Mi revolución francesa

25/02/2024

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Mi ausencia de este espacio en los dos últimos meses se ha debido a que empecé un nuevo empleo en la ciudad. Y eso quiere decir que he vuelto a los tiempos oscuros de 2017-2019, los años en que me levantaba a las seis de la mañana para volver a casa doce o trece horas después, con pocas ganas de hablar y menos aún de bloguear. En conjunto no lo llevo tan mal como creía que lo llevaría, pero para rato haría yo esto si tuviera la plata que me permitiera dejarlo.

La curiosidad curiosa es que ahora trabajo para una empresa francesa en la que casi todo el mundo es dos cosas que yo no: joven y francés. Durante el proceso de selección las cuatro o cinco entrevistas se desarrollaron en la lengua de Molière y nadie me preguntó ni una sola vez qué tal nivel de inglés tenía. Supongo que se da por descontado, después de más de dos décadas en el mundo anglosajón. De las cuarenta y tantas personas que conforman la plantilla hay dos que no hablan francés. Casi toda la gente tiene menos de treinta años y sospecho que soy el segundo de más edad.

Y nada, que aparte de hacer el trabajo que me toca, y que más o menos conozco a pesar de las variaciones que se dan en cada compañía, ahora tengo que estudiar algo de francés para ponerme al dia, recordar vocabulario, aprender algunas expresiones del oficio y cosas así. Realmente eso es lo que me pareció curioso e interesante en lo personal de esta oferta, que aunque veo que seguramente no es el sitio ideal para mi, al menos me permite colarme en la parte profesional de ese mundo francófono por cuya periferia siempre he merodeado.

Sólo con estar inmerso en este ambiente he ido adquiriendo cierta competencia. En la primera semana me percaté de que farfouiller y magouiller no podían ser farfullar ni magullar. También mi jefa me sorprendió con un adjetivo para ciertas tareas «cronófagas» del que no entiendo por qué no lo hemos importado ya para el español. He encontrado varios canales de youtube que me gustan porque tratan diferencias culturales y porque los videos son breves. A ver si mejoro algo en la pronunciación: creo que lo que peor hago es pronunciar los sonidos vocálicos (que he descubierto que son dieciséis y los afronto con mi limitado repertorio de cinco) y acertar el género de ciertas palabras (pero mira, vivimos en tiempo de confusión de géneros).

Cuando tengamos algo más de tiempo, seguiremos informando.


Comida con el equipo

09/10/2023

Schnitzel

Ahora que nuestro equipo está siendo desmantelado estamos compartiendo algunas fotografías de los momentos que hemos pasado juntos a lo largo de todos estos años. En verano de 2019 abrieron un sitio cerca de la anterior oficina en el bajo de un edificio que, como el nuestro, estaba destinado a alquiler de espacios para empresas, aunque creo que en ese formato más moderno de alquilar a emprendedores e incluso por días y horas. Me dio tiempo a ir al menos tres veces que yo recuerde: a la despedida de una chica del departamento de impuestos que se llamaba Naomi, a la de una española del departamento jurídico con la que me llevaba muy bien y a este almuerzo del equipo.

Al final, es casi imposible que defraude nada que tenga el formato de hamburguesa con patatas fritas y ensalada. No sé qué tal le iría a este negocio a partir de los consabidos problemas que empezaron el año siguiente. En las pocas ocasiones en las que volví a aquella oficina ya no volvimos a ir, ni siquiera me fijé en si seguía abierto. Estaba buscando el nombre del restaurante y no logro encontrarlo así que puede que ya no esté.

Por los viejos tiempos.

14.08.2019


La fiesta jaguayana

25/09/2023

Ahora que ya nos fuimos de aquella oficina me vienen a la memoria grandes momentos que en ella pasamos, como la fiesta que se llevó a cabo en mayo de 2019 con la mera intención de embriagarse y la excusa de que el comedor (que en espánglish llamamos cantina) iba a parecerse en algo a Hawái.

Hubo cerveza y algunos licores raros y con cierto vino malo y zumo de naranja se hizo una especie de sangría. Una chavala jovencilla acabó bastante castigada e incluso hubo un lío con el departamento de personal debido a que se unieron a la fiesta un par de excompañeras que habían salido de la empresa unas semanas atrás.

La mayoría de la gente que veo en las fotos ha partido ya. Me acuerdo de los nombres de algunos y de otros apenas de su nacionalidad o del equipo en el que estaban.

Al final estuvimos ahí cinco años. El primer año y medio esto estuvo interesante. Después golpeó la pandemia y la oficina estuvo cerrada. En ese periodo la gente se acostumbró a teletrabajar y cuando la oficina volvió a abrir prácticamente nadie quiso volver por mucho que se insistió en que era lo que se esperaba que hiciéramos. Al final nuestra empresa se fundió con otra mayor y nuestra oficina sobraba.

16.05.2019


La fiesta de Navidad de 2019

18/09/2023

La actuación

Me imagino que quedarán algunos, que como yo, cuando oyen hablar de «el siglo pasado» automáticamente piensan en el XIX. Con más razón me ocurre que si oigo hablar de los años veinte, mi mente se va  la década de 1920 (a la que se suele llamar en España «los felices veinte») y no se queda en la actual. Si en español hizo fortuna lo de la felicidad para hacer referencia a esta parte del periodo de entreguerras anterior a la crisis bursatil de 1929 y sus derivadas, en inglés se suele oír hablar sobre «The Roaring Twenties» y ese fue el tema de la cena de Navidad de la empresa que se hizo en 2019 y que fue la última. Según veo la fiesta se hizo el día 12 de diciembre, que era un jueves (esto de hacer la cena de Navidad a principios de diciembre es muy típico de las multinacionales en Irlanda ya que mucha gente se va a su casa en las fechas festivas propiamente dichas)

Nos llevaron a un sitio en el puerto de Dun Laoghaire donde bajo una carpa había mesas para las diferentes empresas que concurrían en tan magno evento. Además de la cena había música de ambiente y actuaciones que recordaban el ambiente glamuroso de los tiempos del Gran Gatsby. Estuvo bien, luego vino el covid y en 2020 ya no hubo fiesta y después cuando la situación sanitaria mejoró hubo cambios y recortes y tal y ya no volvió a haber fiesta de Navidad. Una lástima porque es la primera compañía en la que he trabajado en la que he ido a todas.


La novísima oficina

31/08/2023

El lago y Oracle

La semana pasada he ido a mi nuevo centro de trabajo. Lo llamo la novísima oficina porque ya es la cuarta desde que estoy en esta empresa, aunque esta será la definitiva dado que me quedan ya sólo unos meses de empleo, lo cual tiene su lado negativo, que es que me toca buscar otra cosa y dejar un sitio en el que estaba cómodo con la gente con la que trabajaba, pero también su lado positivo, que tampoco era plan de estar toda la vida haciendo lo mismo y algunas condiciones se han ido deteriorando.

Aquí estuve hace mucho tiempo

Coincide que está en el mismo polígono en el que trabajé entre el año 2000 y el 2002. Después apenas he vuelto dos veces para entrevistas de trabajo. De hecho, a los pocos días de llegar a Irlanda tuve mi primera entrevista de trabajo, que resultó en fracaso, en este mismo lugar.

Cuando pasaba por aquí no había carril bici

Me pareció que estaba mejor cuidado que hace dos décadas, aunque el día primaveral contribuía a la impresión favorable. La oficina novísima esta justo al lado, como a treinta metros, de uno de los dos bloques en los que trabajé en mi etapa anterior.

El antiguo Centra es hoy un Spar con Insomnia

El primero de los dos bloques en los que trabajé estaba situado estratégicamente enfrente de la única tienda cercana a la que se podía ir a comprar algo de comer. Un problema de este polígono es que está en una especie de isla artificial y como tal un tanto aislado de la ciudad, aunque se podía llegar al centro de Dublín en aproximadamente tres cuartos de hora.

Aquí pasé muchos ratos

Lo más habitual para la mayoría era tomar una lanzadera para ir a la estación del tren de Clontarf Road, pero era más práctico no esperarla, ya que está a sólo diez minutos. Al final iba uno andando. Yo en vez de en tren solía coger el autobús 130.

Desembocadura del Tolka

La oficina novísima estaba muy bien. Nunca he trabajado en una mejor. No pongo fotos porque no sé si una cosa que acabo de firmar me lo prohíbe o no, pero es de excelente calidad. La curiosidad es que estaba prácticamente vacía. Eran tres plantas como para cien personas cada una y habría unas diez personas en cada una. No se me ocurre ni cómo ganará dinero la empresa que lleva la cantina.

Para lo que es Dublín esto sería un rascacielos

En principio no tengo pensado volver más que en el último día en el que tengo que devolver varias cosas. Mi impresión es que la zona progresa a mejor aunque muy lentamente. Por la accesibilidad, los servicios y las empresas que están instaladas puede que East Point sea uno de los mejores sitios en los que trabajar en Dublín.

Paisaje tropical de vuelta a casa

22.08.2023


Lo de los pronombres

24/06/2022

Hay una moda reciente en el mundo anglófono de las empresas que me fascina por varias razones que comentaré a continuación. Algunas gentes concienciadas con los temas de la diversidad en las identidades y prácticas sexuales han comenzado a indicar en su firma, a menudo tras su nombre y cargo, los pronombres ingleses de tercera persona con los que se identifican: el nominativo, el acusativo y el posesivo.

Lo habitual es que se trate de he/his/him o she/her/hers, o sea: que en una exhibición virtuosa un tío del que nunca hubieras dudado que es un tío te indica que es un tío o bien una tipa hace lo propio… pero también está la gente para la que en principio esto se inventó, cuyo sexo autopercibido no se corresponde con el que percibiríamos los demás, así que hay más opciones, algunas incluso de reciente invención y también combinaciones alucinantes. O sea, alguien que parece que es un hombre pero que quiere que los demás lo refieran como ella y otras palabras que no son ni él ni ella. De todo esto yo sólo he llegado a ver el caso de una única persona que tenía they/them bajo la firma (esto es lo que en inglés se llama pronombre genérico de tercera persona y que no es extraño usar para referirse a una persona indeterminada que podría ser varón o fémina aunque sí que lo es para referirse a una persona concreta) pero encontré una larga y estupefaciente lista de opciones, que por fortuna creo que casi nadie utiliza.

En el fondo esto de los pronombres es una forma de indicar «soy chico» o «soy chica» o las otras miles de cosas que parece ser que existen y yo aproximadamente desconozco, pero me sorprende que en vez de hacerlo directamente se busque un giro de semejante carga gramatical. Es asombroso por ejemplo que se especifique el pronombre de tercera persona y no el de segunda. Al fin y al cabo, si voy a hablar contigo, no entiendo por qué habría de llamarte algo que no fuera tú o usted, en inglés you. ¿No es excesivo intentar controlar la conversación entre terceros que se refieren a uno? En este contexto de empresas multinacionales importan todas las injusticias y privilegios menos el anglocentrismo: si te importa cómo me refiero a ti cuando hablo con otras personas somos muchos los que tendríamos que recibir una lista de pronombres en diferentes idiomas.

Que esa es otra. Hay varios genios del mundo hispánico que han copiado la moda sin percatarse de que en español para empezar no es obligatorio decir él ni ella para expresar, por ejemplo, que una persona «(él/ella) es idiota». El pronombre se suele elidir. Tampoco el posesivo de tercera persona singular distingue género, de hecho «su» no distingue ni el número del poseedor. En español lo relevante a estos efectos sería la desinencia de género: es guapo / es guapa.

Otra de las cosas asombrosas es que se especifique una triada. Pongamos He/him/his o she/her/hers. Son formas gramaticales y al menos internamente coherentes, independientemente del aspecto de quienes piden que se usen para referirse a ellos. Me pregunto qué pasa si alguien indica que sus pronombres son he/her/them o cosas más inmanejables aún. Yo ya sé que en el mundo de la empresa estas cosas no se pueden discutir y que de hecho todo lo que no sea aplaudirlas sin cuestionarlas parecerá poco, pero mi tentación es decir a los anglos que pueden destruir o transformar o mejorar su idioma como les dé la gana pero que nos hacen la vida difícil a los demás ya que mientras que a ellos seguramente les salga de modo natural el resto tendríamos que ponernos a estudiar estas cosas.

Por azares de la economía actual me toca tratar por correo electrónico con mucha gente de la India. Dada mi ignorancia sobre las distintas culturas del subcontinente cuando cuento sólo con el nombre del interlocutor hay muchas veces en las que no sé si son macho, hembra o alguna de todas estas cosas que nos están llegando de EEUU. Acaban las interacciones y ni he sabido el sexo de mi interlocutor ni me ha importado. A mí mientras me resuelvan el problema me da igual chatear con hombres, mujeres, grupos intermedios o robots. En un mundo tan frío e impersonal no sé a qué viene darse tanta importancia.


El regreso a Dublín

22/04/2022

Pasa libremente de un nivel a otro de existencia 

Hoy he vuelto a la oficina por primera vez desde marzo de 2020. Lleva ya algún tiempo abierta aunque apenas va nadie. Han quitado la mitad de los escritorios y ya nadie tiene uno asignado así que hay que reservar el que uno va a utilizar. La razón por la que hemos ido ha sido para hacer una comida con el equipo, que aunque nos vemos las caras a través de la pantalla dos o tres veces a la semanas, tampoco nos hemos visto en persona en más de dos años. Ayer estaba nervioso del modo en que suelo estarlo cuando tengo que tomar un vuelo al día siguiente, temeroso de no despertar a tiempo de no perderlo.

Al final el madrugón no ha sido para tanto, el tráfico ha ido muy bien (entre que habrá algo menos que antes, que es viernes y que hay vacaciones escolares) y la ciudad estaba como casi siempre con algunos cambios como unos pocos edificios nuevos y banderas ucranianas por doquier. Hemos desayunado juntos, hemos trabajado un poco y nos hemos ido a las dos a comer a un restaurante griego donde he ido a lo seguro, que me parece a mí que es el gyro, aunque lo interesante ha estado antes con una cosa hojaldrada que se llama tyropita y que me ha parecido una delicia.

Cuando nos hemos disgregado he hecho por mi cuenta el recorrido de Dame st, O’Connell, Parnell y vuelta al sur del río para tomar el autobús. Muy poca gente con mascarillas. En el bus de vuelta me la he puesto porque todo el mundo la llevaba. En cambio en el de ida no me la use por el mismo tipo de seguidismo propiciado por la presión de pares y luego he pensado que la estrategia correcta era la opuesta: ponérsela cuando nadie la lleve y quitársela cuando la lleve todo el mundo. En mi cajón había una tableta de turrón del duro sin abrir que yo creo que aún estará comestible.

Hacia Tara st


Noticias de santa Brígida

01/02/2022

Cruz de santa Brígida

Hoy, día primero de febrero, el santoral celebra la festividad de Brígida, santa del siglo VI y patrona de Irlanda. No conozco demasiado de sus andanzas, pero la llaman santa Brígida de Kildare, que está muy cerca de Dublín y es verdad que anduvo por aquí cerca. En la mentalidad nacional es la santa más importante del país, como si fuera la virgen del Pilar o santa Teresa en España. En el calendario céltico se supone que hoy empieza la primavera (Imbolc) El elemento más visible de esta figura histórico-mítica en el folclore local es una cruz que lleva su nombre que se hace con juncos y que dicen que protege las casas.

La noticia es que este año los trabajadores de Irlanda vamos a tener un festivo más, con lo que pasaremos a diez bank holidays anuales (creo que en España siguen siendo catorce). En 2022 nos lo han puesto el 18 de marzo viernes, para hacer un puente con el 17 que es san Patricio pero a partir de 2023 será el primer lunes de febrero coincidiendo más o menos con el día de la santa de la que hablábamos. Esto de poner los festivos en lunes es ya costumbre y no me parece mal. Hay otros establecidos que son los primeros lunes de mayo,  junio y agosto, que no conmemoran nada en concreto aunque el primero de ellos queda muy cerca del Primero de Mayo de los demás países. Esto de santa Brígida va a ser un poco parecido. Quizá se llame oficialmente festivo de febrero pero parece que pivota alrededor de la festividad de la santa.

He oído a quien se quejaba de que el Estado siga sometido a la Iglesia. A mí eso me hubiera parecido mal hace veinte años (aunque como es obvio no tanto como para dejar de dejar de trabajar) y en la actualidad me resulta bastante irrelevante. Lo malo es que si vamos a tener un festivo más lo tengamos que tomar obligatoriamente en una fecha tan fría y poco después de las navidades. Seguramente se podría haber puesto en algún momento más avanzado del año en que poderle sacar mejor partido. Sea porque el sol no se pone a las cinco de la tarde o porque haga mejor tiempo. Y no sólo para quienes vamos a disfrutarlo sino para el sector turístico del país y quienes esperen hacer algo de caja, que también se gasta más en un día más largo y con menos probabilidades de lluvia.

 


Respeto y envidia al chimpancé

11/11/2021

Hace unos días les dije a unos amigos que no entendía demasiado la campaña esa que tienen montada en los medios para presentar a  Yolanda Díaz como candidata presidencial viable cuando cualquiera de los otros primeros espadas, incluido el de Vox, va a sacar más votos que ella y cuando incluso en el sector de la izquierda, si tienen que elegir entre ella y un chimpancé con el logo del PSOE gana el chimpancé.

Ahí dije un chimpancé como quien dice un florero de plástico o un tipo cualquiera, pero mucho respeto por los chimpancés. Aunque hace un par de años se hizo famoso el corto vídeo del chimpancé frente a una pantalla que era capaz de recordar la posición de nueve dígitos que se le mostraban durante una fracción de segundo y lo hacía con una habilidad inalcanzable para el ser humano, creo que la mayoría de la gente desconoce que tienen mejor memoria a corto plazo que nosotros.

Esta habilidad me vendría muy bien en mi trabajo, ya que a menudo tengo que copiar fragmentos de texto de un sistema a otro y, como en el proceso de corta y pega lo que llevo son varias líneas de texto, más o menos tengo que memorizar el número de expediente de siete cifras (en vez de eso podría copiar y pegar dos veces, pero me llevaría más clics y más tiempo). Me ayudo diciéndome el número de siete cifras a mí mismo en voz alta, pero aún con eso es importante la cantidad de veces que me equivoco al teclear. En especial suelo cambiar de orden el quinto y el sexto dígito de los siete y también tiendo a errar cuando hay cifras consecutivas que se repiten. Creo que es difícil equivocarse con los primeros dígitos así como con el último (que parece que queda resonando en el eco de mi propia voz).

Hace poco me he dado cuenta de que hay veces que lo que falla son los dedos y no el cerebro. Esto es porque aun comprobando que he recordado el número bien aparece mal escrito en pantalla lo cual quiere decir que hay uno de los dedos que se ha adelantado a su turno. No sé exactamente por qué me he sentido mejor sabiendo que hay dos sistemas en vez de uno que fallan. Quizá es que lo de los dedos se pueda considerar un error mecánico sin más y no algún tipo leve de carencia mental o quizá sea que uno se identifica más con su cerebro que con las yemas de sus dedos. Mucho respecto y envidia al chimpancé en todo caso.


Impresionado

03/09/2020

En un gélido día de diciembre de 2010 me compré una impresora Canon que tuve que acarrear a casa ya que los tranvías no podían funcionar por culpa del hielo. Recuerdo que me costó 38 euros y la necesitaba no como impresora sino para escanear mi contrato de trabajo firmado para adelantárselo por correo electrónico a la  empresa con la que empezaba a trabajar el mes siguiente. Luego tuve que enviar el original a Inglaterra.

Esa impresora la tuve en mi escritorio un tiempo que pasé escaneando tonterías y luego volvió a su caja, donde estuvo varios años. Hizo una mudanza y no ha vuelto a salir del cartón hasta hace 6 meses, cuando empezó el confinamiento, que la volví a poner a la vista por si tenía que imprimir alguna cosa del trabajo. Nunca hasta hoy le llegué instalar los cartuchos de tinta que venían junto con el aparato.

He tenido que imprimir una factura para enviársela por correo a una prestigiosa empresa tecnológica española (ejem), que es la única que en el medio año que llevamos de confinamiento me ha dicho que no podían aceptar el archivo en formato pdf. Teníamos bastantes clientes españoles a los que enviábamos facturas de papel, pero todos menos este se han convertido rápidamente a la nueva realidad (También los teníamos en otros países pero la papirofilia hispánica es un rasgo cultural a destacar).

Descargar los drivers de Internet ha sido sencillo. El caso es que sabía usar el escáner pero ni dónde se metían los cartuchos ni por dónde entraba el papel, pero ha sido todo muy fácil, la tinta funciona y la impresora va bien. No sé cuánto mejores serán las impresoras que haya hoy día en el mercado, pero  como me estaba temiendo no ser capaz de montarla o que la tinta estuviera seca estoy bastante impresionado de que con un trasto que ya tiene diez años este proceso haya sido tan sencillo y haya ido tan bien.