Puente pirenaico

05/12/2023
d

Pyrinäen Brücke

Por primera vez en muchos años me coge en España el puente de la Constitución. Ilustra la entrada del día la foto de un puente que hizo el abuelo materno de mi hija cuando vino por primera vez a este país desde Alemania en 1955, conduciendo un Volkswagen de los de aquellos tiempos.

En 2011 le dio por escanear algunos de aquellos viejos recuerdos, y nos dio los archivos sin contar demasiado. La foto del puente estaba etiquetada en alemán como «puente pirenaico». En realidad no está en España sino en Francia. Una búsqueda inversa en Google Images me ha permitido averiguar que se trata del puente o viaducto del ingeniero Séjourné en Fontpédrouse en aquella parte de los Pirineos orientales hoy cercana a la frontera que se conocía con el nombre del Rosellón y la Cerdaña cuando España la perdió hace varios siglos.

En estos días que serán festivos para casi todos por aquí yo en cambio tengo una entrevista de trabajo con una empresa francesa. Así que mientras me dedico a estos asuntos les deseo que disfruten del puente.


Mis interacciones con la monarquía británica

08/09/2022

Hoy puede ser el día menos adecuado para recordar que, en 2011, cuando la reina de Inglaterra vino a Dublín, la policía no me dejó entrar a casa por la puerta habitual debido a que tenían a SM visitando el centro de convenciones de la manzana de al lado. Debe de haber más de cien metros y eso fue lo más cerca que he llegado a estar de un representante de tan augusta institución, sin contar su imagen en algún penique que haya tenido en el bolsillo o algún sello de correos que me haya tocado chupar.

Desde aquellos tiempos hasta hoy nos hemos ido separando del país vecino. Todavía fuimos a Escocia aquel año y a Gales en 2013 y cuando empecé en mi empleo actual me tocó ir dos veces a Londres en 2015, pero en 2016 llegó el bréxit y todo ha ido pareciendo más complicado, aunque en realidad de un modo secundario puesto que pesan más las circunstancias de la vida. Supongo que volveremos pero no sé cuánto tardaremos en volver.

Por otra parte he ido cambiando de opinión con respecto a esto de la monarquía, que a mi yo de antaño le parecía algo tan estrambótico y ajeno. Ahora me parece una forma de la jefatura de estado bastante razonable sobre todo si ya está establecida y quienes propugnan las alternativas son tus adversarios.


Narciso Monturiol

25/10/2021

En uno de mis domingos de librería estuve hojeando un volumen sobre la vida de Narciso Monturiol. Quizá no supe buscar, pero no hubo nada en él que me llamara la atención, así que tendré que darle otra oportunidad. La semana pasada tuve la ocasión de escuchar un programa de radio que trataba aspectos de la vida y obra del inventor del primer submarino autopropulsado.

Si nos preguntan quien inventó el submarino a cualquiera de los de mi generación o la anterior creo que el nombre de Isaac Peral viene a la mente como un resorte. No estoy muy seguro de la generación de jóvenes actuales, y no porque la falta de respuesta se deba precisamente a lo complejo de la materia. Como bien dicen en el programa, no existe un «inventor del submarino», sino que diversos ingenieros han ido haciendo aportaciones, siendo los primeros intentos ya bimilenarios. Los trabajos de Monturiol en la década de 1850 se basaron en gran medida en los de Fulton en 1801.

De la biografía me han llamado la atención aspectos que pudieron influir decisivamente en su vocación. Por ejemplo, su padre era botero (fabricante de toneles).

01.06.2011


El 15-M

24/05/2021

 

Tengo como intención el escribir unas líneas al menos una vez al mes. Éste ha sido bastante parco en sucesos así que se me ha ocurrido reproducir las ideas que fui guasapeando respecto de la naturaleza de lo del 15-M (el de 2011) ahora que se cumplía una década de todo aquello.

Como ya hacía bastante que no vivía en España no es algo que yo viviera de primera mano, pero mi opinión es que el tiempo transcurrido ha ido desvirtuando el recuerdo muy notablemente. Ahora cualquiera te puede decir que fueron unas manifestaciones contra los recortes del PP (que ni gobernaba, aunque acabó aquel año con la más amplia mayoría absoluta que ha disfrutado en democracia). De hecho, hace poco un candidato del PSOE se ha subido al carro de la memoria de aquellas movilizaciones que en principio iban contra el gobierno de su partido. A mi modo de ver el 15-M es la inanidad más sobrevalorada de la historia española reciente.

Creo que está muy confundido en la desmemoria colectiva con las asambleas y otras movidas de la primavera de 2014 tras el éxito electoral de Podemos en las europeas de aquel año y tras la que intentaron convertir una plataforma personalista en un partido con todo aquello de los círculos y tal. A mí me parece justo hasta cierto punto confundir el 15-M con Podemos y simplificar para decir que aquellas movilizaciones fueron el catalizador para modificar un sistema de partidos que había durado dos décadas. Ahora bien, por medio pasaron 3 años en los que se podía decir que aquellas movilizaciones del 2011 fueron la típica respuesta mecánica de movilización de la ultraizquierda que se había quedado en la nada.

De hecho, se suele olvidar que una semana después del 15-05-2011 había elecciones locales y autonómicas en muchos lugares. Creo que la movilización era en parte tirar del repertorio del 13-03-2004 aunque en esta segunda ocasión no tuvo ningún éxito. En estos días alguien ha recordado que otros elementos que estuvieron muy presente en todo aquello y que ahora se olvidan fueron la «ley Sinde» y la influencia de lo que estaba pasando en el mundo árabe.

A mí me hace mucha gracia que el PSOE se quiera apropiar del fenómeno cuando uno de los cánticos más repetidos eran que «PSOE y PP la misma mierda es». Juzgo el fracaso del movimiento a través de otra de las reclamaciones que se sintetizó en el eslogan «No nos representan». Tras una década de nueva política las modificaciones del sistema electoral han sido ninguna. El Podemos de los 70 escaños debió de darse cuenta que el problema no era la circunscripción provincial ni la fórmula d’Hondt sino la falta de votos.

 


Enclaves más allá del Karabaj

15/11/2020

Enclaves

Hoy 15 de noviembre los armenios tenían que retirarse del distrito de Kalbajar. Este y otros distritos de la autoproclamada República de Artsaj de que tendrán que ceder en las próximas semanas no pertenecían al enclave armenio del Alto Karabaj propiamente dicho, aunque también hay una parte del mismo que pasará a ser controlado por los azerbaiyanos, básicamente lo que queda al sur de Shusha.

En la prensa de lengua española la cobertura del conflicto en su versión de 2020 ha sido más bien pobre, cosa que no da para extrañarse dadas las escasas relaciones con la región y la situación de esos medios. Lo que más me sorprende es que ni siquiera a los adalides de occidente y la civilización cristiana les haya servido para propaganda.

Ciertamente los armenios tenían malas cartas aquí, dado que nadie está por reconocer otras fronteras más que las que salieron de la disolución de la URSS y que ellos no han podido seguirle el paso al crecimiento demográfico y económico de un Azerbaiyán rico en recursos energéticos. No he leído por ningún lado algo que me parece básico para comprender esta guerra: Armenia tenía alrededor de 3,5 millones de habitantes hace tres décadas y hoy apenas llega a los 3 millones mientras que Azerbaiyán ha pasado de 7 a 10 millones.

Los habitantes de Artsaj son unos 150.000, la mayor parte en el Alto Karabaj ya que por falta de recursos y voluntad (o ante la posibilidad de tener que devolverlos en el futuro como va a suceder) no tuvieron demasiado éxito en repoblar los territorios ganados en 1992-93. Con este panorama, sin un ejército al día ni alianzas diplomáticas y militares fuertes más que con Rusia, parece que deberían prepararse para salir del enclave en pocos años, y lo digo con la simpatía que tengo por ellos, que es más de la que tengo por un Azerbaiyán del que desconozco casi todo excepto que putearon innecesariamente a mis amigos denegándoles un visado.

Enclaves de Azerbaiyán en Armenia (en teoría)

Un asunto del que se ha hablado menos aún es el futuro de los otros enclaves, diminutos pero que también existen, aunque sean muy pequeños en comparación con Nagorno Karabaj. Me sorprendió leer en un resumen del acuerdo arbitrado por Putin que los dos que los armenios controlaban en Tavush/Tavuz (Vorin Voskepar y Sofulu-Barxudarli) pasarían a manos azeríes el 20 de noviembre. Aunque no hemos estado en ellos sensu stricto, en 2011 pasamos muy cerca e incluso estuvimos en una iglesia de Voskepar que quedaba en terreno dominado por Armenia que sobre el papel era de Azerbaiyán. La carretera te metía en el Azerbayán de iure aunque estaba repleta de vehículos militares armenios.

La recuperación de los enclaves parece fuente de problemas para el futuro. Es curioso que en el acuerdo no se mencionen el relativamente cercano Artsvashen, que era de Armenia y está controlado por Azerbaiyán, ni del de Karki, que queda más cerca del enclave grande de Najicheván que de la mayor parte del territorio azerbaiyano.

Me despido por hoy con la curiosidad por saber cómo van a funcionar estas peculiaridades territoriales en un escenario en el que ambos países seguirán siendo enemigos, así como por saber cómo va a ser la conexión terrestre con Najicheván que se ha acordado (¿el modelo extraterritorial que Alemania planteó para la Autobahn a Danzig por el corredor polaco?) y si los armenios van a construir de verdad una variante para unir Stepanakart con Armenia sin pasar por Shusha (inversión arriesgada si es que estás condenado a perder el territorio).


Limónov

16/03/2019

Limónov

«Limónov» (2011) de Emmanuel Carrère. Al autor lo descubrí con El adversario, que me fascinó hará cosa de década y media. Este lo tenía en la pila virtual desde hace más de dos años y gracias a un encuentro fortuito ha sido mi lectura de este fin de semana. Creía que no me iba a gustar demasiado, a causa de una crítica que leí en un blog hace tiempo y con la que concuerdo en gran medida. Sin embargo, aunque la biografía de Limónov no me resulte especialmente interesante, significativa o representativa en sí misma, creo que hay mucho aprovechable en la forma dinámica de narrar de Carrère y en los márgenes que muestran el contexto del mundo soviético. Otrosí: yo leo a menudo traducciones bastante pobres y esta me ha parecido muy buena.

A causa de un apuntoesobre la Plaza de la Libertad de Jarkov (Ucrania), llamada en aquellos tiempos en honor de Félix Yerzinski y de magnitud considerable, he sabido que la plaza de Tiananmén no es la mayor plaza urbana del mundo (hay listas de estas cosas)

Un fragmento sobre la perspectiva rusa de la Gran Guerra Patria y el holocausto y también sobre el elitismo del protagonista:

Una de las primeras reacciones suscitadas por el proyecto de este libro fue la de mi amigo Pierre Wolkenstein, que casi se peleó conmigo porque yo me proponía escribir sobre un individuo que, siendo ruso y dirigente de una formación política digamos que dudosa, según él sólo podía ser antisemita. Pero no. Se pueden incluir muchas aberraciones en el pasivo de Eduard, pero no ésa. Lo que le protege a este respecto no es la elevación moral ni la conciencia histórica, pues es verdad que como la mayoría de los rusos, desde la perspectiva de sus veinte millones de muertos, la shoá le importa un bledo y estaría totalmente de acuerdo con Jean-Marie Le Pen en verla simplemente como una «cuestión de detalle» de la Segunda Guerra Mundial, como algo rayano en el esnobismo. Que el ruso y más aún el ucraniano corriente sean antisemitas notorios es para él la mejor razón para no serlo.

Otro sobre escenarios postconflictuales:

Es verdad que hubo el período delicado en que tras la muerte de Stalin liberaron a millones de zeks, y a algunos incluso les rehabilitaron. Los burócratas, provocadores y soplones que les habían enviado al gulag estaban seguros de una cosa: de que no volverían nunca. Pues bien, algunos han vuelto y, por citar de nuevo a Ajmátova, «dos Rusias se han encontrado cara a cara; la que denunció y la que fue denunciada». No se produjo el potencial baño de sangre. Delator y prisionero se cruzaban, recíprocamente sabían a qué atenerse, y cada uno desviaba la mirada y se iba por su lado, a disgusto, los dos vagamente avergonzados, como personas que en otro tiempo han cometido juntas una fechoría de la que es mejor no hablar.

Como recientemente estuve leyendo una biografía de Trotski, una anécdota que también aparecía en la misma contada por alguien que lo conoció en su etapa neoyorquina y que aún trabajaba en la redacción de Russkoe Dielo cuando Limónov se dejó caer por allí en los setenta:

El anciano cuenta a quien quiera escucharle que Lev Davídovich vivía en el Bronx y sobrevivía con los magros ingresos de las conferencias que que daba sobre la revolución mundial ante salas vacías. Los camareros de los pequeños restaurantes donde comía le detestaban porque consideraba ofensivo para su dignidad -la de ellos- dejarles propina. En 1917 compró muebles a plazos por doscientos dólares y luego desapareció sin dejar dirección, y cuando la sociedad crediticia localizó su rastro él estaba al mando del ejército del país más grande del mundo.

Y esta descripción de Martin Malia (que también se puede aplicar a otras ideologías) del socialismo como negación de la realidad:

«El socialismo integral no es un ataque contra abusos específicos del capitalismo, sino contra la realidad. Es una tentativa de abolir el mundo real, un intento condenado a largo plazo, pero que durante un determinado período consigue crear un mundo surrealista definido por esta paradoja: la ineficacia, la penuria y la violencia se presentan como el bien supremo.»
La abolición de la realidad implica la de la memoria. La colectivización de las tierras y los millones de kuláks asesinados o deportados, la hambruna organizada por Stalin en Ucrania, las purgas de los años treinta y los millones adicionales de muertos y deportados de un modo puramente arbitrario: todo esto no había sucedido nunca. Por supuesto, un chico o una chica que tuviese diez años en 1937 sabía muy bin que una noche había venido una gente a buscar a su padre y que después nunca habían vuelto a verle. Pero sabía también que no había que hablar de ello, que ser el hijo de un enemigo del pueblo era peligroso, que más valía actuar como si nada hubiera pasado. De este modo todo un pueblo hacía como si nada hubiese ocurrido y aprendía la historia según el Curso abreviado que el camarada Stalin se había tomado la molestia de escribir él mismo.

Lectura no demasiado densa y no demasiado edificante. La idea más notable que me ha sugerido es cuánta influencia habrá tenido la crisis constitucional de 1993, con el parlamento contra Yeltsin para que se acabara consolidando el sistema presidencialista de democracia limitada que llevamos viendo en Rusia durante más de veinte años.


Uno de los nuestros

28/03/2017

.

Lo mismo que dije con la última novela que leí, también podría ser el mayor experto que hay en mi calle sobre la obra de Åsne Seierstad. En general, no me habría animado a leer un libro sobre una masacre terrorista ni la biografía de un asesino múltiple, pero en los libros de ella que leí con anterioridad siempre encontré detalles interesantes sobre las sociedades que eran escenario de la narración.

Así pues, en este One of Us, (En av oss: en fortelling om Norge, que se ha traducido en México como «Uno de los nuestros») he podido percibir algunos aspectos de la próspera Noruega, país por el que aún no me he pasado. He preferido no fijarme demasiado en los detalles escabrosos de los asesinatos en Oslo y la isla de Utøya y me llamó la atención, por ejemplo, que antes de Gro Harlem Bruntland ninguno de los primeros ministros del partido laborista hubiera tenido un título universitario y sí los más variopintos empleos.

La historia del asesino, intercalada con la de dos de las víctimas de la masacre, también ofrece mucho trasfondo, más allá del interés en conocer si es la psicopatía o la militancia lo que caracteriza su personalidad. Por ejemplo, en los años ochenta su madre se benefició de servicios sociales que en el sur de Europa ni se soñaban. Lo de la madre soltera y el padre ausente me tiene que formar parte del pastel freudiano.

Conecté las biografías de la chica de origen kurdo y el muchacho de Svalbard con los datos históricos que indicaban que Noruega era el país donde el sistema político funcionaba mejor a través de los cauces formales, con niveles de militancia muy altos en los partidos políticos (alrededor del 10%, pero mis datos son viejos). El prestigio de la política formal favorece a mi modo de ver una mejor selección de cuadros y una mejor formación de los mismos. De hecho, en muchos países es difícil imaginar que un partido político tenga la estructura para montar semejante campamento de verano.

Volviendo a la personalidad del asesino multiple, comparado con los terroristas que yo he conocido me ha parecido por desgracia un personaje bastante más dinámico y emprendedor. Me estoy preguntando si los terroristas del gremio individualista no serán más eficientes que los del socialista-comunistarista. Ni cursos de explosivos en campos de terroristas de Argelia ni nada y el tipo ya había montado antes sus propias empresas más o menos ilegales y escrito su manifiesto de mil quinientas páginas. La impresión que tengo de los terroristas que yo conocí en su día es que solían ser bastante incapaces y que en parte por eso acababan en un terrorismo que iba a traer un paraíso en el que no haría falta que demostraran nada por sí mismos.

Además de lo ya mentado de la madre soltera estarán los videojuegos, la falta de vida social, el crecer en barrio marginal, la presión de la inmigración y todo lo que se quiera decir. Al final el cerebro humano es un cóctel y creo que no habrá método ni correlación de causas que pueda explicar porqué a este rayado le dio un día por dejar los grafitis y creerse en caballero templario salvador de la raza blanca y la civilización cristiana occidental.

Algo que tendrá que ver supongo con la cultura jurídica noruega y con algún rasgo que quizá muestre una sociedad más civilizada (y que hasta cierto punto me indignó allá por 2012) es que durante el juicio le permitieran al criminal montarse su propio espectáculo de propaganda. No es que la justicia española no sea esperpéntica en muchos sentidos, que lo es, pero yo creo que en la mayoría de los países le habrían dicho al tipo que respondiera a las preguntas y no le habrían dejado montarse el número. Como en el libro no se critica esto entiendo que los noruegos dan un valor más absoluto al derecho de defensa del que a muchos nos parece óptimo.

Un detalle nimio del juicio es que el tipo se ofende cuando la juez le dice que no tiene trabajo y él se defiende y responde que se dedica a escribir. Leyendo ese arrebato de furia he pensado «mira, un protestante». Al final lo que importa es que se quede en el trullo y que no salga.

Durante más de cuatro años los hechos de 22 de julio de 2011 fueron el peor atentado terrorista en Europa desde el 11-M; lo cual no sé si hasta cierto punto contribuía a desmentir la alarma por esa supuesta islamización del continente. En 2015 fue superado por islamistas en París y más tarde en Niza, lo cual no creo que cambie demasiado la realidad geopolítica pero creo que sí lo hace el estado de ánimo de la opinión pública. En conjunto cada vez hay menos terrorismo pero cada vez consigue mayor difusión. No hay solución mágica.

Se llama islam es una religión y también a una ideología política. La religión es parecida al cristianismo, el tarot y los platillos volantes pilotados por alienígenas. La ideología política es contraria a los valores de la civilización. La mayor parte del tiempo sus partidarios potenciales no son una amenaza mayor que los que simpatizan con el comunismo estalinista, el ultraderechismo racista o el nacionalismo étnico y a todos hay que tenerlos a raya. Occidente no va a caer mañana y cualquiera preferiría tener como vecinos a los indonesios que yo tengo antes que al rubio manipulador de nitrato de amonio que hoy pasa su tiempo entre rejas en el talego noruego.


El último del edificio

19/03/2017

Aravind Adiga, «Last Man in Tower» (2011)

Ayer me leí de un tirón la segunda novela de Aravind Adiga, Last Man in Tower (2011), que veo que ¿aún? no ha sido traducida al español y que creo que podría serlo del modo en que intitulo esta entrada. La razón de la elección de este lector, poco aficionado a la ficción, es que la anterior novela del mismo autor me gustó mucho y creo que puedo aspirar a ser el mayor experto en Adiga de mi barrio.

No nos engañemos: en ésta la trama me ha parecido más floja. Ahora bien, uno lee a autores que provienen de lugares exóticos con ciertas intenciones que aunque modestas están bien definidas. Quisiera entender un poco qué es la India, más allá de lo que las estadísticas dejan entrever y esto es algo que hasta cierto punto se consigue a través de la literatura.

La convención por la cual la importación bruta de extranjerismos es muy aceptable en lengua inglesa me permite el entretenimiento de buscar términos angloindostaníes en los diccionarios, a veces porque son esenciales para la comprensión y otras por puro capricho. Ahora bien, lo que lexicográficamente es una deleite gramaticalmente es un castigo en cierto sentido. Muchas veces aspira uno a mejorar su fluidez por contacto: las expresiones y las formas se le van pegando de modo inconsciente. Esto trataría de evitarlo con dialectos exóticos y mi sistema es leer deprisa, como buscando las claves. Así me acabo una novela de estas de cuatrocientas páginas en cuatro horas. No me preguntéis como se llamaba el hijo de la vecina activista que la vida no me da para más.

Por lo demás. La India es muy grande y la acción se circunscribe a una zona concreta de Bombay que no es el centro Churchgate ni el famoso Dharavi. Me di cuenta de que la legislación sobre la propiedad horizontal tiene aspectos similares en varias zonas que pertenecieron al imperio británico y que en la India o al menos en Maharastra, está más desarrollada que en Irlanda.

El tigre blanco tenía como base Delhi pero acababa en Bangalore. La leí en tiempos en que trabajaba a diario con gente de esa ciudad de los call-centers. En esta novela de Bombay se menciona Puné como destino de escape.

-«¿Por qué querría nadie vivir hoy en día en Bombay?»- El señor Puri increpó a su esposa. -«Vámonos a un lugar civilizado como Puné. A algún sitio al que no lleguen diez mil mendigos en tren cada mañana. Estoy harto de esta ciudad, harto de esta carrera de ratas.»
-«Lo que hay que hacer en una carrera de ratas es ganarla. No escapar.»
-«Un lugar civilizado. Puné es civilizada. Nagpur también.»

La historia va de que unos constructores hacen una oferta a los dueños de un edificio y todos quieren vender menos uno. Aquí en gran medida ya no hay oriente ni occidente que valga. Me temo que en cualquier sitio del mundo que uno se ponga a mirar las comunidades de copropietarios son y serán una puta bomba.


Kebab con Obama

10/02/2016

adw

Con Obama en mi mesa habitual – febrero de 2015

Hace unos pocos días ha hecho un año desde que comencé en mi empleo actual, aunque al principio teníamos una oficina más céntrica por Candem st y ahora una mas espaciosa en los confines de la civilización. He encontrado una foto que me ha recordado los tiempos en que estábamos en todo el meollo. A cinco minutos del trabajo había dos sitios para comer kebab: uno persa al que iba más a menudo y otro moruno que tenía una foto de Obama que le daba un efecto muy kitsch. Además algunas paredes del sitio estaban empapeladas con unos motivos de banderas yanquis y taxis de Nueva York, digo yo que como para separar el negocio y la comida de cualquier asociación geopolítica del kebab con el islamismo. O a saber.

Is feidir linn, que aparece escrito con letras adhesivas sobre un espejo, es la forma de decir en gaélico «sí, se puede» (yes we can). Uno no sabe gaélico ni como para eso, pero cuando Obama estuvo por aquí en 2011 lo dejó caer.


Almanya

13/01/2016

Bienvenidos a Almanya

Willkommen in Deutschland

Un poco en contra del Zeitgeist de las últimas semanas pero quizá a favor de los vientos que soplaban hace pocos meses hemos visto hoy esta película de 2011, una comedia basada en la relativamente exitosa experiencia de los turcos que emigraron a Alemania. Hace cosa de un año estábamos todo el tiempo oyendo hablar de Grecia y de sus pensionistas, sus ahorradores, sus jóvenes. O se los ha tragado la tierra o los han enterrado los sirios. La agenda de los medios es tan veleidosa. Creo que entre bambalinas hay una lucha más o menos ideológica (a veces entre dos buenismos enfrentados) por el control del relato de la infame nochevieja de Colonia y tengo curiosidad por saber cuál será el resultado, dentro de unos meses.

Almanya no tiene nada especialmente duro ni desagradable in problemático. Los típicas anécdotas cómicas de los problemas de comunicación y algunos chistes visuales y la clásica reflexión del emigrado y la segunda generación sobre la identidad. Hace pocos meses vi una película sobre la emigración española a Suiza que en el fondo era la misma película. Aquella me hizo más gracia porque en alemán apenas me defiendo y de la cultura alemana casi tengo que defenderme. Con eso último me refiero a que aun estando expuesto a ella ni la comprendo ni practico mecánicamente. Esta película, que se deja ver, es especialmente buena si se compara con la que Hollywood hubiera hecho a partir de la propaganda del sueño americano. Hoy por hoy puede que el patriotismo alemán sea el más decente que haya.

Almanya es, obviamente, Alemania en turco.

"Alemania" en diferentes idiomas

«Alemania» en diferentes idiomas