Pistoya

30/03/2024

Hace poco me han pedido recomendaciones para recorrer la Toscana y he tenido que pararme a pensar ya que hace ya quince años que fuimos a conocer aquella parte de Italia y aunque recuerdo los nombres de la mayoría de los pueblos en los que hicimos parada he olvidado cómo se situaban geográficamente en relación los unos con los otros y el orden preciso en que los fuimos descubriendo.

Lo que mejor me puede ayudar a hacer memoria es mirar las fotografías y he empezado casi por el principio, por el lugar de Pistoya (en italiano Pistoia, que quiere decir pistola) en en que recalamos en llegando a Florencia, después de haber pasado la mañana en Pisa y haber hecho otra escala en Lucca.

Como la estancia fue tan breve que apenas dio tiempo de asomarse a un par de edificios principales, no conservo grandes recuerdos y apenas ha aparecido el nombre de esta población un par de veces en estas notas: una para comentar el interés que me despertó cierto motivo artístico en la iglesia de San Giovanni Fuorcivitas y la otra fue una vez que se me presentó el nombre del lugar leyendo a Mark Twain.

Bici rosa

Ciudad de unos noventa mil habitantes a unos cuarenta kilómetros de Florencia, tiene un pasado vinculado a las luchas entre güelfos y gibelinos. Además de mi apreciada iglesia de extramuros destacan la catedral de san Zenón y el baptisterio y varios edificios nobles en la piazza del duomo. Parece ser que le industria de los viveros adelantó en algún momento a la armera y no en vano aparcamos junto a una muralla desde la que se divisaba mucho verde.

01.05.2009


Repetido como farsa

28/10/2021

 

No tengo idea de qué acontecimiento me impulsó a titular esta nota con la famosa frase de Marx a principios de octubre del año pasado. Me supongo que tendría algo que ver con el auge de Vox en las encuestas, pero a saber.

Lo que habíamos leído era el resumen de un trabajo académico sobre el ascenso del fascismo en Italia en los años veinte del pasado siglo que lo ponía en relación con una mayor alza previa del socialismo en zonas concretas. No era que los votantes socialistas se pasaran al fascismo, sino que la reacción en las áreas que habían experimentado mayor empuje socialista fue que los votantes de centro-derecha y derecha se pasaron al fascismo.

https://www.nber.org/papers/w27854

Our main result is that this boost to Socialist support (that is “exogenous” to the prior political leaning of the municipality) led to greater local Fascist activity as measured by local party branches and Fascist political violence (squadrismo), and to significantly larger vote share of the Fascist Party in the 1924 election. We document that the increase in the vote share of the Fascist Party was not at the expense of the Socialist Party and instead came from right-wing parties, thus supporting our interpretation that center-right and right-wing voters coalesced around the Fascist Party because of the “red scare”.

Suena lógico de por sí, pero teniendo en cuenta la selección de las variables no confío demasiado en la capacidad explicativa de los resultados. Tampoco tengo la sensación de que en España el voto a un partido específico de extrema derecha sea mayor en función de la experiencia de la izquierda que se haya tenido con anterioridad en un territorio específico, pero la capacidad de un polo para activar al contrario sí que existe (el miedo a los otros reduce la abstención). También es bastante habitual el corrimiento a una zona vecina en el eje ideológico. Eso no quiere decir que no haya quien pasa de la extrema izquierda a la extrema derecha o viceversa, pero siempre son menos que los otros. Los comentaristas tienden a creer que es un fenómeno mayor de lo que es en realidad.


Barajas y palos

25/07/2021

Mapa con las barajas que más se usan en cada país de Europa

Estaba viendo un partido de baloncesto de los Juegos Olímpicos (EEUU-Francia) y había un jugador francés que se llamaba Fournier, que es un apellido bien conocido en España a causa de la fábrica de cartas vitoriana. Dados los países contendientes se me ha pasado por la cabeza el chiste aquel de un mago de la tele que decía que a las cartas del póquer se las llama baraja francesa porque son las que usan los americanos. De esto a un mapa que saque de un tuit y que había guardado hace más de un año ha sido un saltito.

Creo que sería 2007 o por ahí cuando un compañero de entonces (Pietro, de Nápoles) se pasó por el apartamento donde vivíamos. Tenía yo sobre la mesa de café una baraja española con la que solía hacer solitarios y al verla me dijo que era igual a la napolitana. Estuvimos hablando de diversos juegos y muchos que ellos tenían eran los mismos. Me acuerdo que mentamos las siete y media, la escoba y la brisca (que él llamó bríscola). Es interesante la diferencia entre las cartas que es usan en el norte y el sur de Italia. Esto podría servir como prueba que este país relativamente joven aún no se ha integrado por completo y también de que el imperio de la corona de Aragón y del reino de España sobre el Mediterráneo murió ya hace mucho tiempo, pero no del todo.

Esto me ha hecho preguntarme por el otro reino hispánico peninsular y me ha retrotraído a otro momento: a la primera vez que fui a Oporto, en 1997, donde vi a unos paisanos con boina jugando a las cartas en un parque y me sorprendió que usaran la baraja francesa que uno asociaba al glamur de los grandes casinos de la ruleta y el champán. Al parecer en Portugal se han utilizado unas cartas muy parecidas a las nuestras, básicamente las mismas, hasta finales del XIX o principios del XX en que se han sustituido por la baraja francesa-estadounidense-internacional.

Palos

Ayer recordé el día que mi jefe trajo polvorones de sus vacaciones en España. Nadie sabía comerlos sin ponerse perdido y yo expliqué a mis compañeros que hay que aplastarlos primero para que no se desmiguen. La identidad cultural está compuesta de un sinfín de piezas irrelevantes. Si uno se enfrenta a un espía o a un extranjero que habla español muy bien una prueba rápida de españolidad podría ser retarle a decir los palos de la baraja y a hacerlo en el orden canónico.

De las barajas germánicas tendré que averiguar. Francia ganó 89-79 a EEUU


Lucca

27/12/2017

Así era y es la planta de la ciudad

Hará una semana que me he acordado de la ciudad amurallada de Lucca en Toscana. En un juego que consistía en acertar de entre tres opciones el nombre de una ciudad a la vista de un plano antiguo de la misma escogí Lucca para la que no era. Me pareció que aquellas tenían que ser las murallas por las que habíamos paseado en 2009 tras dejar Pisa atrás. Luego hace un par de días día me ha dicho una amiga que ella iba a ir en enero y se me ocurrió volver a mirar mis viejas fotos.

Nunca colgué aquí demasiadas fotos ni historias de aquel viaje por el centro de Italia. Creo que es porque había tanto que ver y tanto que contar que me saturé antes de empezar. Una vez puse fotos de la torre Guinigi, que es el segundo lugar al que fuimos en Lucca después de comer un helado en el «anfiteatro».

San Frediano es San Frigidiano en castellano

Mirando al mapa (moderno) me parece que dejamos el auto de alquiler cerca de la Puerta de Santa María. Esto se corresponde con la primera imagen que tengo de la ciudad, que es de la iglesia de San Frediano y su potente mosaico. Ya de aquellas me quedé con la duda de si ese nombre existía, porque Frediano me parecía muy raro, y compruebo que san Frigidiano ¿principe de Irlanda? y obispo de Lucca construyó una iglesia en este lugar bajo la advocación de san Vicente martir, que era de Zaragoza.

La laguna de Venecia no es laguna sino albufera y el «anfiteatro» de Lucca no es anfiteatro sino es plaza (Piazza San Michele) situada en el lugar donde hubo un anfiteatro que supongo que ya estaría allí cuando César, Pompeyo y Craso revalidaron el Primer Triunvirato.

El anfiteatro es centro de la vida social, terrazas de restaurantes, turisteo a tope y casas amarillas con verdes balcones y contraventanas que muestran un estilo típico de la región.

Del anfiteatro nos subimos a la torre Guinigi donde pasamos un rato disfrutando de las vistas y el claro día y luego llegamos a la plaza de san Martín frente a la catedral del mismo nombre de la que recuerdo que tenía un pórtico con esculturas e inscripciones muy interesantes.

San Martino

Y de allí pasando por la plaza del lirio y la dedicada a Napoleón salimos a recorrer un tramo de las murallas, más adecuadas para el paseo por amplias que la mayor parte de las que he visto. Había mucha gente haciendo lo mismo: niños jugando, chicas andando en patines. Elemento antiguamente militar totalmente integrado en la vida civil.

Garibaldi en la plaza del Lirio (piazza del Giglio)

Por las murallas

Puerta de san Pietro

Casas de los adarves

Foso y pradera

Catedral de san Martín

Se puede comprobar como la vida cotididana se ha apropiado de la muralla y la cercanía de las viviendas, tal y como sucede por ejemplo en Ciudad Rodrigo. Sin llegar a lo que son les plains de Abraham en la ciudad de Quebec, el antiguo foso ha dejado lugar a una amplia llanura verde y lúdica.

Años después he mezclado los recuerdos y los días. Por fortuna las fotografías me recuerdan que de Lucca salimos por carretera hacia las termas de Montecatini llegando a nuestro siguiente destino: Pistoya.


El que no sabe es como el que no ve

30/07/2017

https://twitter.com/alfanje/status/891730228502044676

Hace unos días he descubierto la interesante historia del león del Pireo, que se encuentra en el arsenal de Venecia. Escultura del siglo IV de antes de nuestra era estuvo en el puerto ateniense hasta 1687 en que los venecianos lo tomaron como botín de la guerra contra el imperio otomano. Es más conocido el dato de que en el mismo año los venecianos destruyeron el Partenón a cañonazos. Lo más curioso del león helénico es que contiene unas runas escandinavas de una de las incursiones vikinga de cuando los nórdicos se pasaron por el Mediterraneo en el siglo XI. Las marcas son muy tenues y no fueron descifradas hasta 1914. Yo he pasado por delante de esta estatua, pero el que no sabe es como el que no ve.

 


El francotirador paciente

07/01/2017
Grafiterismo

Grafiterismo

El francotirador paciente, de Arturo Pérez-Reverte. Obra menor que me ha recordado un poco a La piel del tambor. Acaso haya sido por mi escaso interés en el asunto grafitero y la poca capacidad que tengo de encontrarle la épica que dicen que tiene el tema. Hace doce años conocí a un pibón en Holanda que se dedicaba a lo de ir por las noches a las estaciones a pintar trenes y luego salir por patas y ya entonces me pareció que estaba yo pero que muy viejo para esas cosas. Dada mi senectud me sugirió ir poner pegatinas en las farolas. Hay tantos mundos en este mundo.

No sé si se puede criticar o si forma parte del canon literario que los grafiteros revertianos tengan un lenguaje articulado y bien culto en comparación con el de la clase de macarras que yo he conocido en los aledaños de ese negocio. Aunque el que un académico le haga usar a su personaje  el adjetivo «customizado»… no sé… vaya lo uno por lo otro.

En todo caso hay que agradecer enórmemente a don Arturo el que abogara por la incorporación de la palabra grafiti en el diccionario por antonomasia, ya que nunca supe si eran dos tes o dos efes o dos de ambas lo que llevaba el término italoamericano. Además esto dejó uno de los mejores intercambios que se han visto en la historia del tuister.

Todavía me estoy descojonando

Todavía me estoy descojonando

 

Tres ciudades a las que tengo ganas de ir alguna vez protagonizan en gran medida el asunto: Lisboa donde apenas pasé unas horas hace años y que querría conocer más y mejor, Verona de donde tengo una amiga y adonde nunca fui y Nápoles que tanto y tan bien se presta a la literatura negra.


«La piel», de Curzio Malaparte

22/02/2016
La pelle

La pelle (1949)

Ha caído en mis manos una edición en español de esta novela. Me gustaría tener más tiempo y leer más y eso incluye leer más en español, cosa que considero una experiencia bastante diferente de la de leer en inglés, que es quizá el idioma en el que más leo o al menos en el que leo más libros. La diferencia es difícil de explicar pero fácil de intuir. En este caso, el original es en italiano, lengua de la que se suele traducir bastante bien. Creo que con la excepción de par de veces en las que pone «operario» donde debería ser «obrero» no me he encontrado nada raro. De hecho, lo que habría sido un pérdida sería haberla leído en inglés. En el original italiano se intercalan conversaciones o trozos de conversación en inglés con las tropas aliadas en la invasión de Italia y también partes en francés. El efecto se respeta si el castellano ocupa el lugar del italiano, pero mantener el efecto en lengua inglesa será más difícil. Por cierto, este multilingüismo debe de ser una característica importante del texto. Como excepto por unas pocas frases en ruso todo está en cosas que chapurreo me pasa bastante desapercibido.

Al parecer he fallado porque para leer esto hay que leer primero Kaputt. Lo haremos al contrario si se tercia. Malaparte hizo todo el recorrido político del espectro político totalitario (que no es tanta distancia si se piensa bien) y en 1943 tras haber caído en desgracia con el fascismo y ser liberado de prisión se encontraba como asistente del ejercito estadounidense que liberaba a Italia de la Alemania nazi y de sí misma. El relato comienza en Nápoles, que es una ciudad por la que nunca me he planteado pasar, a pesar de su interesante conexión con la Historia española. Hay algo en lo que he leído con anterioridad y en las cosas que me han contado que hace que le tenga reparo. En cambio me fascino cuando un compañero de trabajo napolitano encontró una baraja española en mi casa y estuvimos hablando de juegos de naipes que son los mismos: la brisca, las siete y media y la escoba. Luego, según las tropas van subiendo a Roma por la vía Apia ya me encuentro con escenarios que he pisado, como el mausoleo de Cecilia Metela, esposa de Mussolini en la versión gringa de la película. También Florencia.

Si no es por una bandera que me recuerda a las momias de turbera del Museo Nacional de Irlanda, la causa del título está al final del capítulo cuarto, a propósito de como unas madres prostituyen a sus chiquillos con las tropas:

— […] Deben haber ocurrido cosas terribles en Europa para que estén reducidos a eso.
—No ha ocurrido nada en Europa — dije yo.
—¿Nada? —preguntó el general Guillaume—. ¿Y el hambre, los bombardeos, los fusilamientos, las matanzas, la angustia, el terror, todo eso no es nada para usted?
— ¡Oh, eso no es nada! —dije—. Son cosas de risa; el hambre, los bombardeos, los fusilamientos, las matanzas, la angustia, el terror, los campos de concentración son cosa de risa, tonterías, viejas historias.
En Europa estas cosas ya hace siglos que las conocemos. Hoy ya estamos acostumbrados. No son estas cosas lo que no han reducido a esto.
—¿Qué es, pues, lo que les ha hecho así? — dijo el general Guillaume con la voz un poco ronca.
—La piel.
—¿La piel? ¿Qué piel? —dijo el general Guillaume.
—La piel — respondí en voz baja—, nuestra piel, esta maldita piel. No puede usted imaginarse siquiera de cuántas cosas es capaz un hombre, de qué heroísmos y de qué infamias, para salvar la piel. Esta, esta asquerosa piel, ¿la ve usted? (Y al decir esto agarraba con dos dedos la piel del dorso de la mano y tiraba de ella.) Un día se sufría hambre, tortura, sufrimientos, los dolores más terribles, se mataba y se moría, se sufría y se hacía sufrir, para salvar el alma, para salvar el alma propia y la de los demás. Para salvar el alma se era capaz de todas las grandezas y de todas las infamias. No solamente la propia, sino las de los demás. Hoy se sufre y se hace sufrir, se mata y se muere, se realizan cosas maravillosas y horrendas, no ya para salvar la propia alma, sino para la propia piel. Se cree luchar y sufrir por la propia alma, pero, en realidad, se lucha y se sufre por la piel, por la propia piel tan sólo. Todo lo demás no cuenta. Hoy se es héroe por una cosa bien pequeña. Por una cosa asquerosa. La piel humana es una cosa asquerosa. ¡Fíjese! Es una cosa repulsiva. ¡Y pensar que el mundo está lleno de héroes dispuestos a sacrificar la propia vida por una cosa semejante!

No es que me haya parecido una gran obra, también es cierto que la he leído deprisa, buscando trocitos de sabiduría o viñetas que me llamaran la atención. Sin mucho que comentar aquí dejo unos que me gustaron.

Este fragmento sobre el cambio de bando de Italia durante la guerra que resulta más esclarecedor al lector que a sus protagonistas:

— ¡Compañía, descanso! —gritó el sargento.
Los soldados se apoyaron sobre el pie izquierdo en una actitud de abandono y desmadejamiento y me miraron ahora fijamente con una mirada más dulce y humana.
—Y ahora —dijo el coronel Palese— vuestro nuevo capitán os hablará brevemente.
Yo abrí la boca y de mis labios salieron unos sonidos horrendos; eran palabras sordas, hinchadas y flojas.
Dije:
—Somos los voluntarios de la Libertad, los soldados de la nueva Italia. Debemos luchar contra los alemanes, echarlos de nuestra casa, rechazarlos más allá de nuestras fronteras. Los ojos de todos los italianos están fijos sobre nosotros; debemos levantar de nuevo la bandera caída en el fango; ser el ejemplo de todos en medio de tanta vergüenza, mostrarnos dignos de la hora que ha sonado, de la tarea que la Patria nos confía.
Cuando hube terminado de hablar, el coronel dijo a los soldados:
—Ahora uno de vosotros repetirá lo que ha dicho el capitán. Quiero estar seguro de que habéis comprendido. Tú —dijo indicando un soldado—, repite lo que ha dicho vuestro capitán.
El soldado me miró; tenía los labios delgados y sin vida de los muertos. Con un horrendo tono de voz,
dijo:
—Debemos mostrarnos dignos de la vergüenza de Italia.
El coronel Palese se acercó a mí y me dijo en voz baja:
—Han comprendido.

El carácter nacional y sexual de Italia:

La primera vez que tuve miedo de haberme contagiado, de haber sido también yo atacado de la peste, fue cuando fui con Jimmy a casa del vendedor de «pelucas». Me sentí humillado del repugnante morbo precisamente en el punto en que un italiano es más sensible, en el sexo. Los órganos genitales han tenido siempre una gran importancia en la vida de los pueblos latinos, y especialmente en la vida del pueblo italiano, en la vida de Italia. La verdadera bandera italiana no es la tricolor, sino el sexo masculino. El patriotismo del pueblo italiano está todo allí, en el pubis. El honor, la moral, la religión católica, el culto de la familia, está todo allí, entre las piernas, allí, en el sexo; que en Italia es bellísimo, digno de nuestras antiguas y gloriosas tradiciones de civismo. Apenas franqueé el umbral del almacén de «peluquería» sentí que la peste me humillaba en lo que, para todo italiano, es la sola, la verdadera Italia.

Las resonancias del mundo clásico son un tema italiano clásico:

Hacía un esfuerzo por pensar en Roma, no como una inmensa fosa común en la que los huesos de los hombres y de los dioses yacen entremezclados entre las ruinas de los templos y de los foros, sino como una villa humana, una villa de hombres simples y mortales donde todo es humano, donde la miseria y ía humillación de los dioses no envilecen la grandeza de los hombres, no dan a la libertad humana el valor de una herencia traicionada, de una gloria usurpada y corrompida.

Cosas que pasan en las guerras, sección homosexualidad:

A la primera noticia de la liberación de Nápoles, como llamados por una voz misteriosa, como guiados por aquel dulce olor de cuero nuevo y tabaco de Virginia, aquel olor de mujer rubia que es el olor del ejército americano, los lánguidos escuadrones de los homosexuales, no de Roma ni de Italia solamente, sino de toda Europa, habían franqueado a pie las líneas alemanas sobre las nevadas montañas de los Abruzzos, atravesando los campos de minas, desafiando los fusilamientos de las patrullas de Fallschirmjager, y habían acudido rápidamente a Nápoles al encuentro de los ejércitos liberadores.

Si leo Kaputt lo suficientemente pronto lo poco que se me quede en la memoria estará indisolublemente mezclado y más o menos se habrá enmendado mi error.


Una idea italiana que no sé si me gusta

17/02/2016
Austero en etimo.it

Austero en etimo.it

Aquí se cruzan varias historias. Una es que hace meses mi viejo me estaba contando una que Berlinguer fue el primero que habló de austeridad en política y que decía que la austeridad era de izquierdas. Me sacó un librito en italiano que le había prestado un amigo suyo. No sé yo cuánto entiende mi señor padre el italiano. No me costó encontrar el texto traducido al español de las conferencias del año 1977 en las que el secretario general del Partido Comunista Italiano proponía la austeridad individual como valor revolucionario.

Mira si no son austeros los cubanos y los venezolanos y todos los que hayan vivido en un régimen comunista. Yo creo también lo soy, pero la austeridad que no es obligatoria y que es una especie de modo de vida basado en no obtener demasiada felicidad con la posesión de cosas es diferente a la penuria impuesta por consecuencias de la Historia o sistemas económicos ineficientes. De todos modos yo le conté a mi progenitor que la palabra «austeridad» estaba mutando de sentido por influencia del inglés, y que recordaba perfectamente el día en que vi un cartel que decía anti-austerity y haber pensado «está mal, no puede ser».

Veo ahora que los italianos están utilizando tal cual la palabra inglesa austerity para hablar de política económica de reducción del gasto público. Con poner «l’austerity» así con el artículo apostrofado en los buscadores salen ejemplos a tutiplén. El diccionario del diario La Repubblica tiene las dos entradas separadas para austerità y austerity aunque ésta última remite a la acepción económica de austerità: severa contención del gasto público etc.

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La Repubblica tiene diccionario

Luego he recordado que cuando veía los telediarios italianos siempre me llamaba mucho la atención que utilizaban mucho la palabra inglesa privacy. Creo recordar que solía ser por asuntos sórdidos de Berlusconi. No entendía por qué hacía falta una palabra inglesa si se podía decir privacità como se hace en español con «privacidad». En realidad el concepto ese de privacidad es bastante reciente. Yo recuerdo bien la primera vez que leí la palabra alrededor de 1994 ó 1995 cuando estudiaba Derecho en la universidad.

Era en alguna sentencia del Tribunal Constitucional que juzgaba estas cosas. Cuando hicieron la Constitución el concepto aún no había llegado y el derecho reconocido en la misma se llama «al honor, la intimidad y la propia imagen». La sentencia aquella decía que había cosas que aunque no eran íntimas si que había que protegerlas porque eran privadas, pero no privadas en el sentido de la propiedad privada sino en el que hoy día entendemos de privacidad. Yo vi la palabra allí escrita con la sensación de que el ponente se la estaba inventando. Puede que lo estuviera cogiendo de otro idioma. No diré de cual.

El caso, es que cuando tienes una palabra parecida a las que hay en tu idioma que viene de otro parece que hay dos opciones: una es ampliar el número de significados de la que ya tenías a riesgo de confusión (¿austeridad qué es?, ¿la privacidad no es una cualidad de la propiedad privada?). La otra sería mantener el significado de lo que ya tenías en el idioma y meter la palabra extranjera sin más. (Yo mismo he escrito varias veces «politically correct» en este blog porque no acabo de aceptar una expresión que ni tiene que ver precisamente con la política ni con lo que es correcto e incorrecto). También digo «políticamente correcto» o «políticamente incorrecto» a veces. No pasa nada.

Total que no sé que es lo mejor ni sé si la idea italiana me parece buena, quizá precisamente porque yo ya lo he probado. En todo caso dejo aquí una viñeta fantástica de La Pulga Snob de Andrés Diplotti que trata sobre lo políticamente incorrecto.


Fontana de Trevi

11/01/2015
Una vista menos frecuente

Fontana de Trevi, una vista menos frecuente (agosto de 2007)

He leído hoy que murió la sueca Anita Ekberg. No sé yo si tengo vista entera «La dolce vita» pero la escena del baño en la fontana de Trevi, decenas de veces. En alguna de las ocasiones recuerdo haberme preguntando cómo era posible que esa mujer no se hubiera convertido en una figura más icónica aún de los años sesenta.

Salto a finales de los años noventa. Vi otra película italiana,  titulada «Bámbola» y protagonizada también por una mujer muy atractiva: Valeria Marini. Una cinta muy sensual, podría decirse como poco. En los títulos de crédito vi el nombre de Anita Ekberg a quien no había reconocido durante el filme y en ese momento pensar en el personaje me causo impresión. Memento hómine, lo que quitan cuatro décadas.

En 2007 en Roma nos acercamos a la famosa fuente. Me sorprendió lo pequeña que era la plaza. Costaba encontrar un hueco para hacerse una foto con el agua y las estatuas, entre tanto turista. Ahora lo que pienso cuando veo a Marcello Mastroianni quitarse los zapatos es que lo mágico e improbable no es aparecer allí con una diosa nórdica que quiera bañarse con uno, sino encontrarse la plaza vacía. Si se cumple la profecía de la moneda y vuelvo alguna vez a Roma y su más famosa fuente y si se diera la extrañísima e inaudita circunstancia de que pudiera verme solo ante Océano y los tritones, de verdad que me tiro con los zapatos puestos y sin sacarme el teléfono.


Toscana en telefilme

15/11/2014

Estuve viendo un telefilme de 2005: «En un rincón de la Toscana» le pusieron en español; Shadows in the Sun, era el título original en inglés.

No me sorprende que se hiciera para la televisión y no se estrenara en las salas de cine ya que no aporta nada al séptimo arte. Eso sí, desde siempre me ha gustado el actor Harvey Keitel (desde los tiempos de Smoke) y una joven Claire Forlani es una alegría para los sentidos. Todo es muy tópico incluido el fugaz y previsible romance y lo peor que tiene es lo de presentar a Italia como si aún estuviera en los años cincuenta del pasado siglo con la vida rural y los Fiat cincuecento e incluso locomotoras de vapor. Lo que sí que me gusta mucho es ver paisajes de Toscana, que es una región muy privilegiada por su belleza y a la que me gustaría regresar algún día. Por el castillo y el pozo creo que el pueblo que aparece es Castiglione d’Orcia donde pasamos una noche en una casa de campo.