Pistoya

Hace poco me han pedido recomendaciones para recorrer la Toscana y he tenido que pararme a pensar ya que hace ya quince años que fuimos a conocer aquella parte de Italia y aunque recuerdo los nombres de la mayoría de los pueblos en los que hicimos parada he olvidado cómo se situaban geográficamente en relación los unos con los otros y el orden preciso en que los fuimos descubriendo.

Lo que mejor me puede ayudar a hacer memoria es mirar las fotografías y he empezado casi por el principio, por el lugar de Pistoya (en italiano Pistoia, que quiere decir pistola) en en que recalamos en llegando a Florencia, después de haber pasado la mañana en Pisa y haber hecho otra escala en Lucca.

Como la estancia fue tan breve que apenas dio tiempo de asomarse a un par de edificios principales, no conservo grandes recuerdos y apenas ha aparecido el nombre de esta población un par de veces en estas notas: una para comentar el interés que me despertó cierto motivo artístico en la iglesia de San Giovanni Fuorcivitas y la otra fue una vez que se me presentó el nombre del lugar leyendo a Mark Twain.

Bici rosa

Ciudad de unos noventa mil habitantes a unos cuarenta kilómetros de Florencia, tiene un pasado vinculado a las luchas entre güelfos y gibelinos. Además de mi apreciada iglesia de extramuros destacan la catedral de san Zenón y el baptisterio y varios edificios nobles en la piazza del duomo. Parece ser que le industria de los viveros adelantó en algún momento a la armera y no en vano aparcamos junto a una muralla desde la que se divisaba mucho verde.

01.05.2009

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