue una vez que se me presentó el nombre del lugar leyendo a Mark Twain.

Bici rosa

Ciudad de unos noventa mil habitantes a unos cuarenta kilómetros de Florencia, tiene un pasado vinculado a las luchas entre güelfos y gibelinos. Además de mi apreciada iglesia de extramuros destacan la catedral de san Zenón y el baptisterio y varios edificios nobles en la piazza del duomo. Parece ser que le industria de los viveros adelantó en algún momento a la armera y no en vano aparcamos junto a una muralla desde la que se divisaba mucho verde.

01.05.2009


Puerto de Mogán 2023

26/11/2023

Letrero

Además de Maspalomas, la otra visita obligada en nuestras islas y venidas por Gran Canaria era el Puerto de Mogán en el que también recalamos en varias ocasiones. Aquí fue donde nos alojamos en invierno de 2018 y no quedaba lejos (en auto) de la casa de esta vez. El primer día que intentamos llegar nos hicimos un lío con la carretera ya que para tomar la autopista hay que salir en sentido contrario, cosa que no hicimos por lo que acabamos en la carretera vieja del litoral, que está cortada y por la que no se puede llegar. Pero al menos vimos cómo está la costa entre Puerto Rico y Taurito.

 

Teníamos la intención echar un café en el impresionante hotel de la otra vez pero en vez de eso nos conformamos con echar un vistazo al gigantesco vestíbulo y bajamos a la playa para recorrerla entera hasta el colorido y novedoso (para nosotros) letrero con el nombre del municipio. También anduvimos por el lujoso barrio que hay junto al puerto deportivo, que si bien es muy bonito, no me agrada tanto como alojamiento debido a la cantidad de turistas que transitan por él día y noche. Ya se sabe que el turismo siempre son los demás. Después nos dio tiempo a tomar un barraquito y a subir al molino que hay justo antes del pueblo de Mogán desde el que bajé caminando la otra vez.

Otro de los días subimos al mirador, que también habían acondicionado bastante mejor desde la otra vez. Ahora es una plataforma con asientos en la que cabe bastante gente. La subida se hace algo más complicada en las horas de calor, pero el pequeño esfuerzo vale la pena. Volví a caer en la trampa de intentar acceder directamente por un sitio desde el que no se puede llegar. Hay que hacerlo desde donde está la oficina de correos. Recordatorio para la próxima.

En lo que subíamos a mi padre le llamaron para un trabajo que lleva más de cuarenta anos haciendo y no sé ni cómo aceptó. Con lo bien que se está uno viajando y descansando cuando lo puede elegir.

Pasear por las calles llenas de restaurantes del puerto es una delicia si se encuentra la proporción justa de muchedumbre, que ni esté vacío ni lleno. El agua está muy limpia y se ve mucho peces en la orilla. Estuvimos mirando cómo arriban y zarpan los baros que vienen y van de Arguineguín en el recorrido turístico que hicimos la otra vez y esta no. Ni siquiera pasamos por este puerto, hoy conocido por la llegada de embarcaciones repletas de africanos.

Hay tantos sitios en el mundo que uno nunca sabe, pero tras dos veces este es un lugar al que no me importaría volver.


Maspalomas

25/11/2023

Dunas de Maspalomas (21.02.2023)

A lo largo de una semana entera disponiendo de vehículo en el sur de Gran Canaria es fácil que, como en nuestro caso, uno acabe recalando varias veces en la playa. Sea para un chapuzón matinal, un paseo vespertino, echar un café al aire libre o dejar a la juventud en un sitio agradable antes de partir de gira. Desde la primera tarde hubo varias ocasiones en las que acabamos pasando por Maspalomas o parando allí.

No encontré grandes diferencias con cómo estaba comparado con cinco años atrás. Cerca del faro hay una parte muy urbanizada llena de hoteles, desde el faro hacia el oeste hay un paseo marítimo muy bien acondicionado que va hasta la playa de Meloneras por el que la gente camina o hace deporte y saliendo del faro hacia el otro lado, tras unos cuantos chiringuitos, uno llega a la zona más agreste de las dunas, que es un paisaje natural relativamente intervenido.

En 2018 pensé que sería agradable caminar por la playa desde la Playa del Inglés hasta Maspalomas, que creo recordar que eran unos cinco o seis kilómetros. Aquella vez llegamos a la playa en autobús, por lo que no había problema en no regresar al punto de partida. La Playa del Inglés lleva su nombre por el intento de invasión de los holandeses, pero la gente del XVI no sabía idiomas y le echaba la culpa de los males a los malos de costumbre. Este año la he visto por primera vez dando un paseo con los veteranos el día en que la chavalería se fue al Palmitos Park, plan del que no quise participar ya que ya tengo vistos varios parques de esos. Esta zona del sur de la isla es muy parecida a lo que hay en el faro, quizá me gusta un poquito menos. Atravesamos un pasillo de tiendas y restaurantes hasta llegar a un lugar en el que ya hay buenas vistas de las dunas desde el lado contrario al que conocemos mejor.

Aquel mismo día volvimos a Maspalomas y al dejar el coche un tanto alejado pudimos observar la cantidad de terreno urbanizable que aún queda en el lugar. Unos días después, ya en casa, pude ver el episodio dedicado a esta provincia de la serie España a vista de pájaro de TVE de los años ochenta y pude comprobar cómo hace apenas cuatro décadas junto al faro no había apenas nada.

El equipo veterano caminó por el paseo marítimo, donde confundí un hotel con una iglesia, ayudé a un vejete inglés que iba perdiendo los billetes y contemplamos a lo lejos las parabólicas de la famosa estación de Maspalomas, antes de volver montana arriba hasta el zoológico en donde a las mocitas les había llovido sin que a nosotros nos cayera una gota, cosa de los microclimas.

En la penúltima de las tardes pisamos algo más de arena para mirar las dunas y que la gente se refrescara. Este año no vi ningún lagarto. Me pareció que la charca llevaba más agua que la otra vez. Volvimos hacia el auto por el paseo que va junto al agua dulce en el que las aves repostan. Algunos de los hoteles disponen de jardines enormes en los que nunca se ve a nadie. Varias veces hicimos la jugada de meternos con el coche hasta el mismo faro, que al parecer sólo pueden hacerlo los taxis, pero es que era muy práctico para recuperar tropa y bagajes antes de volver a casa.

 


Escaparate mirobrigense

22/11/2023

Legumbres

Una parada turística fugaz yendo de Castilla a Extremadura o viceversa que hacemos casi todos los veranos. Creo que estuvimos unos cuantos dando un paseo por algunas callejas, en una de las cuales había un colmado cuya presentación de alimentos leguminosos en sacos me agradó especialmente. Ciudad Rodrigo fue un núcleo de población mucho más importante de lo que es hoy en los tiempos en que su alfoz estaba bastante más poblado y llegaba a ejercer atracción comercial sobre comarcas no tan cercanas, incluso de la vecina provincia de Cáceres. Hoy no deja de ser un lugar apacible con relativamente poca actividad. Aunque a mí me gusta entiendo perfectamente que a la gente joven se le quede pequeña.

Plaza del ayuntamiento

18.08.2022


Otra mansión canaria

21/11/2023

Una de las funciones básicas de la comunicación mediante redes sociales es mostrar opulencia y estatus, así que voy a fingir que la casa que alquilamos en Gran Canaria este año es nuestra y que nuestro estilo de vida habitual incluye actividades como beber champán junto a la piscina y cosas así.

Titulo «otra mansión» porque hace unas semanas recuperé fotografías de una anterior que habíamos arrendado en Tenerife tres años atrás, aquella sin piscina para desilusión de la juventud.  La que nos tocó esta vez sí que tenía y nuestros buenos ratos echamos en ella, sobre todo por las tardes al volver de nuestras expediciones. La casa se ubicaba en un valle seco y agreste del sur de la isla, concretamente en una parte excavada en la roca de la ladera de una montaña que por hipérbole imaginativa me recordaba al cuerno del Valle de los Reyes faraónicos de Egipto.

Esta vida de lujo no es en realidad tan onerosa ya que si uno quisiera hay viviendas a a venta bien hermosas en el litoral y las islas que cuestan menos que un piso en las ciudades-dormitorio de las regiones industriales, eso sí, hay que poder permitirse el permanecer ocioso en lugares así. En cuanto al alquiler vacacional, en cuanto se junta un grupo mediano de gente este tipo de alojamiento resulta más económico que tres o cuatro habitaciones de hotel. Un problema potencial que tenía esta urbanización es que constaba de varias casas en hilera y habría bastado con que en la vecina se hubiera metido un grupo de revoltosos para que nos hubieran arruinado las vacaciones, cosa que por fortuna no ocurrió.


Luna de Salamanca

17/11/2023

El Tormes

Parece que este verano bajamos a Salamanca en madrugada del 28 al 29 de julio. La noche siguiente salimos a dar un paseo al otro lado del Tormes, donde hace más fresco.

La catedral

La luz que dan la catedral y la casa Lis llegan sin problemas hasta la otra orilla.

San Esteban

Un par de días después, paseando por la Rúa, pudimos ver una luna inmensa que intentamos capturar.

La luna

La fotografía de este tipo de espectáculo siempre acaba defraudando. Hace falta algún tipo de lente o de telescopio o algo para que el astro no acabe pareciendo una mera bombilla.


El hotel de Las Palmas

16/11/2023

Tengo también unas fotos del hotel de Las Palmas en el que pasamos la última noche,  que ni recuerdo cómo se llamaba ni lo voy a buscar (que no me dedico a hacer publicidad ni buena ni mala de los sitios). Sólo sé que nos tocó una habitación creo que en el séptimo piso y desde la que había muy buenas vistas a la calle, y que para las pocas horas que pasamos en el lugar fue más que suficiente y también creo recordar que no era caro. Todo muy tranquilo, las chicas de recepción muy amables y el desayuno muy bueno.

Después de habernos aposentado salimos a dar un paseo por los alrededores, donde hay un hotel de mucho más postín que se llama Santa Catalina por cuyos terrenos, así como por los de otro parque que había en la zona, anduvimos merodeando. Parte muy tranquila de Las Palmas de Gran Canaria en tierra de nadie entre el centro histórico y la parte donde está la playa.

Las vistas nocturnas también tenían su atractivo, o puede que sea que este teléfono que tengo haga fotos muy buenas. Es una lástima que pronto tendré que devolverlo, pero por otra parte también es esta la razón por la que cuelgo aquí estas imágenes para disfrute de quienquiera al que le gusten estas cosas.


El segundo día en Las Palmas

15/11/2023

En principio yo no tenía demasiado interés en ir a Las Palmas el primer día que fuimos ya que desde el principio estaba previsto que el día que dejábamos la casa en el sur teníamos que pasar una noche en la capital para tomar el vuelo al día siguiente. Es lo que tiene lo de que los alojamientos estén organizados de siete en siete en días y no siempre coincidan con el calendario de los vuelos. Así pues, salimos todos juntos del sur, dejamos a los abuelos y a la sobrina en el aeropuerto donde también se quedó el coche de alquiler y agarramos el autobús hacia San Telmo y Santa Catalina. Como no sabíamos exactamente qué parada era mejor para nuestro hotel nos fuimos hasta la última y luego nos tocó caminar un rato, pero así también vimos una parte desconocida para nosotros de la elongada ciudad.

 

El hotel estaba cerca del Parque Romano y de la comisaría de policía. Como llegamos temprano no pudimos meternos en la habitación pero sí dejar las maletas y seguir caminando más ligeros hacia el centro histórico, donde más o menos hicimos cosas parecidas (pasear, tomar algo, mirar, meterse a fisgar en tiendas) a las del primer día por Triana y Vegueta. Antes de nada, hicimos parada en San Telmo, donde había bastante más actividad que el domingo anterior, y nos desayunamos en la terraza del bonito quiosco de estilo fin de siècle.

Tenía interés por llevar a la pequeña a la Casa de Colón para que se empapara un poco de historia. El museo que me gustó y que no habíamos visto el primer día fue el Museo Canario, donde a alguien le desagradó sobremanera el excesivo número de calaveras colocadas sobre anaqueles. Creo que es un gran museo. Luego como mucho recorrimos dos o tres calles por las que no habíamos pasado el primer día y nos fuimos retirando en dirección al hotel, al que todavía se tardaba un rato en llegar.

Durante la jornada hice un poco el mal y llevé a la chavalilla un par de veces a la hamburguesería, cosa que su madre le tiene medio prohibida,  pero son vacaciones. Yo no podía comer después de una ración gigantesca de papas arrugás que nos dieron frente a la catedral, que creí que vendrían cinco o seis y había lo menos treinta. Nos retiramos casi temprano para tomar posesión de la habitación del hotel y todavía nos dio tiempo a subir a la azotea, ver las instalaciones, salir a tomar algo a un bar cercano e ir en busca de la parada donde al día siguiente deberíamos tomar la guagua para el aeropuerto.

22.02.2023


La camiseta de Pelourinho

13/11/2023

Camiseta

Mi madre guarda toda la ropa vieja por ahí en sitios insospechables y de alguna caja en algún trastero o armario emergió una camiseta que compré en el Brasil hace más de veinte años. No la recordaba bien. Supongo que me gustó por los colores. Dos décadas y treinta kilos después no quepo en ella ni por asomo, pero se la puso la mocita y le queda muy graciosa, le llega hasta las rodillas.

Pelourinho es el barrio bonito y turístico de Salvador de Bahía, con unas casas coloridas que evocan los tiempos de poco después de la llegada de los navegantes ibéricos a estas tierras. Recuerdo haber traído un colgante que representaba un tambor con el logo del grupo musical Olodum. Hace años que le he perdido la pista pero lo estuve llevando algún tiempo.


Por las peores carreteras de Gran Canaria

12/11/2023

El día siguiente de volver de Las Palmas y el botánico se nos ocurrió subir a ver el pueblo de Tejeda, que según fama es uno de los más bonitos de Gran Canaria. Un par de días antes había nevado y nos dijeron que la carretera estaba cortada pero las cosas cambian muy deprisa así que dos días después el tiempo no tenía nada que ver. Siendo un poco inconscientes se nos ocurrió ir a las bravas por una carretera que puede que no sea la mejor del mundo, pero dice el capitán que no hay carreteras buenas ni malas, sólo que por unas se puede ir a cien y por otras hay que ir a veinte.

Volvimos a subir al pueblo de Mogán y un poco después de dejarlo atrás se encuentra el cruce del pie de la cuesta en el que uno comienza a subir. Tras una serie de curvas cerradas se acaba llegando al Mirador del Mulato desde el cual las vistas del barranco de Mogán son espléndidas.

Algo más adelante se encuentra la Presa de las Niñas en un paraje cuya llanura sorprende hasta cierto punto, tras el desnivel y los giros de los que venimos. Desde el litoral no pueden verse los lugares en los que se acumula el agua, siempre necesaria. Había una zona de acampada bastante bien acondicionada y caravanas y algo de gente por allí. Salimos a dar un paseo por este paisaje que hasta cierto punto parecía un tanto desconectado estéticamente de los ecosistemas más característicos de la isla.

Más adelante y ya cerca de nuestro lugar llegamos al mirador de la Cruz de Timagada desde donde ya se divisan Tejeda y Artenara. El mirador no queda inmediatamente junto a la carretera, hay que subir una pequeña cuesta para llegar al otero desde donde se llegan a ver las dos poblaciones situadas a mayor altitud en esta isla.

Improvisamos un desvío para llegar a la base del Roque Bentayga al pie del cual hay un pequeño centro de interpretación en el que supimos de las guerras de los castellanos del XV con los aborígenes canarios. Idealmente uno debería disponer de más tiempo para poder hacer alguno de los muchos senderos que hay por esta zona y llegar hasta el almogarén. que algunos dicen que no es tal. Desde por aquí se ve el Roque Nublo, que siendo la tercera altura de la isla creo que es la más conocida debido a la peculiar forma geológica de su cumbre.

En el pueblo de Tejeda realmente nos costó aparcar. Hay una calle muy bien peatonalizada que dice el mapa que se llama Dr. Domingo Hernández Guerra desde la que hay vistas impresionantes del paisaje de los alrededores. La hemos recorrido hasta el final y hemos rodeado una iglesia advocada a la virgen del Rosario y hemos llegado hasta un parque que me ha resultado curioso como siempre que se urbaniza para naturalizar zonas que ya están en plena naturaleza. Vi carteles sobre la fiesta del almendro en flor que se celebra por estas fechas de febrero y todos los establecimientos de comer y beber estaban de bote en bote. También había una cola considerable frente a una pastelería. Luego leí en un folleto que son muy típicos de esta localidad almendrera productos como el mazapán y algo que se llama bienmesabe que la próxima vez intentaré descubrir en qué consiste exactamente. A pesar de los más de mil metros de altitud hacía calor, pero eso estaba a punto de cambiar.

Saliendo del pueblo nos dio de nuevo por improvisar para subir a la Cruz de Tejeda, donde aparte de la cruz de piedra hayun parador nacional. Es probable que un par de horas antes el tiempo estuviera bastante mejor pero antes de llegar a esta cumbre ya hemos notado la niebla que venía del norte y que iba descendiendo unos cien o doscientos metros (verticales) hacia el sur. Parecía que los que viven del turismo, los de los puestos de productos típicos y recuerdos y un hombre con su borrico que se hace fotos junto a los turistas, estaban desmontando sus respectivos tinglados. Hemos intentado tomar café en el parador sin éxito debido a que sólo había un camarero para la cantidad enorme de gente que se había metido en la cafetería. Por causa de la niebla las vistas no han resultado las que pueden ser en días soleados o incluso un rato antes.

Así pues, hemos bajado por la misma carretera hasta el cruce en el que se toma la ruta hacia Artenara que debe de ser el municipio más fresco de la isla al ser el que se encuentra a mayor altitud. Hemos subido hasta un mirador que queda por encima de las casas del pueblo, el mirador de la Atalaya, desde donde en días más claros debería verse el Teide en la isla vecina. Había en este lugar un curioso monumento que yo no habría sabido imaginar qué representaba y menos aún que homenajease  a los trabajadores del medio ambiente y la conservación.

Incendio de Artenara 2019

Conectando a los homenajeados del monumento con el inicio del descenso hacia la costa, al poco de tomar la GC-210 y salir de Artenara noté algo extraño en las ramas de los pinos y de pronto recordé el incendio que padeció esta zona en 2019. Se supone que la GC-210 es la carretera realmente más complicada de la isla. Aunque el piso es bueno es de un sólo carril y tiene curvas muy cerradas. Por fortuna no hay demasiado tráfico pero las pocas veces que nos cruzábamos con alguien había que esperarse en algún punto de mayor anchura. No recuerdo si se me acabó la batería o qué pero no tengo a manos más fotos del día. Sé que existen y cómo recuperarlas y algún día completaré esta entrada con las mismas. Entretanto les dejo con un vídeo de esos hechos con una cámara de coche a más velocidad de la normal, aunque tomado en sentido contrario.

 

Se que medio por error nos hemos metido en una ermita de la Candelaria, que en algún momento del descenso he alucinado con una vivienda colgada en la roca y que nos hemos detenido un rato en el mirador del Molino, desde el que se ve la presa del Parralillo por cuyo lado hay que pasar después. De ahí en adelante es cuando la carretera va más pegada a la pared de roca y con poquito espacio hacia el barranco. Al final se acaba llegando al mar de invernaderos de la Aldea de San Nicolás, donde ya no nos detuvimos de puras ganas que teníamos de volver a casa tras tantos kilómetros de traqueteo. Sí que vimos el monumento natural de los Azulejos. Al pasar por Veneguera pensé que ahí había recorridos interesantes para hacer en alguna otra ocasión. Al final se cierra el círculo en el Pie de la Cuesta y nos reincorporamos al barranco de Mogán que baje caminando unos años atrás.

20.02.2023