Cancelados

12/12/2023

La lectura del día ha sido un libro de este año 2023¨Cancelados: Dejar atrás lo woke por una izquierda más progresista» del turco Umut Özkirimli (en realidad Özkırımlı). Aunque parezca mentira, estos temas son muy recientes. De hecho en la lengua inglesa tanto la expresión woke en el sentido de concienciado como el uso del verbo cancelar para expresar la censura sobre opiniones o personas con las que se está en desacuerdo tienen apenas una década (los detalles en el libro) y obviamente en español es todo como un par de años posterior.

Nos encontramos por tanto ante una ola política, ideológica, social, cultural con origen en el mundo anglosajón que con cierto retraso temporal y adaptaciones va extendiéndose por Occidente. Para mi el libro tiene el problema de ser excesivamente gringocéntrico por lo que entiendo que quienes no sigan los medios anglos casi a diario, como es mi caso, lo encontrarán complicado de seguir. Curiosamente el autor reside en Barcelona, ojalá tuviera tiempo y mercado para una versión adaptada a esta parte del mundo.

La parte de dejar atrás esta cosa woke de las políticas identitarias posmodernas para que la izquierda sea más progresista me resulta bastante indiferente a estas alturas de la película. Nunca he visto más que el lado malo del identitarismo, hace ya muchas lunas que dejé de ser de izquierdas y me sonrío cada vez que me encuentro con la frase esa de que progresismo es a progreso lo que carterismo a cartera, pero en todo caso presto mis oídos con simpatía a cualesquiera propuestas que intenten intervenir en la realidad para aportar mayor bienestar a los miembros de la sociedad, entendidos como ciudadanos libres e iguales.

 


Fukuyama: Orden y decadencia de la política

18/09/2016
El libro

El segundo libro

Tenía mucho interés en leer segundo volumen que igualmente versa sobre aspectos muy fundamentales que están en los mismos cimientos de la ciencia política. Estoy muy de acuerdo con la idea de Feynman de que hay que volver continuamente a los rudimentos y a repensar las bases de lo que uno ya conoce porque ese es el modo de generar nuevas ideas. A este segundo tomo sobre el orden de Fukuyama le han puesto en español «Orden y decadencia de la política» que no es quizá la más precisa pero sí seguramente la más legible. Political Order and Political Decay: From the Industrial Revolution to the Globalization of Democracy es el título original que da una idea un poco más precisa de la materia y de la etapa histórica de las que se trata. El primer volumen, sobre los orígenes del orden político, lo he comentado ya acaso en demasía.

Mientras que en el primer tomo se trataba de la creación de estructuras políticas hasta llegar al estado y de las formas y modos que adoptaban para seguir existiendo aquí el asunto está en los problemas y las cosas que van mal. Hay bastantes ejemplos de sistemas políticos que se derrumban (URSS), estados fallidos que nunca llegan a operar (Somalia), otros que tras alcanzar un nivel de desarrollo considerable vuelven para atrás (Argentina) y muchos sobre los que es discutible sobre si están mejorando o empeorando (Occidente) en un mundo apenas recientemente globalizado. Diría que gran parte de la discusión política de este momento se basa en esto último.

Muchas de las explicaciones de Fukuyama no me parecen convincentes. Aunque la geografía es un aspecto relevante me parece que no se puede demostrar que Prusia creó un estado fuerte a partir de un ejército fuerte debido a la vulnerabilidad de su posición estratégica.

La idea del equilibrio de baja confianza de Italia y la explicación de que tanto los transalpinos como los griegos tienen lo que tienen por causa del bajo capital social (Putnam) y el nepotismo es tentadora. Lo es porque porque esos fenómenos existen y están muy presentes (España también podría entrar en este grupo) pero falta mucho para que la idea sea totalmente explicativa.

El tránsito entre el patronazgo y el clientelismo que se dio en EEUU en el siglo XIX y que luego se ha extendido sí que puede haber sido un desarrollo político importante. Me parece que para que se produjera hizo falta que existiera clase media y una cierta capacidad ¿ideología? de crear símbolo y comunidad imaginada.

Hay una parte muy interesante relativa al fracaso de los estados en nation-building que opone las condiciones de partida similares de Indonesia y Nigeria (países extractores de recursos fósiles de base multiénica) y el relativo éxito de uno y fracaso de otro en crear una nación. Del mismo modo compara el éxito de Tanzania y el fracaso de Kenia , dos países vecinos y muy similares en muchos sentidos para el mismo propósito de crear una nación a partir de una diversidad de grupos étnicos (curiosamente el éxito de Tanzania parece deberse a la mayor profusión de grupos, que supone que ninguno pueda aspirar a convertirse en dominante a diferencia de los kikuyus de Kenia; en el caso de Indonesia el éxito, con sus fracasos en Timor Oriental, Aceh… se debe a la iniciativa política y el fracaso de Nigeria a no haber sido capaz de romper con el tribalismo)

La parte dedicada al modelo autoritario asiático de estado fuerte y economía de mercado controlada es muy interesante en todos sus detalles. En muchos sentidos podría ser el modelo a seguir para otros países que quisieran desarrollarse aunque es posible que les falte ese tipo de cultura colectivista. Interesantes son las instituciones que por su diseño e incentivos aparentes en Occidente habrían estado condenadas al fracaso. Lo que resulta irónico de esta parte es que la existencia de modelos eficientes y alternativos a la democracia liberal occidental parece desmentir al Fukuyama del Fin de la Historia.

La descripción de los Estados Unidos como «estado de tribunales y partidos» (Stephen Skowronek) me ha resultado interesante. Nunca había reflexionado sobre cómo el cambio político en ese país se produce a través de largos procesos judiciales y sentencias que acaban suponiendo un hito en lugar de mediante el proceso político electoral. La vetocracia y la tensión Presidente-Congreso-Senado bloquean en gran medida el proceso político, que podría haber estado involucionando en los últimos años.

Hay aspectos muy interesantes sobre la «burocracia», entendida no cómo trámite y papeleo al estilo español sino en el sentido de administración. Cómo es necesaria y a la vez puede acabar resultando un problema. El concepto de «mimetismo isomórfico» mediante el cual unos países adoptan la estructura burocrática de otros sin llegar a alcanzar jamás los mismos resultados me ha parecido una buena idea para expresar lo que se busca mediante la creación de comités y observatorios  de fines nobles (para mejorar la educación y que sea como en Finlandia) y que aparte de ofrecer algunas sinecuras jamás logran lo que se proponen.

Un gran tema en el que creo que estamos inmersos es el de la democracia y su relación con la situación de la clase media. La opinión clásica es que la democracia precisa de una clase media (cuya aparición Marx no pudo prever y que es la que evita que se produzca el conflicto de clases que él previó). Parece que en la mayor parte de los países del desarrollados la edad dorada de esta clase media (que en realidad serían varias clases) ya pasó. La atomización de grupos dificulta la consolidación de coaliciones reformistas. La última salida parece que ha sido la populista y desde desde que se escribió este libro hasta hoy he visto Podemos, Brexit, secesionismo catalán, Trump, Marine Le Pen, autoritarismo de estilo polaco-magiar en lugar del clásico tránsito de gobiernos socialdemócratas y democristianos al que las décadas nos habían acostumbrados. El bloque liberal-conservador parece algo más sólido pero el progresista-sociáldemócrata-redistribuidor lo encuentro totalmente perdido en una serie de causas identitarias y single issues que a veces colisionan entre sí y se les van de las manos.

Por último, una idea bien razonable de Fukuyama es que hay muchas causas de decadencia del orden político y que el exceso de democracia puede ser una de ellas.

Lo mismo que al primer volumen, le veo méritos para convertirse en un fijo en la bibliografía académica de la disciplina.


Francis Fukuyama: Orígenes del orden político (2011)

17/09/2016
El libro

El libro

Hace un par de años se me quedó en el tintero hacer una recensión más completa del primer tomo de Fukuyama sobre el orden político y sus orígenes (The Origins of Political Order: From Prehuman Times to the French Revolution. Nueva York, Farrar, Straus and Giroux. 2011). En estos días he estado leyendo el segundo (Political Order and Political Decay: From the Industrial Revolution to the Globalization of Democracy. 2014), que trata sobre el orden político y su decadencia y me ha dado por hojear el anterior para ponerlo en relación.

Creo que no voy a ser capaz de sintentizar mejor lo que ya indiqué en cuatro entradas sobre otras tantas partes del primer volumen:

Hace ya más de una década que concluí mis estudios formales de ciencia política y no estoy muy al corriente de las tendencias bibliográficas en el mundo académico pero tengo la impresisón de que estos dos tomos podrían convertirse en referencias clásicas de la teoría política y del estado.

Tiene varias virtudes como las de enlazar con otras disciplinas como el estudio de la prehistoria, la zoología y la antropología al plantearse las condiciones políticas pre-estatales de los primeros humanos; sobrepasar la visión eurocéntrica que tradicionalmente se ha ofrecido en la disciplina, ya que sitúa el origen del estado en China y ofrece ejemplos de países como Hungría, Polonia o el imperio otomano que no son los tradicionales ejemplos (Inglaterra, Francia, EEUU) que suelen mostrarse y que presentan un ideal de democracia como una clonación de Westminster o Washington que debería extenderse hacia todos los demás lugares.

Respecto a esto último, servidor tuvo una asignatura llamada «Sistemas Políticos de Europa», que en realidad debería haberse llamado «Introducción a los sistemas políticos del Reino Unido, Francia, Italia y Alemania». Del mismo modo, las veces que estudié Historia en la educación básica y en el bachillerato, aquello empezaba en Egipto y Mesopotamia y jamás hubo una referencia más al oriente, hacia la parte del mundo en la que en nuestro siglo vive la mayor parte de la población. Esto también deberá corregirse hasta cierto punto en las próximas décadas.

Con un poco de suerte en los próximos días hablaremos de la decadencia, que en inglés en es decay como la caries ,porque en inglés lo «decadente» mola.


Cosas pendientes y prejuicios constantes

25/07/2016
El libro

El libro

Una cosa que me entristece del paso de los años son los proyectos dormidos. En estos días en que estuve en casa de mis viejos me reencontré con un volumen que me regalaron hace ya más de un decenio. Una historia de Cuba de Hugh Thomas. Quería traérmelo para acá, pero para qué hablar de los límites de peso en los aviones. Ya caerá.

Me llamó la atención que una historia de Cuba de más de mil páginas sólo haya ciento cincuenta dedicadas a lo que ocurre antes del hundimiento del Maine. Los que precedieron a los españoles no dejaron mucho escrito pero me imagino que una historia de Cuba escrita por un cubano, un español u otro hispano cualquiera podría dedicar aproximadamente doscientas páginas a cada uno de los cinco siglos. Quizá no. Lo más cercano siempre tiene más peso. Hablo sin conocimiento de causa ya que aún no leí el libro, pero así a ojo me quedé con la impresión (ojalá equivocada) de que un gringo escribe un libro transmitiendo la idea de que la historia de Cuba es interesante desde que a los gringos les interesó quedarse con ella.


Geografía política

30/07/2013
Hemisferio occidental

Hemisferio occidental

Es una pena que no pueda traer un mapa que tengo en la oficina para ilustrar lo que quiero contar. Se trata de cómo divide el mundo la compañía para la que trabajo. Es interesante hasta cierto punto. Téngase en cuenta que es una multinacional estadounidense fundada por unos indios. Para ellos (o «nosotros») en el mundo hay tres regiones, llamadas en el inglés de aquel lado theaters (teatros) que son:

  • Americas
  • APAC
  • EMEA

Americas es la forma que tienen los gringos para decir América, o sea el continente americano. Vamos a ver, no es que «las Américas» no exista como expresión en castellano, pero ellos lo dicen así porque para ellos América es su país y Américas viene a ser el continente (o sea América + Latin América = Américas o algo así quitando los acentos). Para muchos estadunidenses «Estados Unidos» en «Estados Unidos de América» es el equivalente a «República Federal» en «República Federal de Alemania». Otras compañías yanquis para las que he trabajado tenían cuatro regiones y «Américas» se dividía en «NA» (Norteamérica) y «LatAm» (Latinoamérica). La expresión Latinoamérica tiene un origen bastante curioso en la guerra de Cuba y la primera década del siglo XX, que acaso desbrocemos un día si hay tiempo y ganas.

APAC, que en otros sitios en los que trabajé era simplemente AP, es Asia-Pacífico. A lo mejor se dice APAC para que no se confunda con el departamento de cuentas a pagar (AP; Accounts Payable). El caso es que es Asia-Pacífico, excepto la parte de Asia que se considera Oriente Medio. Y no tengo idea de por qué se dice Pacífico y no Oceanía. Lo de Oriente Medio es más jugoso. Aparte de que en la mayoría de los idiomas Oriente Próximo y Oriente Medio han pasado a ser aproximadamente la misma cosa (Tengo leído que en español era más correcto lo de «Próximo» para referirse al Levante y que el Medio era de Persia para allá; pero que por influencia del inglés USA han acabado también siendo sinónimos). El caso es que en nuestra casa, el oriente medio llega hasta Paquistán, que diría no es lo que la mayoría de la gente entiende como Oriente Medio y tengo la impresión de que se hace así para no meter a Paquistán en el mismo saco que la India. Con Irán, como con Sudán, Corea del Norte y Cuba no se trabaja, pero Afganistán también cuenta como Oriente Medio, fuera de Asia-Pacífico. Otro país que queda fuera de Asia es Israel.

EMEA es Europe, Middle East and Africa, o sea Europa, Oriente Medio y África. Esta es la región en la que trabaja serividor. Europa se entiende en sentido muy amplio. Toda Rusia hasta Vladivostok y cualquier república postsoviética entran en el saco, así que varios países que acaban en -istán quedan fuera de Asia. Luego es curioso el modo en que se subdivide, sobre todo la curiosa categoría de «Europa oriental y suroriental»

  • Sur (Países Mediterráneos: Portugal,España,Francia,Italia,Grecia,Chipre y Malta)
  • UKI (Reino Unido e Irlanda)
  • DACH (Alemania, Austria ,Suiza)
  • Norte (Bélgica, Holanda, Países nórdicos)
  • Europa oriental y suroriental (Todos los países que fueron del Pacto de Varsovia/Comecon, Albania, antigua Yugoslavia, Turquía e Israel)

Israel está ahí porque la gente que trabaja en las regiones lo hace para varios de los países, y desde los de alrededor es más que complicado viajar, así que lo hace gente que está en Europa. Como además hay mucha gente que habla ruso, está dentro de una subregión que es muy rusófona. Creo que el nombre tan curioso de la subregión, lo de «suroriental», está hecho a la medida de los países de la antigua Yugoslavia, Turquía e Israel.

Me parece que hay bastantes cosas subjetivas en este modo de dividir el mundo y que está muy influido por el punto de vista EEUU-India.


WEIRD: gente rara

02/10/2010

En los últimos días me he encontrado dos veces con el acrónimo WEIRD (Western, Educated, Industrialised, Rich and Democratic), que además de ser las siglas inglesas de Occidental, Formado, Industrializado, Rico y Democrático es una palabra por derecho propio: weird es una de las formas que existen en inglés para decir extraño o raro.

El primero de los artículos trataba de la excepcionalidad estadounidense (American excepcionalism, que dicen ellos). Proviene de uno de esos «papeles» académicos. No puedo resistirme, así que traduzco el párrafo entero:

Los estadounidenses, son estadísticamente, la gente más individualista del mundo. … Por ejemplo, según un estudio llevado a cabo en más de cien sociedades, los norteamericanos serían los únicos padres que pondrían una habitación separada para que durmiera su bebé. …

[En 1996], comparándolos con otras sociedades occidentales industrializadas, se descubrió que los estadounidenses eran los más patrióticos, litigiosos, filántropos y populistas (son los que eligen más cargos por sufragio y los que celebran elecciones más a menudo, aunque su índice de participación electoral se encuentra entre los más bajos). También se encontraban entre los más optimistas y los que menos consciencia de clase tenían. Eran los protestantes que más acudían a la iglesia y los cristianos más fundamentalistas. En comparación con otros habitantes del Occidente industrializado, era más probable que plantearan el mundo en términos morales absolutos.

En contraste con otras sociedades occidentales industrializadas, los Estados Unidos tenían el índice de criminalidad más alto, el mayor número de horas de trabajo, el índice de divorcios más elevado, el índice más elevado de voluntarios, el mayor porcentaje de ciudadanos con un nivel de educación superior a la secundaria, el índice más alto de productividad, el mayor PIB, el índice de pobreza más elevado, la mayor tasa de pobreza y el mayor nivel de desigualdad de renta; y los estadounidenses era los menos partidarios de varios tipos de intervención estatal…

En una investigación con gente de seis países de Occidente, sólo los estadounidenses preferían la posibilidad de elegir entre 50 sabores de helado en comparación con elegir de entre 10 sabores. Del mismo modo, los estadounidenses (y los británicos) preferían más opciones en la carta de los restaurantes que la gente de otros países europeos. … los estadounidenses responden a los pensamientos sobre la muerte más a la defensiva  que los habitantes de otros países. …

Quizás sea la extrema tendencia de los estadonidenses a castigar a los free-riders y no a los que cooperan lo que contribuye a que los estadounidenses tengan la productividad laboral más elevada del mundo. La sociedad estadounidense también es anómala, incluso si se compara con otras sociedades occidentales, en el escaso énfasis que pone en las relaciones en el centro de trabajo, que se refleja en prácticas como el incentivar un modo de trabajo impersonal, la comunicación directa (preferida a la indirecta), la separación clara entre el ámbito laboral y el no laboral y el desincentivo de las amistades en el trabajo.

Esto daría para hablar mucho tiempo y de muchas cosas. Creo que son datos más o menos conocidos y que encajan con nuestra percepción de la realidad de la primera potencia mundial. Lo que más me interesa es lo del helado (y aquí aprovecho para recomendar  los trabajos de Sheena Iyengar sobre el acto de elegir) y lo de las relaciones laborales, que encaja bastante bien con lo que ocurre en la empresa para la que trabajo.

Luego Kotke ha tomado el acrónimo para enlazar a un artículo del Guardian, en el que se trata el hecho de que las ciencias sociales investigan sobre todo con sujetos del mundo WEIRD, cuando éstos son una minoría y cada vez menor. Lo que me interesa es que entre otras cosas trata el juego del ultimatum. Para mí este juego es uno de los experimentos que resultan más interesantes a la hora de medir la tolerancia a la desigualdad, pero siempre me ha parecido que era muy difícil reproducir en laboratorio las circunstancias del mundo social. Me tomo el resultado de cualquier investigación cum grano salis, pero al menos ahora tengo algunos nombres de grupos étnicos que dar cuando cuente batallitas de barra de bar.

En el «juego del ultimatum», por ejemplo, se da a alguien $100 y se les dice que ofrezcan parte de esa cantidad a otro; si la otra persona acepta, cada uno se queda con su parte, pero si rechaza la oferta, nadie se lleva nada. Como promedio, los estadounidenses ofrecen algo menos de la mitad lo cual parece que indica mucho sobre la noción humana de equidad, o el temor a hacer una oferta insultante por baja. Pero muchas otras cultras se comportan de modo diferente; los Machiguenga de Perú prefieren quedarse con más dinero y si están en el otro lado del negocio, aceptar lo que les ofrezcan.

Luego viene otro ejemplo whorfiano sobre lenguas de posición geográfica. Ya he dejado escrito que no creo mucho en esas cosas, aunque tengo pendiente la lectura de un par de libros nuevos sobre el particular.

La idea que subyace bajo el concepto de WEIRD es la de que las ciencias sociales no van a avanzar mucho si no se dan cuenta de que hay otros mundos más allá de la realidad occidental y que no se pueden tomar los resultados de la investigación en naciones avanzadas como universales. Veo diferencias culturales a diario y creo que eso es verdad. También creo bastante en lo que dicen los muchos estudios que hay sobre las diferencias entre los estadounidenses y los europeos occidentales. En cambio, soy bastante más cauto a la hora de aceptar los pocos estudios que hay sobre ejemplos de conducta y racionalidad económica y conductismo en los Machiguenga del Perú.

Tengo la sensación de que el principio de indeterminación de Heisenberg se podría aplicar a la antropología y a la etnografía. Mi formulación es algo así: nunca podemos saber con precisión cómo de diferente es una cultura de la occidental, ya que para estudiarla debemos entrar en contacto con ella modificando su posición original. Podemos hablar de una zona de certidumbre.


Outlook 2003, los apellidos españoles y el abuso del nombre de pila

18/08/2010

No sé si en otras ediciones del programa de gestión de correo electrónico de Microsoft esto ha sido corregido o superado, pero se me ha dado una curiosa circunstancia que me ha invitado a pensar en el colonialismo cultural y sus muchas formas.

Nunca había almacenado las direcciones de correo de las personas con las que mantengo correspondencia comercial a causa del trabajo. Mi sistema era relativamente eficaz. Tengo una carpeta de correo para cada cliente (más concretamente dos, una para el correo que me envían y otra para el que les envío yo a ellos), con lo cual cuando tengo que escribir a tal o a cual empresa sólo tengo que buscar en la carpeta algún mensaje antiguo para ver con quién se ha tratado anteriormente. Además, Outlook 2003 guarda en la memoria las direcciones a las que se ha enviado correo, con lo que si recuerdo el nombre de la persona sólo tengo que empezar a teclearlo y en el campo de destinatario e inmediatamente aparece. Tras alguna actualización o cambio de sistema estos nombres desaparecieron, por lo que decidí que era el momento de comenzar a almacenar los datos de contacto sistemáticamente.

El pequeño problema con el que me he encontrado es que Outlook 2003 no entiende el sistema de apellidos español. Si tengo un contacto que es José Pérez Rodríguez me da la opción de almacenarlo así o como «Rodríguez, José Pérez».  Sí se llama José María Pérez Rodríguez, ofrece como opción Rodríguez, José María Pérez. Entonces se ve uno obligado a utilizar el orden alfabético por nombre de pila, que me resulta extraño o a eliminar el segundo apellido cuando se tiene. Etnocentrismo anglosajón. En todas las empresas estadounidenses para las que he trabajado había siempre un grupo de españoles cuya dirección de correo incluía el segundo apellido en vez del primero (last name) y otros a los que les ponían los dos apellidos como si se tratase de un apellido compuesto (de hecho, estoy actualmente en esa situación).

Luego me he dado cuenta de que en una compañía yanqui como la mía, casi todo el mundo se refiere a uno por el nombre de pila. Y me he dado cuenta también de que yo no lo había utilizado apenas hasta la edad de ¡veinticinco años! Uno tampoco puede luchar contra los elementos, pero es algo que no me gusta si lo pienso, porque da una sensación de falso igualitarismo. Me da muchísima rabia que el Consejero Delegado (en inglés CEO) que se levanta una millonada y parte de cuya estrategia para llevárselo, es quitártelo a ti, diga: «llamadme John».