No había visto aún la película española Mientras dure la guerra (2019). Por cuando salió sí que leí sobre ella y descubrí que siempre había o habíamos dado por cierto lo que era una narración literaria y de parte sobre el encuentro entre Millán Astray y Unamuno en el paraninfo de la universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936. El relato que había quedado impreso en la memoria colectiva lo escribió en los años sesenta Luis Portillo, padre del político inglés Michael Portillo a quien suelo ver en la BBC en documentales de viajes en tren, uno de los cuales (Great Continental Railway Journeys, S7E1) lo llevó precisamente a la ciudad del Tormes, donde habló de este episodio histórico.
Aunque entre los españoles el sentimiento que predomina ante estas cosas es el desinterés creo que hay bastante verdad en esa descripción de que, tras vivir cuarenta años en la mentira franquista, España ha vivido cuarenta años en la mentira antifranquista y hoy se sabe con certeza que la escena supuestamente histórica es en gran parte una invención literaria de un exiliado que había luchado con la República.
De la película, que me ha gustado y en la que Salamanca sale estupenda, puede decirse al menos que no cae en el «venceréis pero no convenceréis». Su motivo principal es el sufrimiento del propio Unamuno en sus meses postreros, sus errores, sus cambios de opinión, su agonía por el destino de sus amigos y tanta gente. Como en toda película histórica hay elementos más o menos inventados y algunos errores históricos. En ABC se publicó un artículo sobre los mismos y algún otro puede encontrarse por la red de redes.
Yo voy a una cosa mucho más pequeña. En un momento alrededor de los tres cuartos de hora se produce una escena en la reunión del aeródromo de San Fernando, cerca de Salamanca (un extraño lugar histórico en el que hoy no hay nada), en la que antes de que la Junta de Defensa Nacional elija a su generalísimo Millán-Astray les interpela haciendo alusión a la baraka, el aura de afortunado que adornaba a Franco desde Marruecos y lo compara con el malhadado Sanjurjo. No sé si Millán-Astray estaba en Salamanca y aunque hubiera estado es probable que no se le hubiese permitido participar en la junta y mucho menos en estos términos. Esto dice el guión:
Permítanme, antes de que voten ustedes… Una preguntita, nada más. ¿Ustedes saben lo que es… la baraka? Cuando no hace ni dos meses el general Sanjurjo, que Dios tenga en su Gloria, se disponía a coger aquel avión el piloto se quejó de que su maleta pesaba demasiado. Y no es de extranar, iban ahí sus medallas y condecoraciones… Porque Sanjurjo venía a España a liderar el Alzamiento. ¡Él tenía que ser el ge-ne-ra-lí-si-mo! Entonces… Ese avión que no remonta, que no coge vuelo… Mal empezó aquello. Unos dirán que si fue por la maleta, otros dirán que si fue por el piloto… O que no tuvo suerte. La suerte providencial… Eso es la baraka.
Quiero llamar la atención sobre el verbo liderar. Como he solido leer cosas de los años treinta del pasado siglo me he percatado de que por entonces líder era una palabra rara que aún se escribía leader. La palabra no estaba naturalizada aún por lo que parecería extraño que hubiese dado derivados. Hace relativamente poco tiempo que oigo hablar de «lideresas». A Mola se le conocía como «el Director» y a Franco se le puso un título de raigambre como Caudillo. Sería muy raro que un anglicismo entrara en esa categoría de nombres que denominan al máximo gobernante en regímenes nacionalistas (Fuhrer, Duce, Caudillo, Conducator…)
Creo recordar que Lázaro Carreter criticaba en sus dardos el uso de líder que suele hacerse en las clasificaciones deportivas (y que hoy ya está en el Diccionario). Él decía algo así como «¿cómo va a ser el líder si todos los demás equipos van contra él? Eso sería en los sesenta o setenta. El ejemplo más antiguo de liderar que aparece en el Fichero General es una noticia de El País de 1976.
Parece claro que en cualesquiera de los dos supuestos, ni la Alianza Atlántica, liderada por los Estados Unidos, ni el Pacto de Varsovia, conducido por la Unión Soviética, pueden permitirse más contradicciones internas;
Puede que aparezca algún ejemplo anterior pero he buscado el Ngrams y me parece hay poca duda de otro como dirigir, conducir o encabezar sí, pero que ese verbo no podía haberse utilizado.
«Liderar». Uso en libros hasta 2009