Técnicas de propaganda

14/12/2020

Un ejemplo más de esas casualidades no tan casuales que suelen suceder. Tras haber visto ayer la película de propaganda de guerra que se basó en la novela de Steinbeck hoy me he encontrado con un tuit que apuntaba a cierto material educativo usado en los Estados Unidos en los años cuarenta. El tema: técnicas de propaganda.

La película, de unos diez minutos y dirigida a estudiantes de secundaria, ilustra 7 técnicas de propaganda. He mirado a ver de dónde surgen y parece que provienen del Instituto para el Análisis de la Propaganda (1937-1942) promovido por Edward Filene. El instituto publicó The Fine Art of Propaganda, (1939) de Alfred McClung Lee y Elizabeth Briant Lee. Estas son las técnicas de propaganda que se mencionan en el vídeo:

  • Glittering Generalities  (generalidades relucientes)
  • Transfer  (asociación o transferencia de cualidades o ideas)
  • Name-Calling (epítetos)
  • Card-Stacking (selección y omisión)
  • Testimonial (testimonios personales)
  • Plain Folks (gente corriente)
  • Band Wagon (subirse al carro del ganador)

Me llama la atención el hecho de que esta lista no sea más conocida. De hecho, existe otra lista, la de los 11 principios de la propaganda de Goebbels (he visto versiones con más y con menos) que creo que ha tenido más éxito a la hora de llegar al gran público.

Si me preguntaran cuál de las técnicas de propaganda funciona mejor diría que es la que llaman card stacking, que funciona preparando las cartas que uno quiere mostrar para favorecer su argumento. Existe otra expresión inglesa de parecido significado: cherry picking. Por mucho que se diga de fake news al final el principal medio para hacer propaganda es la selección y omisión intencionada e interesada de aspectos de la realidad (agenda setting). Sobredosis de anglicismos en este párrafo, sorry.

Por eso me ha sorprendido que una actualización del listado de técnicas que se debe a Aaron Delwiche quite al card stacking de la lista para incluir el infundir temor (fear), la extrapolación indebida (unwarranted extrapolation) y las falacias lógicas (Bad logic). La página propagandacritic.com me ha parecido muy interesante y el vídeo completo con el que empezaba esta nota también.


Arendt sobre la violencia

30/06/2019

On violence

Una quincena de años después he vuelto a este ensayo de cuya lectura apenas me había quedado la vaga idea de que para Hannah Arendt la relación entre violencia y poder es antitética.

En el casi medio siglo transcurrido desde la publicación de la tetralogía ensayística en la que se enmarca Sobre la violencia hay algunos aspectos que después de Vietnam y la Guerra Fría parecen haber quedado desactualizados. Quizá no se trata tanto de que la obra esté desacertada sino de que sea la opinión pública la que se haya alejado de la percepción del riesgo de guerra nuclear. En cualquier caso hoy parece que la posibilidad de una destrucción total no elimina el riesgo de guerra convencional focalizada con la participación parcial o velada de las potencias nucleares.

Hay otros aspectos interesantes que quizá hoy se verían con otros ojos. A mí me gusta esta frase de Engels en el Anti-Dühring:

dondequiera que la estructura de un país contradiga su desarrollo económico es el poder político con sus medios de violencia el que sufrirá la derrota.

Pero no estoy seguro de cómo casa con el desarrollo político y económico de China en los últimos treinta años. Es posible que la sentencia siga siendo acertada y el autoritarismo de libre mercado que nadie supo prever sea antes que la democracia liberal el modelo político-económico coherente con una superpotencia superpoblada de cultura asiática.

Una cosa que sigue siendo relativamente actual es la incapacidad de la politología para establecer un lenguaje que sirva para entenderse, de resultas de lo cual gran parte del juego político sigue consistiendo en guerras léxicas para emborronar cualquier atisbo de debate real. Arendt intentó mejorar la taxonomía del campo semántico sobre el que trata la obra:

Es, creo, una muy triste reflexión sobre el actual estado de la ciencia política, recordar que nuestra terminología no distingue entre palabras clave tales como «poder», «potencia», «fuerza», «autoridad» y, finalmente, «violencia -todas las cuales se refieren a fenómenos distintos y diferentes, que difícilmente existirían si éstos no existieran-.

Estoy seguro de que en mi primera lectura, antes de la paternidad, no me llamó demasiado la atención este párrafo sobre la autoridad (auctoritas):

Su característica es el indiscutible reconocimiento por aquellos a quienes se les pide obedecer; no precisa ni de la coacción ni de la persuasión. (Un padre puede perder su autoridad, bien por golpear a un hijo o bien por ponerse a discutir con él, es decir, bien por comportarse con él como un tirano o bien por tratarle como a un igual.) Permanecer investido de la autoridad exige respeto para la persona o para la entidad. El mayor enemigo de la autoridad es, por eso, el desprecio y el más seguro medio de minarla es la risa.

Otro trocito que rescato sobre la utilidad de la violencia tiene que ver con Irlanda, el terrorismo y lo que en España ha acabado conociéndose con la metáfora del árbol y las nueces. La traducción española del ensayo que tengo es pocha así que he buscado la cita original:

Violence is the best way of insuring a hearing for moderation.

que Connor Cruise O’Brien atribuye a William O’Brien, nacionalista irlandés del siglo XIX y que viene a decir que la violencia es el mejor modo de garantizar que se escuche a la opción moderada, un modo de hacerse un sitio en la ventana de Overton que se había entendido mucho antes de que el concepto existiera.

 

 

 


La tesis de Barrington Moore

30/04/2017

Origenes sociales de la dictadura y de la democracia

Estoy leyendo un libro sobre la democracia irlandesa y en uno de los capítulos el autor se pregunta si el ejemplo de Irlanda contradice la hipótesis de Barrington Moore (y la respuesta es no). El libro de Moore que trata los orígenes sociales de la dictadura y la democracia y de hecho así se llama (trata más bien de lo segundo, que sería el fenómeno extraño a lo largo de siglos y civilizaciones) es uno de esos clásicos que no sabe uno si vale la pena leer, pero se encuentra fácil así que me he puesto a ello.

Antes que nada habrá que aclarar aunque sea de modo esquemático que la idea de BM viene a ser que hay tres accesos revolucionarios a la modernidad: el de la revolución burguesa, el de la revolución desde arriba y el de la revolución de campesinos, que respectivamente llevan a los estados de tipo liberal, fascista y comunista. El modelo se centra en las clases sociales y para el caso liberal viene a suponer que no hay paso a la democracia sin que la clase burguesa sobrepase en poder e influencia a la de los terratenientes. La forma más breve de expresarlo es: «sin burguesía no hay democracia».

En 1966 no es que se estuviera aún en la edad de piedra de la ciencia política,pero todavía se podía proponer un libro como este, con apenas seis casos (Francia, Gran Bretaña, EEUU, China, Japón e India) y pretensión de validez universal. A decir verdad, el propio autor reconoce que es imposible explicar todo con eso y también tiene mala suerte de escribir en un momento en el que el fascismo es aún una experiencia reciente, y no ha llegado aún ni la tercera ola de democratización ni la caída del bloque soviético. Me recuerda un poco a la obra de Charles Tilly sobre violencia y formación estatal: muy pocos casos para una misión explicativa tan amplia.

El mismo libro escrito hoy día sería más parecido a los dos volúmenes de Fukuyama sobre el orden político y su decadencia que a mí me gustan tanto. Tomaría ejemplos de al menos una veintena de países (no incluir países pequeños como Irlanda ha sido una de las críticas), el desarrollo de cada país sería mucho menos denso, consideraría al fascismo y al sovietismo como anomalías mas que puntos de llegada de los procesos históricos, quizá conjugaría el análisis de las clases sociales con otros factores e incluiría otros modelos como el autoritarismo asiático de partido únicp y acaso el neonativismo antiglobalista y la democracia antiliberal en ciernes (o esto último quizá podría dejarse para el mismo libro pero dentro de veinte años).

Ahora tengo encontrar cuál ha sido la actualización buena que recoge y supera lo mejor de las ideas de Barrington Moore.

Bonus: Aquí me he enterado de que la expresión «partido atrapalotodo» la acuñó Otto Kirchheimer.


Fukuyama: Orden y decadencia de la política

18/09/2016
El libro

El segundo libro

Tenía mucho interés en leer segundo volumen que igualmente versa sobre aspectos muy fundamentales que están en los mismos cimientos de la ciencia política. Estoy muy de acuerdo con la idea de Feynman de que hay que volver continuamente a los rudimentos y a repensar las bases de lo que uno ya conoce porque ese es el modo de generar nuevas ideas. A este segundo tomo sobre el orden de Fukuyama le han puesto en español «Orden y decadencia de la política» que no es quizá la más precisa pero sí seguramente la más legible. Political Order and Political Decay: From the Industrial Revolution to the Globalization of Democracy es el título original que da una idea un poco más precisa de la materia y de la etapa histórica de las que se trata. El primer volumen, sobre los orígenes del orden político, lo he comentado ya acaso en demasía.

Mientras que en el primer tomo se trataba de la creación de estructuras políticas hasta llegar al estado y de las formas y modos que adoptaban para seguir existiendo aquí el asunto está en los problemas y las cosas que van mal. Hay bastantes ejemplos de sistemas políticos que se derrumban (URSS), estados fallidos que nunca llegan a operar (Somalia), otros que tras alcanzar un nivel de desarrollo considerable vuelven para atrás (Argentina) y muchos sobre los que es discutible sobre si están mejorando o empeorando (Occidente) en un mundo apenas recientemente globalizado. Diría que gran parte de la discusión política de este momento se basa en esto último.

Muchas de las explicaciones de Fukuyama no me parecen convincentes. Aunque la geografía es un aspecto relevante me parece que no se puede demostrar que Prusia creó un estado fuerte a partir de un ejército fuerte debido a la vulnerabilidad de su posición estratégica.

La idea del equilibrio de baja confianza de Italia y la explicación de que tanto los transalpinos como los griegos tienen lo que tienen por causa del bajo capital social (Putnam) y el nepotismo es tentadora. Lo es porque porque esos fenómenos existen y están muy presentes (España también podría entrar en este grupo) pero falta mucho para que la idea sea totalmente explicativa.

El tránsito entre el patronazgo y el clientelismo que se dio en EEUU en el siglo XIX y que luego se ha extendido sí que puede haber sido un desarrollo político importante. Me parece que para que se produjera hizo falta que existiera clase media y una cierta capacidad ¿ideología? de crear símbolo y comunidad imaginada.

Hay una parte muy interesante relativa al fracaso de los estados en nation-building que opone las condiciones de partida similares de Indonesia y Nigeria (países extractores de recursos fósiles de base multiénica) y el relativo éxito de uno y fracaso de otro en crear una nación. Del mismo modo compara el éxito de Tanzania y el fracaso de Kenia , dos países vecinos y muy similares en muchos sentidos para el mismo propósito de crear una nación a partir de una diversidad de grupos étnicos (curiosamente el éxito de Tanzania parece deberse a la mayor profusión de grupos, que supone que ninguno pueda aspirar a convertirse en dominante a diferencia de los kikuyus de Kenia; en el caso de Indonesia el éxito, con sus fracasos en Timor Oriental, Aceh… se debe a la iniciativa política y el fracaso de Nigeria a no haber sido capaz de romper con el tribalismo)

La parte dedicada al modelo autoritario asiático de estado fuerte y economía de mercado controlada es muy interesante en todos sus detalles. En muchos sentidos podría ser el modelo a seguir para otros países que quisieran desarrollarse aunque es posible que les falte ese tipo de cultura colectivista. Interesantes son las instituciones que por su diseño e incentivos aparentes en Occidente habrían estado condenadas al fracaso. Lo que resulta irónico de esta parte es que la existencia de modelos eficientes y alternativos a la democracia liberal occidental parece desmentir al Fukuyama del Fin de la Historia.

La descripción de los Estados Unidos como «estado de tribunales y partidos» (Stephen Skowronek) me ha resultado interesante. Nunca había reflexionado sobre cómo el cambio político en ese país se produce a través de largos procesos judiciales y sentencias que acaban suponiendo un hito en lugar de mediante el proceso político electoral. La vetocracia y la tensión Presidente-Congreso-Senado bloquean en gran medida el proceso político, que podría haber estado involucionando en los últimos años.

Hay aspectos muy interesantes sobre la «burocracia», entendida no cómo trámite y papeleo al estilo español sino en el sentido de administración. Cómo es necesaria y a la vez puede acabar resultando un problema. El concepto de «mimetismo isomórfico» mediante el cual unos países adoptan la estructura burocrática de otros sin llegar a alcanzar jamás los mismos resultados me ha parecido una buena idea para expresar lo que se busca mediante la creación de comités y observatorios  de fines nobles (para mejorar la educación y que sea como en Finlandia) y que aparte de ofrecer algunas sinecuras jamás logran lo que se proponen.

Un gran tema en el que creo que estamos inmersos es el de la democracia y su relación con la situación de la clase media. La opinión clásica es que la democracia precisa de una clase media (cuya aparición Marx no pudo prever y que es la que evita que se produzca el conflicto de clases que él previó). Parece que en la mayor parte de los países del desarrollados la edad dorada de esta clase media (que en realidad serían varias clases) ya pasó. La atomización de grupos dificulta la consolidación de coaliciones reformistas. La última salida parece que ha sido la populista y desde desde que se escribió este libro hasta hoy he visto Podemos, Brexit, secesionismo catalán, Trump, Marine Le Pen, autoritarismo de estilo polaco-magiar en lugar del clásico tránsito de gobiernos socialdemócratas y democristianos al que las décadas nos habían acostumbrados. El bloque liberal-conservador parece algo más sólido pero el progresista-sociáldemócrata-redistribuidor lo encuentro totalmente perdido en una serie de causas identitarias y single issues que a veces colisionan entre sí y se les van de las manos.

Por último, una idea bien razonable de Fukuyama es que hay muchas causas de decadencia del orden político y que el exceso de democracia puede ser una de ellas.

Lo mismo que al primer volumen, le veo méritos para convertirse en un fijo en la bibliografía académica de la disciplina.


Francis Fukuyama: Orígenes del orden político (2011)

17/09/2016
El libro

El libro

Hace un par de años se me quedó en el tintero hacer una recensión más completa del primer tomo de Fukuyama sobre el orden político y sus orígenes (The Origins of Political Order: From Prehuman Times to the French Revolution. Nueva York, Farrar, Straus and Giroux. 2011). En estos días he estado leyendo el segundo (Political Order and Political Decay: From the Industrial Revolution to the Globalization of Democracy. 2014), que trata sobre el orden político y su decadencia y me ha dado por hojear el anterior para ponerlo en relación.

Creo que no voy a ser capaz de sintentizar mejor lo que ya indiqué en cuatro entradas sobre otras tantas partes del primer volumen:

Hace ya más de una década que concluí mis estudios formales de ciencia política y no estoy muy al corriente de las tendencias bibliográficas en el mundo académico pero tengo la impresisón de que estos dos tomos podrían convertirse en referencias clásicas de la teoría política y del estado.

Tiene varias virtudes como las de enlazar con otras disciplinas como el estudio de la prehistoria, la zoología y la antropología al plantearse las condiciones políticas pre-estatales de los primeros humanos; sobrepasar la visión eurocéntrica que tradicionalmente se ha ofrecido en la disciplina, ya que sitúa el origen del estado en China y ofrece ejemplos de países como Hungría, Polonia o el imperio otomano que no son los tradicionales ejemplos (Inglaterra, Francia, EEUU) que suelen mostrarse y que presentan un ideal de democracia como una clonación de Westminster o Washington que debería extenderse hacia todos los demás lugares.

Respecto a esto último, servidor tuvo una asignatura llamada «Sistemas Políticos de Europa», que en realidad debería haberse llamado «Introducción a los sistemas políticos del Reino Unido, Francia, Italia y Alemania». Del mismo modo, las veces que estudié Historia en la educación básica y en el bachillerato, aquello empezaba en Egipto y Mesopotamia y jamás hubo una referencia más al oriente, hacia la parte del mundo en la que en nuestro siglo vive la mayor parte de la población. Esto también deberá corregirse hasta cierto punto en las próximas décadas.

Con un poco de suerte en los próximos días hablaremos de la decadencia, que en inglés en es decay como la caries ,porque en inglés lo «decadente» mola.


Los países fracasan por varias razones

09/04/2016
¿Por qué?

¿Por qué?

Ha caído en mis manos un ejemplar del Why Nations Fail de Robinson y Acemoglu. No sé si me tengo que alegrar de que estuviera en español, ya que la traducción me ha parecido bastante floja. En todo caso, un libro muy influyente en el pasado remoto, allá por el año 2012, y que creo que se hizo más popular en España a consecuencia de un artículo de César Molinas publicado en El País que utilizaba el concepto de elites extractivas que se emplea en el libro.

Precisamente hace unos días leí que uno de los coautores desautorizaba hasta cierto punto la aplicación a España de la teoría expuesta en el libro, que me pareció con anterioridad que habían dado por buena.

Agradable de leer ofrece interesantes versiones simplificadas del tricentenario proceso de la colonia en Iberoamérica o de la historia de Botsuana o la de Sierra Leona pero a mí me parece que fracasa al intentar explicar con sólo una causa (instituciones inclusivas frente a instituciones extractivas) y no demasiado bien delimitada lo que es un fenómeno mucho más complejo.

El institucionalismo de Institutions matter es siempre un enfoque que está ahí pero que no lo abarca todo, del mismo modo que tampoco sirve decir siempre it’s the economy, stupid. Aquí está este libro que ayuda a aprender aunque no a comprender.

Hace algunos meses vi un vídeo de una entrevista entre Jeffrey Sachs y Tyler Cowen en la que se tocaba este libro y las críticas del primero me parecen muy acertadas. Por ejemplo y sobre tod, que la geografía es muy relevante, pero también que la configuración institucional necesaria para acercarse a los mejores no es la misma que se necesita para ser un líder.

(Inciso: esto me ha hecho pensar que es un proceso similar a el tipo de decisiones que tiene que tomar un individuo/familia si quiere permanecer en su clase social o pasar a otra).

El ejemplo clásico es que Inglaterra era una isla con mal clima que no parece un lugar prometedor para iniciar la revolución industrial. Una de las ventajas de ser isla será seguramente que cuando empezó el país ya disponía de flota y que en barco los 50 km que le separan del continente se recorren antes que los 50 siguientes. También ser una isla ofrece una buena protección militar. Tampoco la geografía lo es todo, pero lo que es geográficamente bueno para la economía política va mutando.


La violencia según Pinker

12/01/2016
Portada

Portada

«Los ángeles que llevamos dentro» es el cuarto libro de Steve Pinker que he leído. He tardado varios meses en atreverme a empezarlo porque intuí que sería un libro importante y que requeriría mucha atención. Es Pinker un autor que me gusta debido a que su campo de estudio se solapa en gran medida con mis intereses. No sólo los temas de lingüística sino también lo que puede verse tanto Tabula Rasa como en este libro y que toca aspectos básicos para entender al ser humano prepolítico tal cual, un poco por debajo de los cimientos de la teoría política, que sería otro de los asuntos con los que me peleo.

Lo de los ángeles del título viene de una cita de Lincoln. La entrada de la Wikipedia en inglés sobre el libro hace un buen resumen de los temas principales que se tratan, que coinciden con los capítulos. Aquí pongo una especie de esquema:

Cinco fuerzas históricas pacificadoras: El Estado-Leviatán, el Comercio, la Feminización de las sociedades, el Cosmopolitismo y la Razón.

Seis tendencias reductoras de la violencia: (Proceso pacificador con la agricultura, Proceso civilizador entre Edad Media y s.XX, Revolución Humanitaria con la Ilustración, la Pax Longa posterior a la Segunda Guerra Mundial, La Pax Nova tras 1989 y, por último, la Revolución de los Derechos para diferentes grupos humanos).

Cinco demonios interiores que generan violencia: Violencia instrumental, Dominación, Venganza, Sadismo e Ideología

Cuatro ángeles buenos que evitan la violencia: La Empatía, el Autocontrol, el Sentido moral y la Razón.

En cuanto a las tendencias históricas, entiendo que tiene mérito saber separar todos estos procesos que pueden complementarse o incluso darse simultáneamente. Uno podría ver una gráfica de declive más o menos constante y aceptar que hay una única variable que puede explicarlo todo y llamarla «civilización» y usar las guerras mundiales como excepciones que confirman la regla.

También es interesante ver los diversos modos en los que se produce violencia en función del objetivo. Hay datos científicos que muestran que la testosterona sólo es relevante en la violencia por dominación. Las estrategias para reducir la violencia deben tener en cuenta de qué tipo de violencia se trata. En un país como España donde la gender violence se ha convertido en asunto de Estado uno esperaría oír citar a menudo la ley de Verkko, tanto a favor como en contra. Diagnosticando la violencia intrafamiliar como machista por defecto es posible que se le estén intentando aplicar los remedios de libro contra la violencia ideológica, cuyo éxito en aplacar esta ha sido hasta cierto punto limitado (ni el contador de mujeres asesinadas ni las manifestaciones de repulsa frente a edificios públicos tienen demasiado sentido cuando se trata de eliminar violencia instrumental y/o de dominación).

En otro orden de cosas y aunque no tengo el tiempo ni la energía necesarios para verificar la demostración, me ha agradado que no crea la explicación de Freakonomics que conecta el descenso de la delincuencia en EEUU en los años noventa con el aborto. Esto es algo que más o menos me tragué en 2007 y de lo que posteriormente he ido desconfiando.

Recuerdo una clase en ciencias políticas en la que se dijo que era imposible explicar el fenómeno del terrorismo suicida desde el punto de vista de las teorías de la elección racional. Es obviamente muy difícil cuando se toma como referencia el individuo, pero teniendo en cuenta los genes egoístas parece que sí se puede hacer y me ha fascinado leer las cifras. Sólo por eso ya habría valido la pena leer el libro.

Algo que no me termina de convencer es que la literatura de ficción haya sido tan importante a la hora de generar empatía con otros seres humanos como Pinker defiende. Mi primera reacción ha sido incredulidad hacia la propuesta de que imaginarnos las vidas de otros en libros nos genere mayor afinidad hacia ellos que cuando vemos sus sufrimientos en la vida real. Después he pensado que quizá en el pasado la gente no tenía tanto acceso a los otros y llevaba vidas bastante segregadas, por ejemplo por sexos en instituciónes como escuelas, monasterios, ejército… también hoy día sigue siendo cierto que los productores de Hollywood muestran mayor talento para hacernos saltar las lágrimas que el mendigo de la esquina. Es una idea que me parece difícil de demostrar, por lo que tendré que oír más cosas, para decantarme.

Este libro y el de Fukuyama sobre el orden político me parecieron los más importantes que leí en 2015. Ambos contienen una cantidad ingente de ideas y a ambos tendré que volver.


Comunidades imaginadas

02/11/2015
2ª edición

2ª edición, hay 3ª que no sé qué dirá

Hay un libro que siempre se cita en en la bibliografía de nacionalismos: «Comunidades Imaginadas» (Imagined Communities) de Benedict Anderson. A mí no me parece un gran libro y creo que del mismo modo que uno se puede despachar la Teoría de Rawls con el velo de ignorancia y los dos principios de la justicia, basta con averiguar un poco qué es una «comunidad imaginada» y qué es «el capitalismo de imprenta» para ahorrarse la lectura del libro.

De todos modos a veces uno hace cosas porque cree que tiene que hacerlas y aquí estoy yo para comentar cuatro cosillas de esta obra que aunque sea exitosa por acuñar un término nuevo y no ofrezca un gran marco teórico tiene momentos de brillo como cuando se dice que «Prusia no era un país con un ejército sino un ejército con un país».

Como las teorías hay que ilustrarlas, Anderson tiene buenos ejemplos sobre la creación, entendida como el proceso de imaginar, de Suiza, Hungría, Vietnam… algunos otros ejemplos están más traídos por los pelos (Filipinas)

Muy relacionado con el capitalismo de imprenta es la idea de continuum dialectal. Aquí por ejemplo, un fragmento sobre algo que me pregunté antaño respecto de la inteligibilidad de las lenguas túrquicas:

The fate of the Turkic-speaking peoples in the zones incorporated into today’s Turkey, Iran, Iraq, and the USSR is especially exemplary. A family of spoken languages, once everywhere assemblable, thus comprehensible, within an Arabic orthography, has lost that unity as a result of conscious manipulations. To heighten Turkish-Turkey’s national consciousness at the expense of any wider Islamic identification, Atatürk imposed compulsory romanization. The Soviet authorities followed suit, first with an anti-Islamic, anti-Persian compulsory romanization, then in Stalin’s 1930’s, with a Russifying compulsory Cyrillization.

Pensemos por ejemplo en la posibilidad de fundir el español y el portugués o en la de dar una gramática consensuada y una literatura a unos cuantos dialectos romances de poco prestigio que aún quedan en España y en la dimensión política de cualquiera de esos proyectos.

En cuanto al proceso fundacional de la cultura hispánica como cultura universal que vino a suceder per accidens, este trozo compara la rusificación del Imperio de los zares en el siglo XIX con la colonización de América en el XVI deja ver la brecha abierta en la Historia por la era de los nacionalismos y los cambios de consciencia que implica.

While there is a certain analogy with, say the Hispanization of the Americas and the Philippines, one central difference remains. The cultural conquistadors of late-nineteenth century Czardom were proceeding from a selfconscious Machiavellism, wihle their sixteenth-century Spanish ancestors acted out of an unselfconscious everyday pragmatism. Nor was it for them really ‘Hispanization’ – rather it was simply conversion of heathens and pagans.

Que viene a ser aquello del «Lengua y patria» de Lodares de que a las malas iban por el oro y las buenas a salvar almas, pero que no tenían ningún interés en dar clases de idiomas.


Culturas de honor, dignidad y victimismo

10/10/2015

El mes pasado leí un artículo de Jonathan Haidt que me llamó bastante la atención y hace unos días lo he comentado en una charla de bar con amigos de los viejos tiempos. Me ha parecido que era interesante esbozarlo aquí, por si algún día se me olvida la idea principal. Para mí este modelo descriptivo tiene que ver con que gran parte de la actividad política tiene que ver con dar mayor o menor estatus a individuos o grupos. La idea es que esto sucede de diversas maneras dependiendo de si las colectividades sociales son culturas de honor, de dignidad o de victimismo.

Todo esto a propósito de que uno de los contertulios acaba de abandonar el Paquistán tras residir en este complejo país durante unos cuantos años. Traje a colación el concepto de cultura de honor para enmarcar la aparente contradicción entre el sentido exacerbado de la hospitalidad y la brutalidad con la que se castiga a quien no respeta las normas comunales. Meses atrás había leído otro artículo sobre las culturas de honor que daba claves muy interesantes. Sobre todo la de que quien no castiga las ofensas recibidas o percibidas por los demás como tales es considerado vulnerable y sujeto a la amenaza y el uso de la fuerza de otros. Cuando vemos al paquistaní que mata a su propia hija por tener novio creo que en general se nos escapa cómo de susceptible es al qué dirán y a la opinión que otros tengan de él. Las sociedades antiguas eran sociedades de honor y en España ser un cornudo antes estaba peor mirado que en la actualidad. Acaso hoy día el sentido antiguo del honor sólo perviva en grupos específicos como los militares y los gitanos aunque también creo que sería difícil encontrar militares o gitanos como los de antes.

Luego está la cultura de la dignidad, que a mí me parece heredera de los valores de la Ilustración, la Revolución Francesa y las declaraciones de los Derechos Humanos. La dignidad es un atributo inherente a la condición humana que las acciones de otros no pueden detraer. El mundo moderno democrático, liberal y burgués tiene este fundamento. Creo que la mayoría de la población en el mundo occidental se ha quedado aquí o en la transición entre el sentido de honor y el de dignidad, pero lo que está marcando el mundo que políticamente vivimos en los últimos años el tercer elemento del modelo.

Lo último y más reciente es la cultura del victimismo. Al final, la igualdad formal de la democracia liberal no supone una igualdad real acaso ni tan siquiera en las oportunidades. Del análisis histórico y sociológico se deduce que la situación de desventaja de individuos y grupos tiene que ver con situaciones de injusticia padecidas (quizá en el pasado muy remoto) y que se deben corregir. Muchas veces la respuesta de los miembros y grupos privilegiados de la sociedad se plantea también en términos de ser víctima de otros. Este es el mundo de la ¨discriminación positiva¨, el «racismo inverso», la acción afirmativa, la política identitaria, la politización del lenguaje y la judicialización de casi todo.

Y aquí lo dejo esbozado por si también le sirve a alguien más para repensar el mundo.


Orígenes del poder político: rendición de cuentas

07/12/2014
El libro

El libro

Seguimos con The Origins of Political Order de Fukuyama. Si eres un estudiante de ciencias políticas mis notas serán muy útiles para ahorrarse leer el libro. Hasta ahora hemos tratado la situación  anterior a la aparición del estado , la formación del propio estado y el imperio de la ley. Hoy vamos con ese concepto que también se suele dejar sin traducir: accountability.

Dejemos a un ese tipo de razonamiento neowhorfiano que aborrezco y que en este caso, en versión que he leído en libros pretendidamente serios, vendría a ser que cómo de malos que seremos los hispanohablantes en lo de responsabilizarnos que ni siquiera tenemos un palabro como accountability.

La idea central del libro es que hacen falta tres cosas para el orden político deseable y que esas tres cosas son un estado, imperio de la ley y rendición de cuentas de los gobernantes a los gobernados. China fue el primer lugar donde apareció una estructura estatal, que sin embargo nunca estuvo limitada por la ley ni el emperador tuvo que rendir cuentas a nadie por su voluntad. También ha habido estructuras de poder que no llegan a estado y en las que la ley desempeña un papel principal, pero en las que la rendición de cuentas no ha existido (India). Es en Occidente y en especial el mundo anglosajón donde esta forma de responsabilidad política vinculada a la democracia liberal apareció y desde donde se ha extendido por el mundo. Su existencia empero tiene orígenes más antiguos.

La ausencia de obligación de rendir cuentas ha generado un poder absoluto y Fukuyama ofrece una tipología:

  • Absolutismo débil: Francia y España en los siglos XVII y XVIII
  • Absolutismo fuerte: Rusia hasta la Revolución de 1917
  • Oligarquía fracasada: Hungría y Polonia
  • Accountable government: Inglaterra y Dinamarca

Esta clasificación depende de la interacción de tres actores, que simplificando son el monarca, la nobleza y la plebe. Cuando el monarca no tiene suficiente fuerza y los nobles pueden librarse de pagar impuestos y los campesinos no pintan gran cosa se produce un absolutismo débil como el de Francia y España en la edad moderna. La crisis de este modelo es esencialmente fiscal y puede concluir de modo abrupto como en Francia en 1789 o menos, como en España. El modelo español es interesante ya que se exporta a Hispanoamérica y acaba determinando la cultura política de numerosos países.

El absolutismo fuerte de Rusia está emparentado con el despotismo oriental y de hecho no es muy diferente al de China o el imperio Otomano. Puede que su origen esté en las invasiones mongolas del siglo XIII. Aquí el poder del emperador frente a la nobleza es total y cuando la nobleza tiene algo más de fuerza las concesiones las acaban pagando los más débiles, razón por la que la servidumbre en Rusia acabó durando mucho más que en Europa occidental.

El caso de la oligarquía fracasada es aquel en el que el monarca no tiene suficiente fuerza para contrarrestar el poder de los nobles territoriales. Éstos van minando el poder central y finalmente el estado acaba destruido. En el caso de Hungría por el poder militar turco y luego quedando bajo Austria y en el de Polonia dividida entre Austria, Prusia y Rusia.

Por otra parte en Inglaterra hubo una tradición de rendición de cuentas que viene de muy atrás. Para empezar los sajones que invadieron la isla en el siglo VI ya tenían instituciones comunales que transcendían lo tribal. Hay momentos históricos clave como los nobles obligando al rey a aceptar la carta magna o la revolución del siglo XVII que lleva a que todas las clases acepten un equilibrio de poder. El parlamento siempre tuvo más poder real que las cortes de Castilla o los estados franceses. Es interesante tener en cuenta que este no es el único camino para llegar ahí, ya que Dinamarca lo consiguió prácticamente en el siglo XIX, mediante la alfabetización masiva del campesinado, la nacionalización accidental por la pérdida de Schleswig-Holstein frente a Prusia y en un proceso dirigido de arriba abajo.