Newgrange no vale la pena

En todos los países hay atracciones turísticas que vale la pena evitar. Determinarlas depende de los intereses de cada cual. Durante mucho tiempo, estuve tratando de no ir a uno de los centros del turismo irlandés. Me refiero a Newgrange. Finalmente, por diferentes compromisos, acabé yendo dos veces, en 2007 y 2008. Newgrange es uno de los puntos destacados en los itinerarios turísticos por Irlanda. Me he propuesto escribir esta entrada para explicar en qué consiste y por qué creo que es mejor no ir a verlo. Esto es como todo, de gustibus no est disputandum y espero que haya mucha gente que no esté de acuerdo. Amigos del sílex y lo rupestre, dejen de leer aquí.

Vista de Newgrange desde el sitio donde uno paga la entrada, toma el café y compra las postales y las camisetas.

Primero conviene deshacer un posible equívoco. Newgrange es el más famoso de tres lugares que se encuentran en un parque llamado Brú na Bóinne, en la ribera del río Boyne, que es famoso tanto prehistórica como históricamente, ya que en tiempos más recientes, en 1690 se disputó una batalla entre tropas de Jacobo II (católico) y Guillermo de Orange (protestante) que resultaría determinante para el futuro de Irlanda. El caso es que siendo Newgrange sólo uno de los tres, es habitual utilizarlo metonímicamente y los pobres Knowth (que sólo abre en verano) y Dowth (que no está abierto al público) quedan un poco en el olvido. En mi primera visita vi también Knowth y quizá la comente en un futuro. De momento voy a intentar que os ahorréis el ir a Newgrange. ¿que por qué he ido dos veces? os aseguro que la segunda me resistí todo lo que pude, aun a riesgo de deteriorar mis relaciones familiares. ¿quién no se ha visto en una de esas?

El ovni de Newgrange. En primer plano los restos del woodhenge. Tirado en el suelo mi amigo el ínclito Javier Garrido, un poco más lejos la marabunta dándo una dimensión humana al tema megalítico.

Una vez que se llega al sitio donde está el aparcamiento y paga la entrada y tal, se sube a los autobuses que en cinco minutos le llevan al lugar en cuestión. Allí, se encuentra uno con ‘el ovni’, que es el nombre con el que Emilio acertó al bautizarlo. El problema del ovni es que es más falso que Judas. Aquí había un montículo, al excavarlo se dieron cuenta de que había un montón de piedras exógenas -blancas y negras- y luego se preguntaron cómo estarían dispuestas en la antiguedad. Como es un puzle imposible de resolver, un profesor de la Universidad de Cork, las colocó como le dio la gana, montó un muro enorme que quedaba bonito y ahí empezó la industria del turismo en  Newgrange.

La entrada que se curró el profesor Frankenstein, de la Universidad de Cork

Las dos veces que he estado, han dividido a la tropa en dos grupos. Mientras unos hacen el gañán y otean los alrededores del ovni, los otros entran a la cosa en sí. Está muy oscuro dentro. Primero explican un poco la entrada  y el muro reconstruido o inventado, que en mi opinión es cartón piedra de Disneilandia. Una de las teorías es que una piedra que hay justo delante de la entrada podría ser un mapa. Es un poco rizar el rizo, pero váya usté a saber.

Luego se procede al interior. Puede dar algo de claustrofobia, pero creo que no mucha. Tras unos pocos metros se llega a una especie de cámara. En realidad nadie sabe lo que es. Lo llaman tumba porque se han encontrado restos humanos, pero quién sabe si esa gente no vivía en el mismo sitio en el que enterraba a la parentela, o qué otros usos podían dar a la construcción. Lo bonito de haber estado dos veces, es que he ido con dos guías distintos. La parte estrella del acceso al interior del ovni es el final, cuando apagan las luces y se recrea el momento del año, cinco días alrededor del solsticio de invierno, en el que la luz solar llega al interior de la cámara. Aquí el primer guía fue mucho más flipao y dijo que eso representaba el semen del dios-sol inundando el útero de la madre-tierra. La segunda fue bastante más sensata y vino a decir que como aquella gente no dejó forma alguna de escritura, es imposible saber qué pensaban de la vida ni por qué hicieron nada de lo que hicieron. Cuando descubrieron la Venus de Willendorf, la moral puritana de la época obligaba a describir a la tetona como «diosa de la fertilidad» y algunos más cínicos pero también más inteligentes, han apuntado que no hay forma de saber si no se trataba de pornografía neolítica.

Mapa de Brú na Bóinne

A mí, lo que me pareció más interesante de Newgrange fueron unos paneles infográficos que hay afuera, lo cual ya es decir bastante de una atracción turística. El mapa de la zona está bastante bien. Es curioso que aunque sea un patrimonio (pre)histórico y cultural importante, se encuentra en medio de una zona habitada. Los lugareños conviven con los autobuses de los turistas y hay gente que vive dentro del parque. Las casas estarían ahí antes de que se descubriera que había algo de cierto interés en los montículos.

Gráfico que explica cómo llega la luz solar al interior durante el solsticio de invierno. El del reflejo soy yo.

Otra de las cosas que llaman la atención es el hecho de que la luz alumbra la cámara interior durante el solsticio de invierno. Hay quien dice que esto ocurre sólo el día más corto del año, pero no es cierto: son cinco los días en los que la luz llega a lo más profundo de la galería. En esto también hay muchas teorías, de cómo lo hicieron y si eran una civilización muy avanzada y tal y cual. Creo que ver el gráfico que explica el mecanismo ayuda mucho a entender cómo se hace y aunque tenga cierto mérito, sobre todo para gentes sin arquitectos y tecnología, me parece que es algo que se puede alcanzar por ensayo y error sin necesidad de alienígenas que lo expliquen. Además, si el sol llegara siete días en lugar de cinco, también lo daríamos por bueno. Otro de los tinglados que tienen montados allí son unas rifas para poder ver cómo es eso, en diciembre. Antes había una lista de espera, pero la cancelaron. Si alguien no sigue mi consejo y acaba yendo, creo que con la simulación de la lamparita tendrá suficiente.

El ovni de Newgrange y el woodhenge

Otra de las cosas que descubrieron excavando y que nadie tiene ni idea de lo que representa o para qué sirve son los restos de un woodhenge. Mucha gente conoce el Stonehenge de Inglaterra, que es un henge de piedra, pero woodhenge (de madera) es mucho menos conocido. Al final nos queda henge, que es una palabra que no tiene traducción a otras lenguas, ya que son estos círculos, posiblemente rituales, que sólo se encuentran en las Islas Británicas. El woodhenge estaba formado por unos troncos de árboles. Hoy en día no hay ninguno, sólo los agujeros. Ni siquiera se podría reproducir la circunferencia original, porque parte del círculo entraría en la finca de al lado.

Y esto es todo lo que hay que ver. No hace falta que me den las gracias. Con el dinero de la entrada pueden invitar a un capuccino a una muchacha sencilla.