Mark Twain por el Viejo Mundo

El otro día tras acabar de ver aquella serie televisiva sobre Venecia me dio por buscar un libro que había comprado hace años que es básicamente un compendio de citas, extractos, poemas y entradas de diario que diversos autores y viajeros habían escrito sobre la ciudad.

Allí me encontré con un fragmento de Mark Twain y luego recordé que en otra ocasión había leído un texto del propio Samuel Clemens en el que contaba su ascensión a las pirámides de Guiza. Supuse que tratándose del siglo XIX estas visitas a Venecia y El Cairo se habrían dado durante el mismo viaje y así supe de The Innocents Abroad (1869), el libro que he estado leyendo estas últimas noches. De los muchos lugares por los que pasa me limitaré a comentar algunos por los que yo también lo hice muchas décadas después.

En primer lugar Twain no parece mostrar demasiada simpatía por los pueblos ibéricos. Portugal se lleva la peor parte, como dice de un lugar de las Azores:

The community is eminently Portuguese—that is to say, it is slow, poor, shiftless, sleepy, and lazy.

Tampoco España queda mucho mejor parada. Tras unos días en la guarnición británica del peñón de Gibraltar prescinde de atravesar el país para llegar a París y prefiere ir a Tánger. Harto de España va a parar a la Hispania Transfretana. Sería discutible si Tánger, dónde mi abuelo llegó a hacer la mili, era más España o menos que Gibraltar:

Let those who went up through Spain make the best of it—these dominions of the Emperor of Morocco suit our little party well enough. We have had enough of Spain at Gibraltar for the present. Tangier is the spot we have been longing for all the time.

Allí dice gilipolleces muy grandes sobre la guerra de África de Prim y los catalanes, la toma de Tetuán y los gatos de la ciudad. En el viaje de regreso el barco para de nuevo en Gibraltar para cargar carbón y tiene ocasión de pasar por Sevilla, Córdoba y Cádiz, pero lo deja fuera del libro.

Acaba subiendo a París desde Marsella y allí cuenta cosas interesantes sobre la época de Napoleón III de la que yo siempre he desconocido bastante, pero curiosamente el mismo día había oído mientras trabajaba un programa sobre su reinado.

En la península italiana pasa tiempo en Roma (capital del Estado Pontificio), Florencia (capital del Reino de Italia) y Venecia (que se había incorporado al reino italiano el año anterior). Supo ver menos que yo en Pistoya «Pistoia awoke but a passing interest» y alguna otra ciudad destacable como Bolonia tampoco le importó demasiado. El verso de Byron que cita: butchered to make a roman holiday me ha descubierto que en la título de la película protagonizada por Audrey Hepburn y Gregory Peck había un juego de palabras. En la parte italiana del viaje me enteré de en los tiempos en los que que los hablantes de inglés aún llamaban islas Sándwich al archipiélago jaguayano le decían Leghorn a Livorno y este mero dato que me ha recordado cómo ganó su nombre castellano Cuernavaca.

Península Italiana 1861

Temas de actualidad en 2020 al llegar a la zona greco-turca. En Atenas no les permiten bajar del barco por a no ser que hagan once días de cuarentena, pero acaban llegando a la Acrópolis a base de sobornos. No fue el único sitio en el que no se les permitía tocar tierra sin cuarentena. En el epílogo cita Malta, Cerdeña, Argel, Málaga, Cádiz y Madeira. No sé por qué la narración de su paso por el gran bazar de Constantinopla me ha recordado a un vendedor de alfombras que no había recordado en años. También paran en Esmirna, que ayer mismo estaba en las noticias por un terremoto que no será el último en la zona.

La revuelta cretense

Luego he leído con interés lo que se cuenta de otra de las ciudades por las que pasé de menos viejo: Odesa, que por aquel entonces contaba con apenas unas décadas de existencia y que a Twain le recuerda a las de los EEUU. El urbanismo es un arte más sencillo cuando no se cuenta con un casco urbano medieval. Pisa los famosos escalones y dice que la ciudad no dispone de vistas dignas de mención. La palabra Ucrania no aparece ni una sola vez en el texto. Por azares de la vida acaban siendo recibidos por el zar Alejandro II en esta parte del sur de Rusia que acabó siendo Ucrania.

Luego está la parte de Palestina, plagada de historias bíblicas que desconozco en detalle. La Tierra Santa que la parte principal del viaje de estos peregrinos decimonónicos es curiosamente la que menos me interesa a mí. Pero de ahí ya están a un paso de Alejandría, que no he visto pero por cuya historia me he interesado recientemente y luego de El Cairo desde donde van a las pirámides de Guiza. Suben a las pirámides, cosa que hoy no forma parte de los viajes a Egipto y son asediados por vendedores, guias, portadores y camelleros pidiendo bakshish, cosa que sigue formando parte de la experiencia turística egipcia. Esta parte del libro que leí hace tiempo es la que me ha llevado a él y con ella cierro el círculo.

1 Responses to Mark Twain por el Viejo Mundo

  1. […] Como la estancia fue tan breve que apenas dio tiempo de asomarse a un par de edificios principales, no conservo grandes recuerdos y apenas ha aparecido el nombre de esta población un par de veces en estas notas: una para comentar el interés que me despertó cierto motivo artístico en la iglesia de San Giovanni Fuorcivitas y la otra fue una vez que se me presentó el nombre del lugar leyendo a Mark Twain. […]

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