El día que vi la película de Chapáyev había estado haciendo antes unas búsquedas y al intentar escribir el nombre del protagonista a la francesa tecleé «Tchepaieff» con la curiosa fortuna de que acabé en una página sobre la historia militar de la provincia de Castellón en la que se publicaba el diario de un miliciano que apareció cerca de Zuera, en el frente de Aragón, junto al cadáver de su autor y que un soldado del bando contrario había conservado durante más de sesenta años. La última entrada, del sábado 11 de septiembre de 1937, dice así:
Estamos acuartelados bajo los olivos; se esperan órdenes de un momento a otro se dice que para marchar a la línea de fuego. Hemos dormido mal; es triste sin embargo estar descansando (¿) y tener que dormir sobre lo labrado y bajo el techo bonito pero poco acogedor de los olivos, el azul cielo y las plateadas estrellas… pero paciencia; ¡es la guerra!…
Esta tarde hemos ido al cine pero no sé por que causas se ha suspendido el festival; lo siento porque tenían que hacer la película “Tchepaieff”.
Así que en un mismo día vimos un filme y supimos que hubo un hombre que murió y que la última nota que dejó escrita indicaba que se había quedado con las ganas de ver esa misma película. No pude sino ir al principio para leer las pocas páginas de espacio que ocupa todo el diario desde que comienza a escribirlo el día 6 de abril de 1937 hasta su muerte cinco meses después.
El contexto bélico es el de la ofensiva de Zaragoza, preludio de la más conocida batalla de Belchite. No es que el diario contenga ninguna información especial, es más bien una cosa personal que registra sobre todo aspectos cotidianos, casi domésticos, de la vida del soldado. Lo más fascinante es quizá que nadie haya recordado después a este hombre ni se sepa más de él que lo que dejó escrito en esas líneas: Un barcelonés llamado Manuel Gutiérrez que persiguiendo un ideal murió en la guerra de España, en Aragón.
Como no considero que sea un material demasiado publicable por si solo (quizá su mejor oportunidad estaría en alguna compilación de textos de diaristas) he querido humildemente darle algo de difusión desde estas líneas por si pudieran contribuir a que se cierre alguno de esos círculos de la casualidad que produce la Historia.
Me parecieron interesantes sus consideraciones del 15 de agosto y la carta que envía desde Fraga a un amigo de Sabadell el 17 tras decidir abandonar la CNT para integrarse en la JSU:
Día 15, domingo
Esta mañana ha tenido lugar un mitin en el “Cigonye” – la rambla de Fraga. Han hablado Matas, Comisario de la 27 División, Trueba, el Secretario del Partido Comunista Aragonés, el Comisario de la Brigada Lister. Todos han definido las luchas internas de Aragón y la opresión de que han sido víctimas los trabajadores del campo por parte de los incontrolados en nombre del régimen libertario. Dijeron que de ahora en adelante se haría justicia inexorable contra el atrevido que osase aniquilar la vida a un soldado o a un campesino; y no tengáis miedo porque la ribera del Cinca está liberada gracias a la presencia de los soldados del pueblo.
No se ha efectuado el entierro de los cuatro asesinados que fueron abandonados en la sierra por los incontrolados.
Ya no he podido aguantar más; hoy precisamente he comprendido, mejor dicho he acabado de comprender, que estoy desplazado de la organización a la cual pertenezco. Me he decidido a afiliarme a las Juventudes Socialistas y así lo he comunicado al amigo Sales. Muchas cosas han influido en mi espíritu para llegar a este extremo. El buen trato que siempre he recibido de los compañeros socialistas entre los cuales nunca me he sentido extraño y que idénticos derechos que ellos he tenido y en sus reuniones de célula siempre he podido manifestar mi opinión; siempre he encontrado acertadas las consignas lanzadas por el C.S.V.C. a pesar de que, a veces he dudado de la buena intención de los que las proclamaban. A estas consignas han debido de amoldarse las demás organizaciones cuando ya no les ha sido posible seguir su grupo de equivocaciones. Reconozco – como ha de reconocer todo hombre consciente – que para llegar a la completa liberación humana es de necesidad imprescindible una firme organización, – un régimen de transición – y naturalmente surge la idea de gobierno. Prácticamente he observado todo eso y muchas otras cosas más y delante de los errores y desmanes de los fanáticos que integran la C.N.T. – en Fraga he observado que hay más de los que creía – me he hecho a mí mismo la siguiente pregunta – “¿Soy socialista o anarquista?” – y sin titubeo he respondido – “Soy un revolucionario pero sin apartar la mirada del Más Allá me adapto a las circunstancias del momento y freno los ímpetus que empujan los pies de mi ideal y con paso lento pero seguro marcho hacia la Libertad Humana” -. Así pues mi lugar está a las J.S.U.C.
Hasta las dos de la mañana he estado con el compañero Sales hablando al fresco y contándole las causas que han motivado mi resolución. Ha quedado perplejo pues no ignora las controversias que había tenido a este respecto con el compañero Sovaint y Pueyo, en las cuales me mostraba fuerte en mis teorías; pero !ah! las luchas que he sostenido yo en mi interior hasta este momento en que he quedado desengañado del todo.
Yo sé que no he cambiado nada; soy el mismo de siempre. Quienes han cambiado son los teóricos del anarquismo. Sé que la C.N.T. no se comporta con dignidad y estoy satisfecho por haber tenido suficiente fuerza de voluntad para separarme.
Estaba pensando que en el mismo escenario histórico nuestro hombre hace el camino político inverso al de Orwell que es como decir al del protagonista de la película que en 1995 dirigió Ken Loach, Tierra y libertad.
A pesar de los pequeños avances republicanos en estas jornadas de septiembre y luego en diciembre-enero en Teruel, toda esta zona caerá en manos del ejército de Franco a lo largo de marzo de 1938.