Realizations

La que manda en mi casa me dijo una vez que era mejor que no hablara mucho en la oficina, que mis opiniones son muy radicales y sólo me pueden perjudicar. Le he hecho caso más que nada por pereza, así me concentro en escuchar a los demás. A veces conversaciones grises se ponen muy interesantes, aunque sólo ocurra en mi cerebro.

Una compañera cuenta los problemas que tiene con el padre de su hijo, que es un escoria que vive con una mujer de la misma calaña y entre los dos maltratan psicológicamente al niño los fines de semana en los que le toca visitarle. Es curioso que si trabajáramos con el padre, creeríamos que la mala en realidad es ella.

Otra lleva meses preparando su boda. Ha visto ya veintitantos hoteles y el único vestido que al parecer puede servir está en otra ciudad a doscientos kilómetros. Es muy importante que todo sea perfecto, pero yo la veo sufrir la agonía de ese estrés, llamada tras llamada de teléfono, asunto tras asunto, problema tras problema. No se da cuenta de que a cambio de un día feliz está atravesando decenas de días infelices.

Mi jefa me hace la rosca en las reuniones que tengo con ella. Me lanza un montón de elogios y yo finjo que me lo creo todo. También finjo que le agradezco de veras algo que sólo es incómodo para mí, pero el otro día mientras mencionaba de nuevo mi gran talento y enumeraba mis múltiples habilidades me vino a la mente que da igual que todo eso sea mentira: que ella se lo crea o que aunque no lo crea, crea que es mejor decírmelo es lo suficientemente bueno para mí.

1 Responses to Realizations

  1. […] el mechero Bunsen; una bonita fiesta en Donneybrook, Bollywood, National Geographic. Palabras y revelaciones. Me gustó una coincidencia anacrónica con el gran fotógrafo del Caúcaso: […]

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