Dunas de Maspalomas (21.02.2023)
A lo largo de una semana entera disponiendo de vehículo en el sur de Gran Canaria es fácil que, como en nuestro caso, uno acabe recalando varias veces en la playa. Sea para un chapuzón matinal, un paseo vespertino, echar un café al aire libre o dejar a la juventud en un sitio agradable antes de partir de gira. Desde la primera tarde hubo varias ocasiones en las que acabamos pasando por Maspalomas o parando allí.
No encontré grandes diferencias con cómo estaba comparado con cinco años atrás. Cerca del faro hay una parte muy urbanizada llena de hoteles, desde el faro hacia el oeste hay un paseo marítimo muy bien acondicionado que va hasta la playa de Meloneras por el que la gente camina o hace deporte y saliendo del faro hacia el otro lado, tras unos cuantos chiringuitos, uno llega a la zona más agreste de las dunas, que es un paisaje natural relativamente intervenido.
En 2018 pensé que sería agradable caminar por la playa desde la Playa del Inglés hasta Maspalomas, que creo recordar que eran unos cinco o seis kilómetros. Aquella vez llegamos a la playa en autobús, por lo que no había problema en no regresar al punto de partida. La Playa del Inglés lleva su nombre por el intento de invasión de los holandeses, pero la gente del XVI no sabía idiomas y le echaba la culpa de los males a los malos de costumbre. Este año la he visto por primera vez dando un paseo con los veteranos el día en que la chavalería se fue al Palmitos Park, plan del que no quise participar ya que ya tengo vistos varios parques de esos. Esta zona del sur de la isla es muy parecida a lo que hay en el faro, quizá me gusta un poquito menos. Atravesamos un pasillo de tiendas y restaurantes hasta llegar a un lugar en el que ya hay buenas vistas de las dunas desde el lado contrario al que conocemos mejor.
Aquel mismo día volvimos a Maspalomas y al dejar el coche un tanto alejado pudimos observar la cantidad de terreno urbanizable que aún queda en el lugar. Unos días después, ya en casa, pude ver el episodio dedicado a esta provincia de la serie España a vista de pájaro de TVE de los años ochenta y pude comprobar cómo hace apenas cuatro décadas junto al faro no había apenas nada.
El equipo veterano caminó por el paseo marítimo, donde confundí un hotel con una iglesia, ayudé a un vejete inglés que iba perdiendo los billetes y contemplamos a lo lejos las parabólicas de la famosa estación de Maspalomas, antes de volver montana arriba hasta el zoológico en donde a las mocitas les había llovido sin que a nosotros nos cayera una gota, cosa de los microclimas.
En la penúltima de las tardes pisamos algo más de arena para mirar las dunas y que la gente se refrescara. Este año no vi ningún lagarto. Me pareció que la charca llevaba más agua que la otra vez. Volvimos hacia el auto por el paseo que va junto al agua dulce en el que las aves repostan. Algunos de los hoteles disponen de jardines enormes en los que nunca se ve a nadie. Varias veces hicimos la jugada de meternos con el coche hasta el mismo faro, que al parecer sólo pueden hacerlo los taxis, pero es que era muy práctico para recuperar tropa y bagajes antes de volver a casa.
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